Capítulo #23 "En la Posición de tu Dragón"

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Todo estará bien, mi niña.

No te preocupes, seguramente tienen más problemas.

Algún día nos visitarán, tranquila.

Ella me miraba pero en el fondo sabía que no me lo decia a mi directamente, esa era una manera de darse apoyo ella misma, por alguna razón, Chimuelo ya no volvió, y no puedo evitar preguntarme el porque.

Sólo hay que concentrarse en sobrevivir, ellos vendrán luego.

Tenemos que hacernos más fuertes, no podemos quedarnos atrás de nadie.

Con el paso de los meses sus palabras subieron de tono, ya no se trataba solamente de darse apoyo si no también de hacerse más fuerte, es como si ya no quisiera sentir dolor.

Ahora somos todo lo que tenemos, sólo tú y yo.

Asesina a quién quiera asesinarte.

Nadie pasa por encima de nosotras, ¿Quedó claro?

Cuando se cumplió el año de estar abandonadas en esta isla, con aquellas personas que se hacían llamar "Defensores del Ala", fue cuando las cosas subieron de tono, My estaba molesta, tenía mucha furia y rencor en el corazón pero aún portaba el collar azul que le dio Hipo, eso me daba esperanzas. Crecí escuchando todos sus comentarios bipolares, sé que soy su dragón, pero decidí hacer mi propia idea sobre ellos, y yo no creo que Chimuelo me haya abandonado así porque sí.
Cuando aún era pequeña, admito que aveces me daba miedo escucharla hablar negativamente sobre todo, sobre ellos y lo que haría si los volviera a ver.
Ahora que ya soy adulta, una dragón con todas las letras de la palabra, me frustra el hecho de no acordarme de los rostros de nuestros amigos, estoy segura que My los tiene bien guardados, pero me da miedo atacar a uno de ellos sin llegar a reconocerlos. Ya que en los últimos meses, mi agresividad hacía los desconocidos aumentó notoriamente, soy un monstruo.

