Era un día como cualquier otro en La Orilla Del Dragón, la nueva base de los Jinetes.
Astrid había salido muy temprano a hacer sus típicos recorridos con su dragón, Tormenta.
Brutacio y Bruthilda se encontraban dormidos, sin mencionar que su dragón, Eructo y Guacara les seguían los pasos.
Patapez estaba analizando el Ojo del Dragón para encontrar nuevos datos interesantes que le ayudarán a enriquecer su cabeza.
-¿Cuántas veces no he visto lo mismo? ¿Tú lo sabes, nena?
Decía al mismo tiempo que acariciaba a su dragón, Albondiga, y le daba rocas como almuerzo viendo como la pequeña dragoncilla meneaba su cuerpo de alegría, el chico le entregó la cubeta a su dragón.
-Listo, nena, aún tengo que seguir intentando, no tardaré...
El chico sonrió y continuó moviendo los cristales del Ojo del Dragón.En otra casa, se encontraba un chico quien diseñaba nuevas aletas traseras para su dragón.
-Oye, Chimuelo, ¿No te parece extraño tener tanto tiempo libre?
Miró al dragón quien se encontraba acostado en su roca y le miraba inclinando un poco la cabeza mientras hacia sonidos parecidos a un ronroneo.
-Digo, no se han reportado problemas en Berk y tampoco se han escuchado hablar de los cazadores de Dragones...
Termina la aleta y la cuelga en su pared, donde tiene cientos de ellas de diferentes colores.
-Listo, al menos tú si puedes lucir diferente...
Hipo se acercó a Chimuelo y acaricio su cabeza con ternura, rascando debajo de su mentón.
-Vamos, amigo, hay que entrenar maniobras de vuelo...
El chico salió estirando su cuerpo y mirando hacia el mar para después suspirar; Chimuelo se acercó por detrás y le dio un ligero empujón con su hocico a Hipo quien giró y lo acaricio nuevamente mientras revisaba que todo estuviera en orden con la silla y lo demás.
-¿Listo, Chimuelo?
-¿A dónde van tan temprano?
Decía la chica rubia, acercándose a ellos con su dragón caminando lentamente por detrás.
-Astrid, veo que ya regresaron...
-Si, esto es algo que nos encanta, ¿Cierto, Tormenta?
-¡Hipo!
Ese grito alertó a todos y vieron correr a Patapez hacia ellos, de una manera rápida y veloz, tan veloz que en menos de dos minutos ya se encontraba frente a ellos, respirando muy agitadamente.
-¿Qué ocurre, Patapez? ¿Todo en orden?
-No... El Ojo... del Dragón...
-¡¿Qué?! ¡¿Qué le ocurrió al Ojo del Dragón?!
-Reveló una nueva isla... Algo lejos de aquí...
-¿Más allá de las islas que ya hemos investigado?
Patapez asintió y cayó al suelo rendido por el cansancio. Astrid miro a Hipo con una ceja arriba.
-¿Todo ese alboroto por una isla?
-Bueno, ya conoces a Patapez, le emociona mucho esta clase de cosas...
-¿Alguien dijo Isla?
-Porque nos apuntamos, ¿Verdad, Gallina?
Poco a poco aparecieron los gemelos, Brutacio cargando a su Gallina, seguidos por su dragón quien arrastraba una de sus cabezas debido a que estaba dormida. Astrid los miro.
-¿Qué ustedes no estaban dormidos?
-Tú lo has dicho, "estaban", pero ya no, ¿Cierto, hermano?
-Muy cierto, hermana, todo gracias a Patapez que gritaba como cuando a un Yak se le atora un pedazo de... de... de algo en la garganta...
Todos lo miraron con cara de incomprendidos, incluyendo a su hermana, la Gallina cacareo.
-Tú siempre me apoyas Gallina...
Brutacio la abrazo con ternura. Hipo y Patapez, finalmente de pie, volvieron a lo primero.
-Patapez, dijiste lo de la isla porque quieres ir a explorarla, ¿Cierto?
-Si, si, si...
-Mmm... No lo se... Tal vez no haya nada ahí...
