–...kuto-san...Bokuto-san...¡Bokuto-san!
Abrí los ojos de un sobresalto encontrándome de frente a unas orbes grisáceas que se conjugaban en una leve mirada de reproche.
–¿Akaa...shi?– Susurré con una ligera sensación amarga en la punta de mi lengua.
–Volvió a quedarse dormido sobre el escritorio, Bokuto-san– Le escuché decir mientras sentía el suave tacto de sus dedos sobre mis hombros.
Miré alrededor siendo consciente de que tenía razón y que me hallaba con la mitad del cuerpo sobre unos libros de anatomía en el escritorio. La noche parecía ya avanzada con una leve llovizna como único sonido exterior y el departamento lucía igual que siempre, como si esos días de agonía física y mental jamás hubieran sucedido. Las extrañas marcas ya no estaban en mi cuerpo, mi garganta ya no ardía tras haber repetido su nombre tantas veces y...esos ojos estaban de nuevo frente a mí, como si solo se hubiera tratado de un mal sueño.
–¿Bokuto-san?– Me llamó con un deje de preocupación– ¿Sucede algo?
Traté de soltar una negación con mi voz pero ésta simplemente se resistía a salir, al final, lo único que pude hacer fue un leve movimiento de cabeza que, por su mirada, noté que no lo había convencido del todo. Me dejé encaminar por sus manos puestas sobre mis brazos en dirección hasta el dormitorio, sin embargo en el momento en que me percaté que se marcharía dejándome ahí, permití que mi cuerpo reaccionara por su cuenta y lo atraje hacía mí en un fuerte abrazo.
–¿Bokuto-san?– Le escuché decir con aquella voz que tanto amaba escuchar cuando articulaba mi nombre.
–Quédate conmigo– Le dije estrechándolo más en mis brazos– No te apartes de mí, Akaashi...por favor...yo no te culpo de nada y estoy seguro de que mamá tampoco...– Sentí como su cuerpo empezaba a desaparecer poco a poco junto a su voz susurrando una disculpa que quedó grabada en mi memoria como lo último que pude escuchar salir de sus labios–. Podemos ir al parque de diversiones de nuevo, incluso subirnos a la montaña rusa que tanto te gustó, puedo comprar una cama más grande para evitar nuestros duelos de piedra, papel o tijeras, intentaré llegar más temprano del trabajo para estar más tiempo juntos, puedo...
Su figura se perdió entre mis brazos mientras dejaba que mis rodillas flaquearan cayendo en el frío suelo. Sentí mi corazón encogerse dentro de mi pecho al notar la oscuridad y el silencio que había adoptado el departamento.
–Por favor...– Fue todo lo que pude decir en tanto las caprichosas nubes de la inconsciencia volvían a jugar conmigo trayéndome de vuelta a la realidad.
******************************************
–¡Gracias al cielo, Bokuto!– Fue lo primero que escuché al abrir los ojos, esta vez, encontrándome con unos rojizos de aire preocupado– Realmente nos asustaste cuando te desmayaste de repente.
¿Desmayarme?
Nuevamente intenté adaptarme al ambiente en donde estaba, lo que en los últimos días sucedía con bastante frecuencia dados los constantes ciclos de sueño y realidad que se alternaban de repente. Esta vez me encontraba recostado en la cama de mi habitación con Yukie y Konoha junto a mí en una clara expresión de inquietud y preocupación.–Bokuto, puede que nosotros no seamos los mejores consejeros ni tampoco hagamos grandes cosas pero...somos tus amigos y, sea lo que sea que te esté pasando, puedes confiar en nosotros– Dijo el rubio enfatizando en las últimas palabras y dándome una mirada casi suplicante.
Me sentí conmover por su apoyo y me aproveché de que el dolor parecía haber menguado tras el breve descanso para poder hablar.
–Lo siento chicos, sé que no pude comunicarme con ustedes estos días...
–¿Días?– Dijo la pelirroja a modo de reproche–. Ha pasado un mes, Bokuto, y por si fuera poco cambiaste el picaporte de la puerta ¿tanto así querías evitarnos?
Yo la quedé mirando estupefacto tratando de hacer calzar el tiempo que había pensado que había pasado con el que ella decía que había transcurrido.
–E-eso no puede ser, estoy seguro de que a lo máximo han pasado 7 días y yo nunca cambiaría el picaporte de la puerta ¡ni siquiera sé hacerlo!– Le dije, arrepintiéndome segundos después por haber expuesto algo tan vergonzoso, sin embargo ellos parecían demasiado centrados en lo anterior como para darse cuenta.
–E-entonces ¿quién...?– Se atrevió a preguntar Konoha exponiendo nuestras dudas.
–Yo lo hice.
Nuestras miradas se posaron en la silueta apoyada en el marco de la puerta que nos observaba con cierto aire de resignación y un gesto que parecía decir "me arrepentiré de esto después". Lo primero que capté fueron sus oscuras alas, lo que hizo que una chispa de esperanza comenzara a quemar de nuevo dentro de mí, siendo mermada segundos después al reconocer el curioso peinado levantado y los ojos gatunos que ya había conocido con anterioridad. El segundo pensamiento terminó yendo directamente al primero: ¡las alas!
–¡Alas!– ¿Les he hablado alguna vez de mi problema de hablar en voz alta?
Los ojos de Yukie y Konoha quedaron estancados en la clara característica que le otorgaba lo sobrenatural al visitante, en tanto, sus rostros parecían congelados en una expresión de asombro.
–Lo mío nunca fue el ocultar cosas– Dijo Kuroo como si nada levantando los hombros– Además soy un demonio, las estupideces de los de arriba ya no tienen que ver conmigo.
–Madre mía, sabía que no debía quedarme viendo "Ángeles y Demonios" hasta la madrugada– Dijo Konoha con rostro aturdido y la palma de la mano en la cara.
–B-Bokuto ¿q-qué...?– Yukie se dedicaba a alternar la mirada entre el demonio y yo con expresión confundida.
–E-es una larga historia– Les dije con una sonrisa forzada.
Y vaya que lo era.

ESTÁS LEYENDO
Bendita condena
FanfictionBokuto Kotarou y Akaashi Keiji estaban destinados a encontrarse, destinados a vivir un amor tan puro como el cielo y una endemoniada condena que los arrastraría al infierno. Los personajes son de exclusiva pertenencia a Haruichi Furudate-sensei. La...