Presente...
-Vamos Nubosa, finalmente llegó nuestro pedido...
Me encontraba acostada a la sombra de un árbol cuando la escuche llamarme, al acercarme ví como varios hombres, pertenecientes a la tribu, empujaban una caja a través de la maleza. No me dieron confianza y mi personalidad, a la que My me acostumbró, salió, no pude evitar mirarlos mal e incluso hacerles malas caras, My siempre me tranquilizaba después de ver eso, me preguntó, ¿Se arrepentira de como soy ahora?
-Gracias chicos, pueden retirarse...
Los hombres se iban sin dejar de mirarme y a los que querían quedarse, los corría, sabía que estaban detrás de mi amiga pero ella pertenece a Hipo, así que los amenazaba hasta que salían corriendo como siempre. Una vez libres de coleras, me acerqué a ella quién me miraba extraña.
-Grr... ¿Que?
-Siempre me he preguntado porque haces eso...
My abrió la caja y en ella se dejó ver una silla de montar nueva, retrocedi por instinto, ¿Enserio va a esclavizarme? Esas cosas se ven super incómodas y apuesto a que impiden el movimiento natural del cuerpo del Dragón. De mi cuerpo de dragón.
-¿Que ocurre, Nubosa? Fue hecha especialmente para ti...
-Grrr... No, gracias...
-Ya verás que es super comoda, ni siquiera la vas a sentir...
-Entonces pontela tú...
Al verla venir hacia mi con esa cosa en las manos, comencé a correr alrededor de la cabaña, ella me perseguía sin dejar de gritar que me detuviera, pero odio las sillas de montar, es lo único que ella no puede quitarme, mi odio a esas desagradables cosas.
-¡Nubosa! ¡Ven aquí, es una orden niña!
A pesar de mi edad aún seguía usando ese apodo conmigo, pero si algo me enseñó My es que las órdenes se tienen que cumplir, lo quieras o no... Si, aprendí la ética de mi jinete y varias ocasiones ví como cumplía con órdenes provenientes de la señora Mala.
Caminé hasta ella completamente de malas y sin esperar siquiera a que me sentará, comenzó a ponerme la silla, la aseguraba alrededor del torso e incluso sonreía, así que decidí empujarla con una de mis colas, mostrando mi molestia ante su felicidad.
-Oye, no se te ve tan mal, hasta te ves más amenazante...
-¿Amenazante? ¿Es enserio? Me veo como si fuera un maldito perro doméstico, me falta la soga alrededor del cuello...
-Ya quedó, que emocionante...
Rasque mi lomo con mi pata, esa silla estaba picandome la piel y era molesto, pero My pareció entender que quería quitarmela por lo que se apresuró a subir encima de mi. Volví a golpearla con una de mis colas, esta vez en esa cabezota que tenía.
-Ya, ya, vamos, tenemos que probarla...
Despegue hacia el cielo rápidamente y comencé a hacer maniobras, esas que siempre practicamos, algo resultó mal, My estaba resbalando, lo podía sentir ya que la silla se movía, al detenerme ya era demasiado tarde, mi grito se escucho por toda la isla y me lancé en picada.
-¡My! ¡Te dije que no era una buena idea! ¡Maldición!
Gracias al cielo logre atraparla antes de que llegará al suelo, la abracé con mis patas delanteras y planee hasta llegar a la cabaña en medio de la nada, laberintos, pff, pez comido para mi. Al llegar, lo primero que hice fue mordisquear la silla, My se apresuró y la quito, la miré con decepción para después escapar volando de ahí hacia el volcán.
-Lo siento, Nubosa, yo sólo...
Volé con rapidez y molestia, endurecia todo ser vivo a mi paso, no importaba lo grande o pequeño que este fuera y si se salvaban, bien por ellos. No tarde en llegar a las orillas del volcán en donde el gran Erupciodón reposaba a una distancia considerable de la lava, suficiente para no quemar mis plumas. Mi vuelo es el más silencioso de todos los dragones, por lo que no tuve problemas en acercarme a él y lanzar disparos de mi mortal ataque, aunque la piel del Erupciodón se encargaba de desaparecer las marcas de su piel, si así lo quería, pulverizaba la sustancia de mi ataque y quedaba libre en cuestión de minutos. Soy demasiado ágil para él.
Baje al suelo y lo confronte cara a cara, corrí en su dirección, esquivaba sus ataques y lo golpeaba con mis colas, tan flexibles como látigos y con el mismo daño que uno. Después de pelear y al terminar en empate, como siempre, me acerqué a él.
-Debes estar muy molesta para haberme atacado así, Nube...
-Lo siento Eru, no pude contenerme...
-Lo se y está bien, ¿Vas a contarme lo que ocurrió?
-...
-Fue My, ¿Cierto?
-Si...
Eru era como mi padre, lo conocí cuando aún era una cría y desdé entonces ha sido mi único apoyo, al menos de dragón a dragón. Me conocía bastante bien, por lo que ya no me sorprendía si sabía o no lo que me ocurría. Recuerdo que antes no podía acercarme mucho a él por el calor de su hogar, ahora ya lo soporto un poco mejor pero aún no lo suficiente y a pesar de que los humanos de la tribu intentaron separarnos, yo seguí frecuentandolo.
En fin, le conté mis problemas, ambos estábamos acostados mirando el paisaje y a la tribu.
-¿Entiendes lo perturbante que es eso? Fueron los minutos más horribles de mi vida...
-Perdonala...
-¿Que dices?
-¿El sentir que la perdias supera la humillación de la silla?
-No, para nada...
-Entonces perdonala y muestrale la irritación bajo tus alas...
Mire mis alas a la misma vez que las abría un poco, parecía sarpullido y no era muy agradable de ver. Suspire.
-Tienes razón, a parte de alérgica soy muy vanidosa con mi cuerpo...
-Ahora que lo mencionas, ten cuidado...
-¿Porque lo dices? ¿Pasa algo malo, Eru?
-Quiero estar equivocado de lo que escuche, pero hoy, cuando estaba de visita en la tribu, escuche como dos hombres hablaban sobre cruzarnos...
-¿Cruzarnos? ¡¿A ti y a mi?!
-Si, debido a la información que estuvieron colectando de ti, saben la rara naturaleza reproductiva de tu especie...
-Aunque eso sólo puede decidirlo Mala, ¿Verdad? Es la reina...
-Cierto, temo que la convenzan, ya que en sí, todo es para que existan más protectores en la isla...
Me levanté y camine de un lado a otro, malditos humanos, siempre piensan en ellos, me detuve tras escuchar como Eru hablaba.
-Nube, calmaté, aunque así lo quieran ellos, yo no pienso aparearme contigo...
-Eru...
-Sé que te has estado guardando para el macho indicado, sin mencionar que eres como mi hija...
Eru camino hasta mi y me acaricio delicadamente con su rostro, su áspera piel era tan tibia, correspondi esas caricias con otras caricias, había pasado tiempo desdé la última vez que nos acariciamos. Me separe de él y sacudi mi cuerpo de los restos de tierra y roca que siempre quedan después de tocarlo.
-Eru, no se que haría sin ti...
-Anda, vete ya, aún tienes algo que hacer...
-Gracias...
Salí disparada rumbo a la cabaña, al mirar que algo se quemaba, no dude en endurecer el fuego mientras me suspendía en el aire, una vez todo controlado, My estaba sentada fuera de la cabaña. Aterrice, caminando hacia ella.
-Nubosa, ¿Porque lo hiciste? Era la dichosa silla...
Escuchar eso por alguna razón me destrozó, el ver su entristecido rostro me hace creer que yo soy la peor amiga de todas. Me odio.
Con ayuda de mi cuello, la atraje a mi y la acomode en ese espacio que se hace cuando me echo, entre mi vientre y mis patas; La cubri con mi ala y sonreír al ver que me miraba.
-Lamento haberte hecho eso, no te obligare a nada que no quieras, ya nunca más...
Sus brazos me pegaron a ella, tomándome por el cuello, y lloró, era el lastimoso llanto que se guardo durante mucho tiempo, se deshizo de todas las cosas que le hacían sufrir, volvía a ser vulnerable de nuevo. Yo sólo me quedé ahí, inmóvil, ronroneando para hacerla sentir mejor.
Una vez todo se calmó, se recargo en mi cuerpo y hablamos sobre lo ocurrido, cabe mencionar que ya era de noche.
-Te hubiera hecho caso cuando no querías ponerte la silla... Pero en ese momento sólo tenía odio en el cuerpo, pensaba en irnos para enfrentar a los demás por habernos abandonado...
-Grrr... No es tan mala idea...
-Quería ser mejor que ellos en todo, quería destruirlos, se que soy muy agresiva...
-No, eres una mentirosa...
-Y una completa novata en esto, pero eso quería...
-No te atreverias a hacerles daño...
Sentí la mano de My recorrer con delicadeza la piel debajo de mi ala, ya lo ha notado, el horrible sarpullido irritado.
-Ahora lo único que me importará, es que estés bien, tenemos que trabajar juntas...
Nos quedamos así unas horas, ninguna decía nada, sólo disfrutábamos de nuestra compañía. Apoye mi cabeza en el suelo y la giré en dirección a ella que comenzó a acariciarme.
-No tengo más que discutir, ahora que lo pienso, te equivoques o no, siempre saldremos juntas de los problemas, después de todo, eres mi jinete...

Como Entrenar a tu Dragon: El Séptimo JineteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora