VI

2.9K 595 315
                                    

–¿Bokuto, quién es la persona atrás tuyo?– Me preguntó tratando de ver hacía tras mío mientras yo me movía para obstaculizarla.

–¿P-persona? ¿D-de qué hablas?– Dije tartamudeando y desviando la vista.

Ella sólo entrecerró los ojos y, de repente, dio un grito ahogado y apuntó a la ventana.

–¿Qué? ¿Qué pasó?– Pregunté mirando hacía todos lados.

Y fui vilmente engañado.
Antes de poder evitarlo, Yukie ya había sacado las cosas que había puesto encima de Akaashi, quién tenía la misma cara impasible de siempre pero...

–No están...– Fue lo único que dije, a lo que Akaashi me hizo un gesto disimulado con los dedos para que guardara silencio.

–Vaya, así que este era el motivo de que actuaras tan raro desde ayer– Ella me miró con una sonrisa insinuadora y, luego, se volteó hacía mi huésped con un rostro inocente–. Es un gusto conocerte, novio-secreto-de-Bokuto-kun.

Yo me sonrojé sin poderlo evitar.

–¡N-no es mi novio!– Grité pero los otros dos no me hicieron caso.

–El gusto es mío– Inclinó su cabeza Akaashi.

–¡Akaashi, por lo menos tienes que negarlo!- Exclamé con un puchero en mis labios.

–¿Akaashi? ¿Ese es su nombre?– Yo me tapé la boca instintivamente, a lo que Akaashi me miró con regaño.

–T-te equivocas...es...¿su nombre artístico?– Dije con una sonrisa nerviosa mientras Akaashi ponía la palma de su mano en la cara.

–Entiendo...– Dijo Yukie lentamente y, probablemente, malinterpretando las cosas pero, antes de poder encontrar una buena excusa al respecto, la puerta ya se había abierto nuevamente.

Konoha se quedó unos momentos en la puerta y luego suspiró.

–Haré como que no se olvidaron de prepararme mi fiesta sorpresa y volveré más tarde– Dijo con tristeza cerrando la puerta y siendo detenido por Yukie.

–Vamos, no te pongas melodramático, que esa ya es labor de Bokuto– Dijo tomándolo de la mano y haciendo que entre, ante mi cara de protesta–. Y hablando de él, a que no adivinas el secretito que nos tenía– Dijo lo último expandiendo sus brazos hacía Akaashi.

–Vaya– Dijo Konoha observándolo– ¿quién diría que si hubiera alguien en este mundo capaz de soportarte, Bokuto?

–¡Hey!– Protesté, aunque técnicamente él no es de este mundo.

–¿Lo vienes a visitar a menudo?– Preguntó Yukie con entusiasmo.

–En realidad, estamos viviendo juntos– Le respondió Akaashi como si nada.

Y todo quedó en silencio.

–¿¡QUÉ?!

–¡Bokuto, tú no deberías sorprenderte!– Me recriminó Yukie.

–Oh, lo siento, es que aún no me acostumbro– Dije rascándome la nuca nervioso.

–¿V-viviendo juntos? ¿Con esta persona?– Dijo Konoha completamente impactado y apuntándome con su dedo.

¿Debería tomar eso como un insulto?

–Oh dios, yo pensé que el único inmune a la comida de Bokuto era él mismo– Dijo Yukie con cara de pánico.

–Lo que pasa es que yo estoy cocinando– Dijo Akaashi tranquilamente.

–¿Estás seguro de querer quedarte a vivir con él? Es terco, caprichoso, desordenado...– Empezó a enumerar Konoha.

–No te olvides distraído y con problemas de bipolaridad– Agregó Yukie.

–¡Si sólo me vienen a insultar, no los dejaré entrar a mi departamento de nuevo!– Dije enfurruñado.

–Lo sé– Y todos lo miramos confundido, incluso yo.

¿Realmente sabía esas cosas de mí?

–¿Y-y no te molesta?– Preguntó Konoha perturbado ante su respuesta.

–Para nada– Respondió Akaashi levantando levemente la comisura de sus labios.

Lo sentí de nuevo.
Ese molesto palpitar.

De repente fui sujetado por los brazos y llevado a una esquina por Yukie y Konoha.

–Bokuto, ese hombre es oro puro, no sólo sabe cocinar y es guapo, sino que a pesar de conocer tus miles de defectos sigue estando contigo– Susurró Yukie.

–Hasta yo estoy de acuerdo con ella, no deberías desperdiciar esta oportunidad, hombre– Dijo Konoha dándome palmadas en la espalda.

–Aquí tienes– Dijo Yukie entregándome unos papeles que resultaron ser boletos para el parque de atracciones.

–¿Y esto?– Pregunté confundido.

–¿Qué esos no son mi regalo de cumpleaños?– Dijo Konoha sorprendido.

–Ay, nosotros podemos ir al parque de atracciones cuando queramos– Le dijo Yukie con una sonrisa que dejó callado al rubio–. Pero tú, Bokuto, tienes que aprovechar la oportunidad que te dio el cielo. Así que toma a ese hombre, has que se enamore perdidamente de ti y no lo dejes ir.

Y tras eso, tomó del brazo a Konoha para dirigirse a la puerta.
Yo alternaba mi mirada entre ellos y los boletos, aún confundido.
A la hora de despedirse de Akaashi, sólo sonrió y nos dijo que nos divirtiéramos mucho.

–Nos vemos mañana, Bokuto– Y cerró la puerta dejándonos solos de nuevo.

Tanto yo como mi huésped nos miramos confundidos.
Al final, miré nuevamente los boletos en mis manos y me dejé guiar por las emociones del momento.

–Dime, Akaashi ¿a los demonios les gustan los parques de atracciones?

Bendita condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora