Capítulo #24 "El regreso"

2.2K 182 4
                                    

En la cabaña de Mala.
-Siento que ya es hora...
-Entiendo lo que dices My, pero Hipo pidió que las protegieramos, me temo que aún no pueden irse de aqui...
-¿A quién le importa lo que Hipo dijo? ¡¿Eh?! ¡A mi no!
-A juzgar por el collar que todavía cuelga de tu cuello...
My tomó el collar por instinto, lo apretó ante la seria mirada de Mala, siempre protegida por Throk, hizo el ademán de querer arrancarlo, deteniendose con la mirada triste. Mala suspiro y sonrió de una manera maternal.
-Ya ha pasado un año...
-Lo se, pero incluso en este largo lapso, él nunca dejó de preocuparse por ustedes...
Mala extendió en su mesa, de manera que My pudiera leerla, una carta enviada hace seis días por el castaño, donde explicaba lo sucedido y pedía que siguieran protegiendolas.
My no podía creer lo que leía, sus ojos se humedecieron pero la sonrisa de Mala se borró al ver que aún quedaba rencor en ella.
-Una carta, ¿Es todo?
-Ahí explica la razón por la que no puede venir por ahora...
-Si, también lo leí...
La chica comenzó a caminar hacia la salida, lo que provocó que Mala se pusiera de pie con el ceño fruncido. My se detuvo al escuchar como la nombraba pero no volteó ni le dio la cara.
-Tienes que elegir, o lo amas, o lo odias, si te quedas en medio nada mejorará para ninguno...
Finalmente la chica salió a lo que Mala tomó asiento nuevamente, recargo su cabeza en una mano mientras miraba a la nada un tanto sería. Throk la miró preocupado en lo que le servía un vaso con agua.
-Mi reina, ¿Se encuentra bien?
-Si, sólo que me siento como una madre ahora...
-¿Le preocupa la chica?
-Ambos me preocupan...
Lo que ella no sabía, era que todo empeorará conforme una silueta sobre vuela los mares rápidamente, en su dirección.
Inconforme con la orden establecida por la Reina del lugar, My atraviesa los confusos senderos hacia su cabaña, sus pasos eran firmes llenos de coraje, aunque llegando a un punto, se relajó, al fin de cuentas el coraje no valía la pena, pues ella hará lo que quiere y punto. Cuando finalmente llegó a la dichosa cabaña, la que ella describía cariñosamente como la jaula personalizada, preparó sus cosas, enserio se iría y no sería como la última vez, si Viggo quiere atacarlas, se llevará la desagradable sorpresa de que ya pueden defenderse muy bien. Ahora lo único que tiene que hacer es esperar a que Nubosa regrese de su paseo cotidiano, nunca sabía que era lo que hacia cuando no la veía.
Una silueta aterrizó en medio de la tribu, el Erupciodón convivía con las personas y le tocó presenciar la llegada de tan misteriosa figura; Mala se acercó para recibirlos, eran dos, un dragón blanco parecido a un Furia Nocturna Albino y un extraño chico vestido con una capa que lo cubría desde el rostro hasta las muñecas.
Los guardianes de la Reina se posicionaron y los rodearon lo antes posible, no querían sorpresas de parte de los nuevos, el brazo de Mala los detuvo con un ademán casi marcial y sin dejar de mirar a los extraños, sonrió, acto que sorprendió a todos los presentes.
-Mi reina, ¿Quiere que me encargué personalmente de...?
-Tranquilo Throk, no será necesario, ¿Cierto, Hipo?
-Claro que no...
El chico mostró su rostro y afortunadamente era Hipo y el dragón, por obvias razones, era Chimuelo quien sacudió su cuerpo mientras polvo blanco se esparcia a su alrededor y le provocaban estornudos tiernos. Hipo sonrió y miró a Mala, los guardianes se marcharon aliviados y Throk, como siempre, se quedó con la reina, también aliviado.
-Bien, ya que todo está aclarado, me temo que nos debes una explicación...
-Sólo es precaución, logramos derrotar a Viggo después de incontables batallas, pero escapó y se que volverá...
-Entiendo, ¿Todos están bien?
-Agotados, pero bien, la Orilla está semi destruida... Yo sólo...
-Lo se, querías verla...
-¿Cree que hago mal? Siento que no cumplo con ninguna de las dos partes, ella y mis amigos...
