Estaba en un lugar de completa oscuridad, me costaba respirar y sentía el cuerpo pesado. Cuando intenté levantarme noté como algo me retenía por la espalda.
Al voltear, vi unas grandes y hermosas alas blancas que se encontraban vilmente encadenadas.Este cuerpo no es mío.
¿Dónde estoy?De repente entró un pequeño has de luz a la habitación, seguido de una imponente figura que aguardaba en la entrada.
–Es la hora.
Sentí como las cadenas se soltaban y caía estrepitosamente contra el suelo. Unos brazos que no conocía me levantaron y empezaron a encaminarme hacía la puerta abierta.
Era un paisaje sobrecogedor.
Al contrario de donde estaba antes, este irradiaba luminosidad y pureza. Definitivamente no se parecía a ningún lugar que hubiera visto antes, ni siquiera en libros o películas.
"Fuera de los límites de los humanos" parecía decir con cada rincón en el que posaba la vista.Me llevaban a rastras por un enorme pasillo que no parecía tener ningún límite hacía arriba. Por el rabillo del ojo pude notar una gran aglomeración de personas aladas que me miraban con una mezcla de enojo y pena.
Mi mirada se detuvo en un grupo de ángeles en particular que me miraban con gran tristeza y preocupación. Había un pequeño pelirrojo al borde del llanto, tratando de ser consolado burdamente por un azabache que tampoco se encontraba en mejores condiciones, junto a ellos estaba un joven de cabellos platinados que me veía con aflicción con otro, un tanto más alto y de tez más morena, que bajaba la mirada.
Me pareció ver un rostro conocido que no se atrevía a darme la cara mientras lloraba y repetía con desesperación "Perdóname".
Hinata Shoyo, Kageyama Tobio, Sugawara Koushi, Sawamura Daichi y Tsukishima Kei.¿Cómo era posible que conociera el nombre de todos siendo que a la mayoría no los conocía?
De repente, fui lanzado con fuerza hacía el suelo del lugar. Al levantar la mirada vi una figura que denotaba tanta autoridad que incluso me costaba verla de frente.
–Akaashi Keiji, doy tu juicio por comenzado.
El paisaje comenzó a distorsionarse y me vi a mí mismo de 4 años sollozando en el jardín de mi antigua casa. Unos pasos vinieron corriendo desde dentro dejando ver una silueta familiar.
Sentí mi pecho contraerse al ver nuevamente a mi madre tan joven y con el radiante rostro que siempre tenía. Ella se encargaba de consolarme con una amplia variedad de gestos que hacía frecuentemente para hacerme reír.
Me pareció ver a lo lejos una silueta en la que nunca antes había reparado en mis recuerdos.
Con una sensación de inseguridad y a pasos lentos fui acercándome a ella.
No se encontraba apoyada en el muro como había pensado en un principio, ni siquiera estaba tocando el suelo. No lo necesitaba, después de todo, unas grandes y deslumbrantes alas blancas bailaban en su espalda.Estaba sonriendo.
Era una sonrisa que yo había visto antes.¿Qué estás haciendo en mis recuerdos...
Akaashi?*****************************************
Me desperté sobresaltado y tratando de normalizar mi pulso. No era la primera vez que tenía esa clase de sueños, sin embargo, no podía evitar alterarme después de sentir las emociones tan vívidamente.
Una vez más calmado desvié la mirada hacía mis alrededores encontrándolos vacíos.
Un sonido en la cocina me dio a entender que ya era de mañana y que cierta persona ya preparaba el desayuno.
Un leve vistazo al reloj de mi velador confirmó mis sospechas.Mi vista se posó por unos momentos en la pequeña figura de un ángel sonriendo encima de una nube que había comprado en el parque de atracciones y que, hasta el día de hoy, no había tenido la oportunidad de entregárselo a quién había deseado.
Ni siquiera sabía el porqué de repente me había visto en la necesidad de comprarlo, simplemente lo vi y la paz en el rostro de la figura me había recordado mucho a sus expresiones en la montaña rusa.
Era irónico, al fin y al cabo, se trataba de un demonio...o eso había pensado hasta ahora.Me levanté un tanto tambaleante después de aquellos extraños sueños y caminé hasta la cocina. Él me sonrió levemente y me puso algunos platos en la mesa como hacía todas las mañanas desde que llegó.
Sus ojos, sus gestos, su voz, las sonrisas que me daba.
–¿Desde cuándo?– Salió de mis labios.
Él me miró sin entender pero, al ver que tenía un rostro serio, se sentó frente a mí para prestar más atención.
–¿De qué habla, Bokuto-san?
–Entiendo que no puedas entregarme tanta información sin nada a cambio, pero ya no puedo seguir siendo ignorante a todo– Dije apretando los puños.
Él mantenía su rostro inexpresivo pero los leves movimientos de sus dedos me dieron a conocer el nerviosismo que realmente estaba sintiendo.
–¿Qué es lo que quieres saber?– Terminó por decirme, al igual que la primera vez que nos sentamos a conversar de esta manera.
Yo desvié la mirada a las oscuras alas que adornaban su espalda y que contrastaban con las níveas de mis sueños.
Nos llevábamos conociendo poco más de un mes, pero sentía como si hubieran pasado años. Cada vez que empezaba a pensar que conocía más de él, se alejaba más pasos de mí, dejándome atrás nuevamente.
Pero esta vez, definitivamente, lo alcanzaría.–¿Desde cuando me conoces realmente?– Pronuncié de forma lenta, sopesando cada una de mis palabras– Y ¿por qué no me dijiste que en realidad eras un ángel?
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Bendita condena
FanfictionBokuto Kotarou y Akaashi Keiji estaban destinados a encontrarse, destinados a vivir un amor tan puro como el cielo y una endemoniada condena que los arrastraría al infierno. Los personajes son de exclusiva pertenencia a Haruichi Furudate-sensei. La...