–Bien, a la cuenta de 3, 1...2...¡3¡ ¡Ah, maldición! ¡Una más!
–Bokuto-san, ya llevamos casi una hora jugando piedra, papel o tijeras porque usted no se resigna a su derrota.
–¡Es que no es posible! ¡Supuestamente es la primera vez que juegas y llevo perdiendo todas las veces! ¡Apuesto a que usas tus poderes demoníacos para ganar!– Le reproché haciendo un puchero con mis labios.
–No existen poderes demoníacos que ayuden a ganar el piedra, papel o tijeras. Además fue usted quién lo propuso para decidir quién duerme en la cama y quién duerme en el sofá.
–Es que no pensé que fueras tan bueno– Susurré con un mohín enfurruñado–. ¡Además que el sofá es muy helado!
–Entonces ¿qué le parece si dormimos los dos en la cama?
Hice una exclamación ahogada y levanté los brazos respaldando mi impacto.
–¡N-n-no podemos hacer eso!– Dije con un tartamudeo evidente mientras Akaashi solo me miraba confundido.
–¿Por qué no?– Me preguntó con auténtica curiosidad.
–Porque...pues...eso solo pueden hacerlo las personas que se quieren mucho– Le respondí completamente sonrojado aunque sabía que los pensamientos del otro no iban para nada con segundas intenciones–. ¡Ah, de acuerdo! Yo dormiré en el sofá ¡pero nuestro combate de piedra, papel y tijeras no termina aquí!
Él me miró con un rostro cansado mientras yo empezaba a acomodar algunas frazadas y almohadas en el sofá de la sala de estar pero, en el momento en que me iba a acostar, él se sentó encima de mi cama improvisada.
–¡¿Qué haces?! ¡Deja mi súper-cama-mil-veces-mejor-que-la-original!– Dije tratando de moverlo pero él me apartó con una de sus alas en tanto se empezaba a acomodar– ¡Hey, que los alazos no cuentan!
–Yo dormiré aquí– Lo miré sin entender– Ya se lo dije, nosotros no tenemos las mismas sensaciones humanas, por lo que tampoco siento frío. Además mañana tiene turno temprano en el hospital ¿no?
¿Le había contado que trabajaba de médico?
Recuerdo haberle dicho que tenía que ir al hospital en la mañana pero ¿era posible deducir tanto de eso?Él aprovechó mis momentos de reflexión para terminar de acomodarse en el sofá.
–¡Hey, que nuestra conversación no ha terminado!– Dije tratando de llamar su atención, sin resultados– ¡No seas mentiroso, tú me dijiste que los demonios no dormían! ¡Hey!
Y fui olímpicamente ignorado.
Después de un rato, me resigné y me puse a leer algunos libros de anatomía sentado en el suelo junto al sofá.
Cuando ya habían pasado algunas horas, me volteé a verlo, pero éste seguía con los ojos cerrados.¿Realmente se había dormido?
La curiosidad me ganó y me acerqué a su cara a verificarlo, pero nada.
O estaba dormido profundamente o me ignoraba demasiado bien.Mi vista se desvió a sus alas que reposaban encima de él como protegiéndolo de todo lo que lo rodeaba.
Alargué mi mano lentamente, con cuidado de que no despertara, hasta que llegué a esa extraña superficie.No eran suaves pero tampoco ásperas, me daban la imagen de una pesada manta con la que cargar a toda hora pero, a la vez, me daban ganas de ser abrazado por ellas.
Estaba tan embelesado por las nuevas sensaciones que cuando de repente sonó mi móvil, de la sorpresa, pasé a tirarlas un poco.
–Ay dios, ay dios, ay dios– Repetí nervioso sosteniendo con culpa una de las plumas negras que había pasado a arrancar.
Y producto del ruido, tanto mío como del celular, Akaashi empezó a abrir los ojos lentamente enfocándolos en mi mano, o más bien, la pluma que tenía en mi mano.
–A-a-accidente, te juro que yo no quería...– Él seguía observándome con su mirada penetrante– ¡Ay, dios! ¡Lo siento tanto! Si quieres tengo una pistola de silicona en mi habitación, la traeré y...y...– Le dije ya con lágrimas en los ojos.
–Bokuto-san ¿no va a contestar?
Del pánico se me había olvidado completamente que el móvil seguía sonando.
–¿Eh? Oh, tienes razón. Si, si, el móvil– Dije sonriéndole nervioso y confundido debido a su calmada reacción mientras contestaba la llamada–. ¿Hola? Ah ¿qué tal, Yukie?
Me pareció ver por el rabillo del ojo que Akaashi fruncía el ceño levemente, pero debió ser mi imaginación.
[–Nada de "¿qué tal?" se supone que hoy después del trabajo iríamos juntos a comprar el regalo de cumpleaños de Konoha para mañana, pero de repente te esfumaste].
–¡El regalo! Se me olvidó completamente– Dije con un aire decepcionado.
[–Dios, no tienes remedio]– Dijo con un suspiro–. [Yo pasé a comprarlo, así que solo asegúrate de llegar temprano mañana para tenerle listo el pastel].
–¡Oh Yukie, eres hermosa!– Exclamé alegremente y siendo sobresaltado por el ruido de Akaashi al levantarse del sofá.
[–¿Hola? ¿Bokuto, pasa algo?]
–¿Ah? No, no es nada jejeje. Y-yo me iré a dormir, Yukie. Buenas noches.
Y tras cortar el teléfono seguí a Akaashi, quien se había dirigido hasta mi habitación.
–¿A-Akaashi?
–Cambié de parecer– Dijo mientras se empezaba a acomodar en la cama–. Yo dormiré en la cama– Y tras eso, me dio la espalda y volvió a cerrar los ojos.
–¿Eh? ¡¿EH?!

ESTÁS LEYENDO
Bendita condena
FanfictionBokuto Kotarou y Akaashi Keiji estaban destinados a encontrarse, destinados a vivir un amor tan puro como el cielo y una endemoniada condena que los arrastraría al infierno. Los personajes son de exclusiva pertenencia a Haruichi Furudate-sensei. La...