Capítulo 2: Complicado.
El ceño de James durante todas las siguientes clases me hacían sentir incomoda. Aparentemente él no quería trabajar conmigo. Ya era la hora del almuerzo y yo me encontraba con la bandeja en mis manos buscando algo de comida para mi estómago. A lo lejos noté a James discutiendo con una chica, muy bonita con cabello largo y piel blanca. Él extendía sus manos en signo de molestia, sin querer seguía viendo a aquella chica aparentemente gritándole. Él molesto se retiró de aquel lugar y salió hacia las bancas. Corrí con mi bandeja en mis manos tratando de alcanzarlo, él estaba sentado con sus manos en el cabello. Tímida decidí acercarme.
-¿James? –pregunté y el levantó la mirada.
-¿Qué quieres?
-¿Estás bien? Yo… te vi discutir con una chica.
-Eso a ti no te importa –se levantó-. Déjame solo.
-¡James espera! –Dejé mi bandeja en una mesita- ¿Te rompieron el corazón? –Él rio.
-No hagas esas preguntas estúpidas, nadie me rompe el corazón.
-Mmm, yo… Te noté algo alterado, decidí venir a ver que te pasaba.
-Gracias, pero no necesito tu compasión.
-Cualquier cosa que necesites yo estaré aquí, creo que me gustaría tenerte como un… no sé cómo, pero me gustaría –tomé su hombro-. ¿Me dejas?
-Niña, prefiero estar solo y… nosotros solo trabajaremos juntos por un tiempo, luego de eso haré como si no existes.
-¿Qué tal si te agrado en ese corto tiempo?
-No digas tonterías, siempre he estado solo no tienes por qué pensar eso.
-Bien… -susurré-. ¿Después de clases te gustaría ir a mi casa para avanzar con el proyecto?
-De acuerdo, estaría bien.
-Bueno… -volví a tomar mi bandeja-. ¿Puedo comer contigo?
-¿Tengo otra opción?
-Puedes correrme de aquí y…
-Solo come.
Obedecí y saque mi sándwich del empaque. Había pedido un pay de queso, soda de manzana y unos panditas. James miraba hacia otro lado, noté que él no tenía la bandeja de comida.
-¿Quieres el pay de queso? –el me miró-. De verdad, tómalo no hay problema.
-¿Segura?
-Sí –él lo tomó-. Espera, iré por un poco de soda.
Asintió y me levanté para entrar de nuevo a la cafetería e ir a traerle un poco se soda. La tomé y luego la misma chica con la que James discutía hace unos momentos me miraba fijamente. La ignoré y salí de nuevo para ver a James comiéndose aquel pay de queso. Se veía sumamente inofensivo, trataría de comportarme lo más comprensible y nada entrometida posible para agradarle, en serio quería agradarle.
-Aquí tienes –le entregué la botella de soda-. ¿Estaba rico?
-Del uno al diez lo califico con un… ocho –reí-. Gracias por la soda.