-Hoy… ¿Vendrás a casa? –le pregunté, tratando de no recordar lo que pasó ayer después de clases. Me miró sin ninguna expresión en su rostro y comencé a sentirme realmente nerviosa, más de lo que yo ya estaba. Cada que hablaba con él sentía que mi voz no quería salir.
-Sí –dijo cortante, sonreí-. No me quedaré mucho tiempo.
-Sí quieres… puedes quedarte a cenar ¿Quisieras?
-No –lo miré, hundiendo mis cejas-. ¿Qué?
-¿Sigues molesto por lo que pasó ayer? –el apretó su mandíbula.
-Ese imbécil no debió haber intervenido.
-Solo trataba… -me interrumpió.
-Según tú ¿Qué trataba de hacer? ¿Protegerte? –soltó una pequeña risita burlona-. No me hagas reír, tú le gustas.
-¿Por qué insistes en eso?
-Porque es verdad.
-¿Tienes algún problema con eso? –Me crucé de brazos-. Suenas tan molesto cuando algo se trata de Logan.
Inmediatamente recordé lo que él me había dicho cuando estaba ebrio.
-No tengo problema con esto, no seas tonta –rodó los ojos-. Más vale que te vayas de aquí si no quieres que Elisa te vea.
-Yo sí que no tengo problema con eso.
-Bien, yo me largo de aquí. No quiero que en unos minutos estén estirándose el cabello.
¿Trataba de protegerme? Me levanté, apretando mis puños-. Bien, no me hables en todo el día para no causarte problemas –le dije molesta, mientras caminaba más rápido que él dejándolo detrás.
-
-Annie… -susurró Logan-. ¿Sigues molesta conmigo?
-No entiendo porque lo hiciste… -negué con la cabeza-. Enserio… no tenías que hacerlo.
-¿Cómo puedes decirme eso? ¡Te defendí de ese hombre sin sentimientos!
-Te equivocas –lo miré, desafiante-. Él los tiene, él… Dios, Logan. Tú sabes lo que siento hacia él.
-¿Y solo por eso dejarás que te trate como basura? –Apretó los labios-. Bien, no volveré a defenderte. Y sí después vienes conmigo llorando, no me digas que no te he advertido.
-No quiero pelear contigo… -susurré.
-Yo tampoco, pero era momento de ponerlo en su lugar ya que tú no te atreves a hacerlo.
-No tengo por qué…
-¡¿Qué no tienes por qué?! ¡No me hagas gritarte! ¿Cómo es que le permites todo?
-Logan, basta. Al final, yo seré la que salga lastimada, no tú.
-¿Me mandas a la mierda sin preocupación?