34. Todo empeoró.

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Llegamos a casa en los diez minutos más largos de toda mi vida. Se detuvo con una mano en el volante y otra en su frente, sin mirarme.

-Te quería contar algo que me dijo mamá hace unos días –Le dije, mientras que segundos después él me miró-. Pero no tiene caso que lo haga.

-No, no tiene caso.

Suspiré-. Hasta luego y gracias por traerme.

-Ya vete –Bajé la mirada.

-No quiero que estés así conmigo…

-¿Así como?

-Así, tan alejado.

-Entonces no me veas, no me hables y vete de aquí.

Apreté los labios, bajando la mirada para salir inmediatamente del auto y bajarme sin decirle ninguna palabra. Cerré la puerta y me despedí con la mano, lo cual el nada más  ignoró y luego hizo marcha al auto. Miré hacia mis zapatos, y entre a casa sin ninguna otra opción dejando mi pequeño bolso en el sofá. ¿Qué haría? ¿Encender la computadora? Oh… la foto que tenía que enviarle a mamá de James aún estaba pendiente. Tomé mi celular y le envié las que él tenía en su celular que nos habíamos tomado en mi cumpleaños, por nada del mundo se me iba a olvidar pasarlas a mi teléfono. Aquí era noche, por lo cual es probable que me respondiera el día de mañana. Es increíble como hace unos momentos despedía a Logan mientras le deseaba suerte en su cita, y ahora… es de noche y acabo de discutir con mi amargado.  Sin ganas de nada decidí prender mi computadora, quizás haya algo interesante por ahí o quizás me encuentre a James en Facebook ignorándome. Cómo si la mala suerte me acompañara, él estaba en línea y no me hablaba, creo que le pedía agua al desierto.

James-.

Media hora con su ventanita abierta y la maldita no me hablaba… ¿Acaso tenía que hablarle yo? No, eso jamás.

Una hora, dos horas… y ella seguía ahí. Suspiré profundamente y escribí:

“¿No piensas hablarme?”

Lo cual borré al instante sin enviarlo.

Annie-.

¡Estaba escribiendo! Y al final de cuentas, no envió absolutamente nada. Juraba que ya no tenía uñas, no me hablaba… estaba muy enfadado y… creo que entiendo el por qué perfectamente. Ya eran las once casi doce de la madrugada y Logan no me hablaba, no sabía nada de él.  Tomé mi teléfono y marqué aquel número que él había guardado un día en la universidad como “Mi sexy mejor amigo” él cual timbro varias veces y no contestaba. Quizás aún seguía con Matt.

Volví a la computadora y su ventanita seguía abierta, cuando él ni siquiera sabe que me muero porque me hable.

“¿Ya no estás molesto?” –Envié, con los nervios rodeándome el cuerpo.

James-.

“¿Ya no estas molesto?” –Vi escrito en su ventanita haciéndome sonreír sin razón. Abrí el mensaje para indicar que lo había visto y lo dejé ahí… abierto.  Minutos después volvió a sonar.

“Bien, gracias… realmente quería saber la hora. Hablamos otro día”

“¿Qué quieres?” –Dudaba si enviarlo, pero decidí hacerlo.

I'm Just Like YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora