Capítulo #03 "Sorpresas en la Orilla"

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La chica desperto atada de manos y pies, completamente inmóvil; Aunque no estaba sola, Chimuelo, Hipo, Astrid y en teoría todos, a excepcion de los dragones y de Patapez, se encontraban frente a ella mirandola atentamente.
-Veo que ya despertaste...
-Obviamente que si, si no no estaría con los ojos abiertos y mirándonos muy mal...
-Mi hermano tiene razón, eso lo podría adivinar cualquiera de los que estamos aquí...
-Tsk, Bruthilda, no cuentes a Chimuelo...
-Claro que no, sólo un tonto contaría a un Dragón dentro de los humanos, jejeje ¡Patán, Patán!
Chimuelo se molesto ante el comentario de Patán siendo tranquilizado por Hipo; Por otro lado, los gemelos lo miraban con una ceja arriba y los brazos cruzados.
-Bien, ya basta de bromas y comentarios sin sentido, estamos frente a un posible cazador y...
-¿Cazador?
Las miradas giraron con rapidez hacia la chica atada quien se veía molesta, al parecer por la palabra antes dicha. Astrid fruncio el ceño y cruzó los brazos.
-Si, eso dije, ¿Algo no te gusto?
-¡Ustedes son los Cazadores! No... Mas que eso... ¡Son ladrones!
-Perdona pero eres TÚ la que está en nuestra base y fuiste TÚ la que atacó a mi equipo en primer lugar...
La chica se puso de pie con algo de rapidez y se acerco a Hipo quedando cara a cara mientras ambos se miraban mal.
Chimuelo dejo ver en su boca el color morado que aparece cuando va a disparar, pero Hipo lo detuvo con un movimiento de su mano a lo que el Dragón retrocedió pero no bajaba la Guardia para nada.
-Ustedes tomaron lo que es mío...
La expresión del castaño por un segundo mostró sorpresa, recordando el huevo que Patapez se trajo con èl.
Astrid se acerco y la empujó alejandola de Hipo, un golpe sin duda efectivo pero que no logró tirar a la chica.
-¿Como sabemos que no lo dices sólo para salvarte?
-No tendría porque temer por ustedes, sólo son niños...
-Perdona, pero ¿Tenemos la misma edad o no?
-Mental tal vez no...
Decía la chica mientras miraba con fastidio a los gemelos que se encontraban peleando entre si sin un motivo aparente. Hipo se hubico a un lado de Astrid.
-Ellos no cuentan, son así por naturaleza, volviendo a lo anterior... Astrid tiene razón, llegas y atacas a mi equipo para llevarte el huevo, ¿Como sabemos que no escuchaste de el y lo quieres para venderlo?
-Por favor, ¡Ustedes reaccionaron igual conmigo! ¡Mirenme! Estoy atada siendo interrogada por ultrajadores de huevos...
-¡No somos ultrajadores, no somos ladrones y tampoco lastimamos dragones!
-Tranquila Astrid, tal vez hablé mejor mañana en la mañana...
-No diré nada hasta saber que el huevo está bien, ¿Me oyeron?
-Patán, tu y los gemelos llevenla al establo y encierrenla en una jaula, termino la sesión por hoy...
Los tres chicos la hicieron caminar y mientras pasaba a un lado de Hipo, la chica lo miro fijamente y la luz de la Luna iluminó sus ojos; En ese momento el castaño sintió haber reconocido algo en ella pero sacudió la cabeza intentando aclararse.
-¿Estas bien, Hipo?
-Si, si, será mejor que vayamos a descansar, mañana será un día muy largo...
-Tienes razón...
Astrid sonrió y se fue. Chimuelo se acercó a Hipo buscando su mano a lo que el chico lo acaricio con ternura.
-Tranquilo Chimuelo, todo estará bien amigo... Ahora ven, es hora de descansar...
Ambos caminaron a la cabaña en donde seguía Patapez cuidando del Huevo con Albondiga.
-Hipo, ¿Todo está bien?
-Pues no hemos obtuvido mucho de ella por ahora...
-¿Que pasó?
-Dejo en claro que el huevo es suyo y nos confunde con cazadores, sin mencionar que nos llamó ultrajadores y ladrones...
-¿Que tal si todo es una trampa y ella es una persona contratada por Viggo?
-Lo se, no caeremos tan fácil...
Hipo se acerco al huevo que se encontraba en una especie de nido improvisado y lo acaricio.
-Esta tibio...
-Gracias, Albondiga y yo trabajamos mucho para mantener una buena temperatura, ¿Verdad nena?
La dragón se acerco al chico moviendo su cuerpo felizmente mientras él reía y la acariciaba.
-Buen trabajo, pero será mejor que descansen, los necesitaré a todos mañana...
Decía Hipo sin nisiquiera mirarlo y manteniendo la mirada en el huevo. Patapez se sorprendió un poco por el extraño semblante de su compañero.
-Hipo, se que estas así por el último huevo que tuvimos aquí en la orilla...
-Canto Mortal, lo recuerdo...
-Se que nos causó un poco de problemas pero al final pudimos rehubicarlo con otro de su especie...
-Lo se, lo se Patapez, tu y Albondiga pueden quedarse tranquilos, el huevo se quedara con nosotros y nos encargaremos de mantenerlo a salvo...
El castaño giro y lo miro sonriente a lo que Patapez sonrió igual y salió de ahí junto con su Albondiga. Chimuelo miro el huevo y subió a su cama seguido por Hipo que se acostó mirando al techo recordando la extraña mirada de la chica.
-Debo estar cansado...
Cerró los ojos para quedarse dormido. Humo comenzó a llegar a su nariz y despertó repentinamente mirando a su alrededor.
-¡Hay fuego! Chimuelo...
Al mirar a su lado, su Dragón no se encontraba y al prestar más atención se dio cuenta que no se encontraba en su cabaña.
-¿Que pasa aquí?
Se levantó y salió corriendo de ahí, en cuanto abrió la puerta vio a un montón de vikingos y dragones peleando.
-¿Que?
Entre otras personas se percató que también había cazadores de dragones peleando y liderando a los dragones para atacar.
-¡Corran y ocultense!
-¿Papá?
Hipo reconoció a su padre que peleaba con valor a lado de un hombre desconocido, después desvió la mirada a una mujer que sin duda era su madre cargando a dos bebés de cabellera castaña.
-¡Mamá cuidado!
El castaño corrió al ver como un Dragón se acercaba a ellos peligrosamente pero se detuvo al ver que el hombre que peleaba junto a su padre logró adelantarse recibiendo el fuego con su cuerpo y cayendo al suelo.
-No...
El padre de Hipo corrió hacia el Dragón y lo golpeó brutalmente, peleando con coraje al ver lo que le sucedió a su compañero.
-¡Papá no! ¡Él no sabe lo que hace! ¡Esta siendo utilizado!
Hipo se acerco pero el Dragón ya había caído al suelo. Su padre dejo al Dragón para acercarse a su esposa y a su compañero que estaba muriendo por fuertes quemaduras. El castaño los miro.
-Por favor... Cuiden de mi... Pequeña My...
-Así lo haremos, será como nuestra hija...
El padre de Hipo apretó la mano de su compañero sellando sus palabras, viendo la sonrisa de aquel hombre que murió segundos después. Hipo no entendió nada y retrocedió, al girar un Dragón escupio fuego en su dirección y se cubrió con los brazos.
-¡Chimuelooo!

Como Entrenar a tu Dragon: El Séptimo JineteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora