61. Espérame.

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Dios mío. No, no, no… mil veces no. Veo el rostro de James y está igual que el mío; no tiene ningún tipo expresión alguna.

-Quédate aquí, iré a ver qué pasa –coloca una mano en su hombro y la remuevo enseguida. Salgo del auto y mis lágrimas salen tan rápido que es imposible detenerlas. ¿Qué ha pasado? ¿En qué momento? ¿Él se encuentra bien? Dejo a James detrás de mí y me acerco a un oficial, con la mano temblorosa alcanzo a tocar su hombro mientras trato de tranquilizarme un poco. Pero, la única verdad es que en este momento no lo lograré.

-¿Qué ha ocurrido? –le pregunto y su ceño se frunce.

-Los vecinos han escuchado gritos en la madrugada. Llamaron como en eso de las diez de la mañana para avisarnos que encontraron un cuerpo en una de las habitaciones de la planta alta –cubro mi boca con ambas manos y siento mis piernas flaquearse. James me sostiene por la cintura y lo agradezco infinitamente. Gracias a eso… puedo mantenerme de pie. El oficial me sostiene por mis antebrazos y llama a una de sus compañeras la cual me ayuda a sentarme en una de las ambulancias que están ahí. Otra mujer se acerca mí y me ofrece un poco de agua, apenas puedo tragar por el gran nudo en la garganta que siento en este preciso momento.

-¿Era algo tuyo? –me pregunta mientras sostiene una mano en mi hombro. James acaricia mi cabello pero sabe bien que es imposible hacerme sentir bien ahora.

-¿De quién habla usted? –apenas termino la oración. Aquellos médicos forenses que tienen un traje blanco salen cargando una camilla con alguien reposando en ella. Me pongo de pie y siento que me falta el aire. El brazo de aquella persona sale por el borde de esta y me doy cuenta de que tiene esa pulsera que tanto significa para mí. Me escabullo entre las cintas amarillas desesperada a punto de la desesperación. Varios oficiales se acercan a mí para tomarme por los brazos y detenerme. Mis lágrimas no dejan de salir y observo como guardan el cuerpo la cual estoy segura… es de mi mejor amigo. Caigo de rodillas y golpeo el suelo con mis puños cerrados. Dios mío… no me puede estar pasando esto. Varios reporteros comienzan a sacar fotos de repente y me doy cuenta que están autografiando a la única responsable de esto. Tienen a la mamá de Logan esposada y sus manos están detrás de su espalda. Ella fue, ella lo hizo… fue ella.

-¡¿Cómo pudo usted hacerle esto?! ¡Era su hijo!  ¡Su único hijo! –la señora solamente niega con la cabeza y después, limpia sus lágrimas.

-Esa cosa no puede ser mi hijo, nunca lo será –La suben a un auto y pierdo de vista aquel coche en menos de dos minutos. Ella… fue ella, ella me quito a la persona que más apreciaba en esta vida.

-Vamos a seguirlos Annie –apenas James termina de decirlo y ya estoy dentro del auto. No puedo hablar. No dejo de temblar y mi corazón está que quiere salirse de mi pecho. Veo por el rabillo del ojo como James me observa con nostalgia. Hunde su barbilla y respira profundamente.

La camioneta blanca se detiene en un hospital que seguramente es la morgue. Veo una vez más como lo bajan de la parte trasera y salgo disparada del auto sin siquiera esperar a James.

-¡Detente! –escucho que me grita por detrás y lo ignoro completamente. Entro con rapidez en el edificio y estoy caminando de un lado a otro. Mi maquillaje se ha corrido y realmente no tengo grandes deseos de lucir bien. Un vacío me invade el pecho. Me rehúso a pensar que Logan está muerto. Tan solo pensarlo me hace querer llorar hasta no poder más.

-Annie… por favor –James susurra bajito y está frente a mí, tomándome por los hombros. Su dedo pulgar trata de limpiar mis mejillas pero es algo en vano. Se terminan empapando de nuevo rápidamente.

I'm Just Like YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora