–E-ese nombre...– Traté de articular con temor a la continuación de su historia mientras empezaba a atar los hilos que se me habían estado presentando.
–Por favor...le ruego que espere a que termine de hablar– Pidió sin mirarme a los ojos y con semblante serio.
Me quedé en silencio, haciéndole saber que estaba de acuerdo. Él me observó por el rabillo del ojo, tomó aire de nuevo y prosiguió.
~•~
La primera impresión que tuve sobre Bokuto Kirika no era distinta a la que había tenido acerca de otros humanos de los que me había encargado de llevar al otro mundo. Era una chica alegre, de eso no cabía duda, sin embargo sabía perfectamente que solo era cuestión de tiempo para que terminara igual que los demás.
De vez en cuando tenía el leve presentimiento de que sabía que la estaba observando, constantes miradas de reojo fueron aumentando esa sospecha, llegando a su punto culminante en los días que lanzaba palabras al aire con su típica sonrisa, ya sea sabiendo que había alguien escuchándolas o no.
No me di cuenta cuando se volvió rutinario escuchar sus extravagantes historias o el responderle de vez en cuando a sabiendas de que no podía oírme.
–Hoy leí una historia muy linda en la escuela que hablaba de ángeles guardianes y me acordé de ti.
Di un respingo en el umbral de la ventana en donde estaba sentado viéndola leer uno de sus tantos libros de cuentos, después de todo, se suponía que no debería saber nada acerca de lo relacionado a mi procedencia.
–Mamá siempre me dice que estoy loca por decir cosas como esa, pero yo no lo creo– Bajé la mirada al recordar los problemas familiares que tenía la inocente niña a mi lado que con cada parpadeo parecía hacerse cada vez más adulta–. Ángel-san, el otro día conocí a un chico muy guapo...tenía los ojos ámbar y una hermosa sonrisa, aunque era algo torpe, puesto que cuando intercambiamos miradas no se dio cuenta del poste en frente suyo y terminó chocando con el.
Disimulé una pequeña risa en mis labios al imaginarme la curiosa escena.
–Y lo más extraño de todo es que cuando me acerqué a ayudarlo, lo único que dijo fue "Ahora veo que es verdad lo que dicen, que cuando uno se golpea muy fuerte podrá ver estrellas"– Agregó cruzando los labios con un rostro confundido.
Sonreí sin poder evitarlo dejándome absorber por aquella aura de inocente felicidad que estaba empezando a comprender poco a poco.
Fue con ella cuando escuché por segunda vez la palabra "Amor".
Así era como lo había llamado cuando volvía a casa con esa gran sonrisa imposible de ocultar y también cuando lloraba maldiciendo a la cruel realidad que le impedía permanecer a su lado.–Sabes Ángel-san, hoy será el último día en que podré verlo, él me dijo que no le importaba ir contra a su familia si podía estar conmigo...pero yo no puedo hacerle eso...no puedo darle un prestigioso futuro en el extranjero, ni tampoco ser una elegante prometida que pueda mostrar frente a todos...no se lo diré– Dijo sin poder aguantar las lágrimas en los ojos mientras se sujetaba con aprensión su vientre.
No lo entendía.
Al principio pensaba que el amor se asociaba a alegría y calidez, pero al parecer también lo era a dolor y sufrimiento.La observé despedirse con una gran sonrisa del hombre al que tanto decía querer aún cuando su voz quebrada amenazaba con delatarla.
La seguí cuando, tras el paso de los meses, su familia le dio la espalda en sus momentos más difíciles pero ella, aún así, sonrió y se agachó frente a ellos agradeciéndoles por todo.La impresión que fui teniendo de Bokuto Kirika se fue deformando, pasando de ser la de una mortal cualquiera a la viva imagen de algo brillante y puro.
Una radiante luz que ningún obstáculo logró apagar.–Dime Ángel-san, el otro día estuve pensando en un nombre para mi bebé y pues...¿qué te parece...?
"Kotarou" dije para mí viendo con añoranza la deslumbrante esfera que destacaba entre lo celeste del cielo.
–Kotarou será perfecto– Dijo mirando el mismo paisaje que yo.
Sonreí al empezar a soñar con el futuro del pequeño "Gran hijo de la luz" que estaba por nacer.
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Bendita condena
FanfictionBokuto Kotarou y Akaashi Keiji estaban destinados a encontrarse, destinados a vivir un amor tan puro como el cielo y una endemoniada condena que los arrastraría al infierno. Los personajes son de exclusiva pertenencia a Haruichi Furudate-sensei. La...