-Pero y si te equivocas, que tal si encontramos otro cristal para el Ojo del Dragón, o que tal si hay cosas útiles o si encontramos a un dragón nuevo, ¿No sería increíble?
Decía el chico muy emocionado. Hipo miro a Astrid y ambos sonrieron. Brutacio se dio cuenta pero no entendió porque lo hicieron.
-¡Oigan! ¿Porqué sonríen? ¿Están planeando algo?
-Tal vez sean cosas divertidamente peligrosas o no, hermano...
-Tal vez... Veamos que dice la Gallina...
Los gemelos miraron a la Gallina quien los miraba igual y sin hacer nada más que mirarlos. Hipo sacudió un poco la cabeza y miro a Patapez y después a Astrid.
-Bien, iremos a esa isla, preparen a sus dragones y nos vemos en la orilla del mar...
Patapez salió corriendo feliz rumbo a su casa, Astrid montó a Tormenta y volaron a casa.
Chimuelo miro a los gemelos y después sacudió la cabeza mientras los miraba fastidiado.
-Vamos, amigo, no les prestes atención...
Hipo subió a su dragón y miro a los gemelos nuevamente.
-Oigan, ¿Podrían despertar a Patán? Diganle lo de la isla...
-Si, no interrumpas...
-Está bien, no tarden mucho...
Chimuelo salió volando hacia la orilla y en eso llega Patán seguido de Colmillo, su dragón, quien parece malhumorado.
-¿Dónde están todos?
La Gallina cacareo nuevamente al ver a Patán. Bruthilda suspiro y se adelantó a preparar al dragón.
-¡¿A dónde vas?! Hipo dijo que despertaramos al retrasado de Patán... Siempre nos dejan solos Gallina, lo bueno es que sólo te necesito a tí...
Brutacio la acaricio y al girar se topó con un molesto Patán.
-Iba a despertarte, Patán, ¿Porqué te despiertas sin mi? ¡Ya ves, Gallina! Te tardaste mucho en responder...
-¿A quién llamas retrasado?
-En fin, prepara a Colmillo que nos vamos de excursión...
-No gracias, no pienso acompañarlos en más de sus búsquedas inútiles...
Brutacio levantó una ceja y camino hacia su dragón, montandolo con su Gallina. Bruthilda miro a Patán mientras montaba el dragón.
-Entonces te quedarás aquí y protegeras la base de los Cazadores de Dragones...
-Si, y no te preocupes que si te matan nosotros llevaremos tu cuerpo hacia Berk, ¿Cierto, hermana?
-Así es, hermano...
-Será una lástima lo que pase con Colmillo...
Ambos se marcharon dejando un Patán blanco de miedo.En la orilla todos ya estaban ahí y partieron sin contra tiempos.
-¡Esperenme!
Patán los alcanzó a última hora, todos lo miraron y Astrid rió.
-¿Qué pasó, Patán? No que no vendrías...
-¿Y dejarles toda la acción a ustedes? Claro que no, aparte necesitarán de nosotros cuando se metan en problemas y Patán los rescate...
-Si, debió ser eso...
Todos volaron en silencio mirando a todos lados, Patapez se guiaba con el mapa que logró trazar. Bruthilda y Brutacio comenzaban a pelear entre ellos por ver que cabeza iba más adelante.Finalmente lograron llegar y aterrizaron para que los dragones descansarán del largo viaje.
-No puedo creerlo, ¡Llegamos! ¡Llegamos! Es increíble...
Patapez se emocionó tanto que comenzó a brincotear por todos lados, Hipo sonrió al ver su emoción y se recargo un poco en Chimuelo.
-Tranquilo, Patapez, bien, hora de formar grupos de vuelo...
-¿Qué? ¿Porqué siempre tenemos que separarnos cuando llegamos a lugares nuevos?
-Porque así se puede explorar más terreno, Patán...
-Pues yo digo que está vez estemos juntos...
-Patán, sabes...
-Hipo, por mucho que me moleste, creo que Patán tiene razón...
Todos miraron a Astrid con sorpresa, sin poder creer lo que dijo. Hipo soltó un suspiro y monto a Chimuelo.
-Es que, no sabemos lo que hay aquí, que tal si encontramos dragones peligrosos...
-Está bien, vamos entonces y no perdamos más tiempo...