-Hipo Abadejo, no te cuestiones, haces un excelente trabajo, siempre ha sido así, proteges a tus amigos y te preocupas por tu pareja, no puedes cumplir más...
-Gracias, Mala...
-Bueno, ve ya, te extraña mucho...
-¿Me dejará ir sólo?
-Por supuesto, así como la última vez, es una ocasión especial...
Hipo sonrió y volvió a cubrirse el rostro para después correr hacia Chimuelo, volando por encima de las copas de los árboles. Ambos intentaban encontrar la dichosa cabaña, pero la suerte no estaba de su lado está vez, no se lograba ver nada de nada, sólo bosque.
-Debo reconocer que Mala sabe como hacer las cosas y yo que creí que sería más fácil de esta manera... Vamos amigo...
Aterrizaron en una parte del bosque, todo estaba tranquilo, sus respiraciones y los pasos que daban era lo único que se escuchaba; Conforme avanzaban, el ambiente se sentía más y más tenso, Chimuelo lo decía todo, algo no estaba bien y ahora Hipo lo sabía también.
-¿Que ocurre amigo?
Chimuelo estaba inquieto, empujaba a su jinete en señal de querer marcharse pero el castaño sólo lo tranquilizaba y continuaba avanzando, ¿Será que corren peligro?
Frente a ellos, un hermoso dragón emplumado adulto de color blanco y morado, frotaba su cuerpo contra un árbol, Chimuelo reconoció ese acto por lo que insistió en marcharse, esta vez, jalando la ropa de su amigo. Hipo estuvo de acuerdo, aunque no estaba del todo convencido ya que ese dragón le recordaba a alguien; Sus pasos de retirada hicieron ruido que llamo la atención del  dragón, quien los miró (Imagen) y enseguida se puso a la defensiva.
Al dragón darse vuelta, ambos lo reconocen, la piedra preciosa en su frente la delató, Nubosa.
-Nubosa, ¿Nos recuerdas? Somos nosotros, tus amigos...
Chimuelo se puso tan contento que comenzó a brincotear hacia ella, Hipo intento detenerlo pero fue tarde; Nubosa no los reconoció e intento alejarlos de su territorio, el cual marca todos los días sin falta. Al ser rechazado, Chimuelo hizo un leve sonido parecido al llanto y continuó acercándose, Hipo corrió para montarlo e, inmediatamente después, jalarlo hacia atrás, evitando que fuera mordido por la dragón.
-Vámonos amigo, encontremos a My para que la calme...
-Grr... :c
-Lo se, pero no te reconoce, ¡Vamos, vamos, amigo!
Chimuelo alzó el vuelo, evitando un ataque mortal de la hembra, al ver su gran fallo, Nubosa abrió las alas y aleteo, siendo un gran indicio para que los chicos volarán a gran velocidad, escapando de ella.
-¡Nubosa! ¡Somos nosotros! ¡Tranquila!
Los chicos volaban a través del espeso bosque, en un instante, creyeron que la habían perdido, lo  que no sabían era que ella conoce mejor el terreno y gracias a eso, logró alcanzarlos tomando atajos escurridizos. Era una carrera a gran velocidad, no podían perderla y fue ahí donde Hipo reconoció el esfuerzo de su entrenamiento, un cambio muy notorio si van al pasado.
En actos desesperados, y para evitar ser atacados, Chimuelo giraba mientras lanzaba plasma hacia la dragón, todo con tal de perderla; Nubosa tenía un tiro perfecto, endurecia y esquivaba todos los ataques del Furia Nocturna, eso la molestaba aún más. Hipo olvido por completo que ella podía hacer eso y no faltaba mucho antes de que Chimuelo perdiera la paciencia o se agotara.
-Vamos amigo... ¡Ahí! ¡Ahí está!
Sin quererlo ni pensarlo, entre tanta persecución Nubosa los guió a la cabaña donde My aguardaba todavía. Al intentar detenerlos, fue demasiado tarde, lograron aterrizar frente a la cabaña e Hipo llamó a la chica; Nubosa quería hacer el último ataque antes de que su jinete la detuviera. My apareció y gritó a la misma vez que su dragón disparaba contra ellos.
-¡Nubosa!
Chimuelo tomó a Hipo por la ropa y lo protegió debajo de su cuerpo al mismo tiempo que se protegía con una de sus alas.
