–Así que eras tú– Me dijo con una tierna sonrisa.
–¿Lo sabías?– Me atreví a preguntar.
–Siempre tuve el presentimiento aunque no pensé que fuera un joven tan guapo– Respondió riendo haciendo brillar tenuemente sus ojos ámbar– ¿Puedo hacerte una pregunta?
–¿Cuál es?
–¿Por qué lloras?
Yo me toqué con suavidad la mejilla que, efectivamente, se encontraba mojada.
–No lo sé– Le dije con completa sinceridad.
Ella me miró por unos instantes y sonrió.
Era curioso ver la semejanza que tenía con su primogénito.–Antes de partir ¿puedo pedirte un favor?
–No es racional pedírselo a quién te lo quitó todo...
–Lo humanos nunca lo hemos sido– Dijo tomando mis manos con cariño– Cuídalo...
Sentí sus manos desvanecerse entre las mías junto a la radiante sonrisa que se perdería en la eternidad.
–Lo prometo.
~•~
Escuché el sonido de la puerta abrirse y salté desde mi asiento hasta el rubio que me miraba sobresaltado por mi repentino movimiento.
–¿Cómo está?– Le pregunté con preocupación mal disimulada mientras lo sacudía por los hombros.
–Pues por el momento está estable– Respondió haciendo que lo suelte y acomodándose los lentes.
Todos los de la habitación suspiraron con alivio, después de todo, temimos lo peor cuando Akaashi se había desmayado tras sus persistentes ataques de tos.
Yo agradecía profundamente la presencia de Tsukishima y Kuroo que habían llegado tras el llamado de ayuda que fue a hacer Hinata.–A todo esto ¿qué está haciendo el dúo raro aquí?– Preguntó el rubio con antipatía dirigiéndose a los dos que jugaban nerviosos con sus dedos sentados en el sofá del departamento– ¿Cómo encontraron el lugar donde estaba Akaashi-san?
–Kuroo-san nos lo dijo– Dijeron ambos a la vez apuntando al pelinegro que estaba en mitad de una maniobra de escape.
–Tetsurou– Pronunció el ángel de carácter demoníaco con enojo.
–¡Ah! ¡Cuervos traidores! E-espera angelito, puedo explicarlo– Dijo moviendo sus manos con desesperación mientras el de lentes se acercaba a él–.Pensé que sería bueno que conocieran a los humanos y ¡n-no es porque me hayan ofrecido una tarde libre contigo ni nada!
–¿P-puedo preguntarles algo?– Me atreví a interrumpir.
–¿De qué se trata?- Preguntó Tsukishima mientras asfixiaba a Kuroo con una almohada.
–¿Qué es lo que le está pasando a Akaashi? Ustedes lo saben ¿no es así?– Dije con una mirada de súplica que denotaba la gran ansiedad que me estaba carcomiendo.
Tanto los ángeles como el demonio se miraron entre ellos como debatiéndose por algo.
–"...y si no cumples con lo solicitado, tu cuerpo con el pasar de los días se irá convirtiendo en aquello que tanto amas y que se transformará en tu perdición..."– Recitó Hinata recibiendo una mirada severa de Tsukishima.
–¿Q-qué es eso? ¿Qué quiere decir?– Sentía como si a cada palabra que recibía me volvía más ignorante respecto a todo.
–Quiere decir que si Akaashi no cumple con la penitencia que el cielo le pidió, su cuerpo dejará de ser el de un ser sobrenatural y se transformará en el de un humano– Dijo el rubio con un suspiro cansino que contrastaba con su mirada de tristeza.
–P-pero entonces ¿por qué pareciera como si estuviera padeciendo una terrible enfermedad? No solo se está transformando en humano ¿verdad?– Sabía que aún me estaban escondiendo muchas cosas de las que no me daría por vencido en descubrir.
–Se está muriendo– Respondió Kuroo, obteniendo una mirada enfadada del rubio–. Él merece saberlo, ya está lo suficientemente involucrado con nosotros como para seguir escondiéndoselo.
Sentí mi mundo tambalearse tras su respuesta.
¿Se estaba muriendo?
¿Él también me dejaría como mi madre lo hizo?
Mi pulso empezó a aumentar y sentí un sudor frío correr por mi espalda.–Ese es el castigo...–Susurró Hinata–. Hicieron que la última etapa sea que se empiece a transformar en humano y ver como su cuerpo se va marchitando en el proceso.
Todos bajaron la mirada, al parecer, recordando cosas de las que yo no tenía conocimiento.
–P-pero hay una forma de evitarlo ¿no es cierto?– Dije ya con desesperación– Por favor, ustedes deben saberla...n-no quiero verlo morir de esta forma.
"No será por mucho"
Lo sabías, pero no me lo dijiste.
Estabas sufriendo, sin embargo, solo te dedicaste a seguir pretendiendo como si nada malo estuviera pasando.
Si hay una oportunidad, por pequeña que sea, la tomaré sin dudar...si eso me permite seguir disfrutando la calidez de tu presencia y el hermoso brillo de tus ojos.–Sólo existe una manera– Dijo Kageyama lentamente, sabiendo que estaba pisando terreno peligroso– Que es cumpliendo con la petición que le hizo el cielo a cambio.
–¿Cuál es? Díganmela, por favor. Si Akaashi no puede cumplirla yo lo haré– Dije completamente serio y determinado.
Ellos se quedaron en silencio por unos momentos que se me hicieron eternos hasta que el rubio, aún vacilando, tomó la palabra mirándome a los ojos.
–Es tu alma...la única forma de que Akaashi-san se salve, es entregando tu vida al cielo.
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Bendita condena
FanfictionBokuto Kotarou y Akaashi Keiji estaban destinados a encontrarse, destinados a vivir un amor tan puro como el cielo y una endemoniada condena que los arrastraría al infierno. Los personajes son de exclusiva pertenencia a Haruichi Furudate-sensei. La...