Chimuelo salió volando, Bruthilda y Brutacio estaban tan distraídos peleando que no habían escuchado nada de la conversación y ya se encontraban siguiendo a Hipo. Patapez montó a Albondiga y fue tras ellos; Patán se acercó a Astrid.
-Astrid, no tienes que fingir más...
-Patán, no es el momento para tus tonterías...
Astrid salió volando siendo seguida por Patán quien no paraba de hablar sobre lo increíble que era y que era buena opción para ella.
-Patán, podrías dejar de...
-Hipo...
Todos se detuvieron mirando a Patapez y a Albondiga que se veía emocionada mirando hacia abajo y a todos lados.
-Patapez, creo que algo le ocurre a tu dragón...
-¿Qué ocurre, nena?
Albondiga salió volando a toda velocidad por los árboles, siendo seguida por todos los demás que llamaban a Patapez pero que aún así no se detenía.
-Albondiga, detente, ¿A dónde vas? Oye, nena...Albondiga se detuvo al aterrizar en una especie de risco, tiro a su jinete y salió corriendo hacia la orilla rocosa.
-¡Albondiga!
Los demás llegaron y de la misma forma, en cuanto bajaron de los dragones estos salieron corriendo siguiendo a Albondiga.
-¡Chimuelo!
-¡Tormenta!
-¡Colmillo! ¿A dónde vas?
-¡Eructo, Guacara!
-¡Vuelvan aquí cabezas de carnero!
Los chicos corrieron tras ellos y los vieron en la orilla del risco mirando al suelo. Patapez se acercó para ver que ocurría mientras los demás llamaban a sus dragones y estos se acercaban, todos menos Albondiga.
-¿Qué encontraste, nena?
Patapez se sorprendió bastante y llamó a los demás quienes se acercaron dejando a sus dragones detrás, miraron al suelo.
-¿Eso es...?
-Un huevo de Dragón...
-¿Porqué está aquí sólo?
Patapez se acercó al huevo y lo acarició con cuidado, después inspeccionó el nido improvisado en el que estaba.
-Patapez, ¿Qué dices?
-Es la primera vez que veo un huevo de dragón como este...
-¿Los huevos no están siempre con su madre?
-Eso es cierto, Astrid, pero este caso es diferente, las madres no abandonan a sus huevos por nada... a no ser...
-Cazadores...
-Espera, espera, ¿Están diciendo que la madre de este huevo fue capturada?
-Eso tememos, Patán...
-Hipo, pero si eso es verdad, no sobrevivirá sólo con esta especie de nido, tenemos que hacer algo...
-¿Y qué tiene que ver el nido?
-Es un nido pensado, las rocas son colocadas a su alrededor para que el huevo sienta que tiene otros y optimize su desarrollo, aparte que las hierbas ayudan a mantener un poco el calor...
-Patapez, entiendo tu preocupación, pero si nos equivocamos, la madre lo buscará y no estará nada feliz...
-Pero, Hipo...
-Escucha Patapez, regresaremos mañana para ver como sigue y si no han vuelto por el, entonces tomaremos cartas en el asunto...
Todos caminaron hacia los dragones y los montaron para salir volando. Patapez miro a Albondiga y acaricio su cabeza.
-Bien hecho, nena, pero ya escuchamos a Hipo, no podemos quedarnoslo...
Albondiga se puso triste y agachó las orejas, mirando al huevo.
-También lo sabes, ¿Cierto?
-¡¿Vienes, Patapez?!
Le gritó Hipo desde el cielo mientras lo miraba y se iba a seguir a los otros.
-Está bien, nena, vamos...
Patapez monto a Albondiga quien comenzó a volar sin ninguna gana hacia el grupo; Exploraron la isla, sin encontrar nada pero dandole el visto bueno y regresando a la Orilla del Dragón.
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Como Entrenar a tu Dragon: El Séptimo Jinete
FanfictionLos Dragones nuevos son algo que emocionan a los Jinetes de Dragones, para ser más exactos, a Hipo y sus amigos. Aunque saben que descubrir especies nuevas trae problemas, NUNCA le darán la espalda a un Dragón por muy malvado que este sea. Esta hi...