My vio la escena en cámara lenta, el disparo de su dragón, la acción de Chimuelo, la mirada de Hipo, y de un instante a otro, todo volvió a ser rápido con un final que levantó una estela de restos del ataque de Nubosa.
La chica agitaba la mano para esparcir el extraño exceso que flotaba por el aire, nada se podía ver y eso le desesperaba, para su suerte, no duró demasiado y el resultado se reveló. Era una especie de cúpula gigante, dentro de ella, los chicos estaban más que asombrados y el cuerpo de Nubosa se desplomó al suelo en un estado de agotamiento.
-¿Que te he dicho sobre usar ese ataque? Sabes bien cómo terminas después... Y tú...
La chica camino hacía Hipo que la miraba a través del claro, sabía que era él, lo que no sabía, era porque estaban vestidos de esa manera. Nubosa se recosto después de sacudir sus plumas y  los miraba desinteresada.
-No esperes que te reconozca vestido así...
-Creo que no lo hará de todas formas, no recuerda ni mi voz...
-Claro, me preguntó porque será...
-Por favor My, no empecemos con la aleta izquierda, ¿Quieres?
-Si eso quieres...
My camino a por el balde que ella tiene para beber agua, regreso y lo arrojo sobre la cúpula que se deshacía lentamente pero no por completo. Chimuelo ayudó a salir a Hipo y después el salió también.
-Gracias...
-Ya es tarde, a Nubosa no le gustan los extraños...
-¿Extraños? ¿Es enserio? Por favor My, sabes perfectamente quienes somos...
-Mmmm... Quizá lo supe, hace tiempo atrás...
-Se que me extrañaste y todo eso, también yo, pero en los últimos meses Viggo se empeñó en atacarnos día y noche, día y noche, todo el tiempo...
-Bueno, bueno, tienen que irse ya, Nubosa se está impacientando...
La dragón se puso de pie y camino hacia ellos, deteniendose detrás de su jinete, moviéndose de un lado a otro mientras los miraba molesta y esperando la mínima orden para atacar.
Hipo sonrió moviendo la cabeza de un lado a otro lentamente, su mirada era cínica llena de ironía, pero no se iría tan fácil.
-Bien, si me olvidaste, supongo que también olvidaste que soy tu pareja, ¿Verdad?
-Así es...
-¡Por favor! ¡Deja de mentir!
-¡No miento en nada!
-¡Claro, por eso aún tienes mi promesa colgada en tu cuello!
Hipo camino retadoramente hacia ella y con una cara de molestia, tanto así que My retrocedió por instinto, Nubosa tomó la delantera, amenazando con sus filosos colmillos.
-Chimuelo...
Chimuelo apareció por detrás y salto sobre la dragón, ambos dieron vueltas y se gruñian entre si, se peleaban pero Chimuelo trataba de no ser herido y de no herir a la hembra. Al verse vulnerable, y en su distracción, Hipo la tomó por la cintura para pegarla a él; Sus ojos verdes tenían un brillo especial cuando la miraba y al verse envuelta entre tanta pasión, las mejillas de My se enrojecieron.
-Puedes decir lo que quieras, pero se que aún me amas, así como yo lo sigo haciendo...
-...
-Te amo, te amo y no me cansaré de repetirlo nunca...
El castaño besó sus labios una y otra vez, hasta que My finalmente coopero, siendo ansiados besos, lágrimas y abrazos lo que reemplazaran el resentimiento. Hipo recargo su frente en el hombro de la chica mientras la abrazaba por la cintura, su voz comenzó a escucharse en un tono lento y calmante.
-Lo vencimos, se retiró, pero volverá y cuando lo haga, se llevará la sorpresa de que ahora somos siete jinetes... Que ahora estarás por siempre con nosotros y no hay nada ni nadie que pueda evitarlo...
-Hipo...
-Te estoy pidiendo que te unas a nosotros, a mi, definitivamente...
-¿Como la última vez?
-Como la última vez...
Ambos sonrieron, pero se habían olvidado de los dragones; Un leve llanto llamó su atención, My corrió alejando a Nubosa mientras Hipo corría hacia Chimuelo que cojeaba. El castaño atendió la herida, una mordida sangrante, y se sorprendió mirando a My quien se acercó a ellos, acariciando la cabeza de Chimuelo lentamente.
-Lo siento tanto, todo esto es mi culpa...

Como Entrenar a tu Dragon: El Séptimo JineteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora