-Ahora -dijo él con suavidad cuando estaban terminando el café y los licores- ve al baño de
señoras. -Le indicó la puerta al otro lado de la estancia con un gesto de cabeza.-Pero... No quiero... -replicó, sorprendida.
-Lo que tú quieras no importa. -Sonrió y estiró el brazo por encima de la mesa para sujetarle la
mano-. Necesito que entiendas bien esto: si hacemos el trato, harás lo que te ordene. Lo de ahora es
fácil. Entra allí, quédate unos minutos dentro y después regresa, caminando muy despacio. -Sus fuertes
dedos apretaron los de ella-. Sobre todo no te apresures. Ven muy despacio.-Me resultaría imposible apresurarme con estos condenados zapatos -musitó ella entre dientes.
Él se rió.-Me gustan; hacen que camines como una fulana. Y eso es lo que eres, ¿verdad? Estás conmigo porque esperas que te pague; con una firma en lugar de con dinero, pero el principio es el mismo. Te he comprado, y esta noche sacaré provecho de lo que he pagado. Empezando ahora mismo, así que,
¡andando!Ella se contoneó hasta la puerta entre las mesas y las respetables parejas que cenaban en el local.
Había un enorme espejo con el marco dorado en el baño de señoras. Se miró en él. Una mujer atractiva con un traje de seda, el pelo retirado de la cara y discretamente maquillada... que llevaba puesto un corsé de bondage debajo de la ropa, con correas que se clavaban en la carne y le recordaban aquella otra imagen de sí misma que había vislumbrado antes en su casa, cuando posaba ante el espejo.
¿Era una fulana? Tuvo que admitir que él tenía parte de razón. Sin embargo, aunque hubieran llegado a un acuerdo,
era él quien controlaba los términos. Volvió hasta la mesa, consciente de que Jimin no le quitaba los ojos de encima en ningún momento. Cuando llegó, él se puso en pie.-Muy bien -dijo-. Creo que ha llegado el momento de que examine la mercancía que he adquirido.
Jimin vivía en una casa de estilo georgiano situada en una de las zonas más exclusivas de Londres.
A ____ le costó subir los altos peldaños que llevaban a la puerta principal. Él no hizo nada para ayudarla y se limitó a observar cómo se tambaleaba con precariedad. Una vez dentro, los tacones repicaron en el suelo de mármol del vestíbulo.
Él abrió una puerta y accedieron a una estancia elegantemente masculina. Había retratos al óleo en las paredes y sillas con tapicería de cuero. El suelo era de madera brillante y unas lámparas con la pantalla roja dotaban el ambiente de una discreta iluminación. Jimin se dirigió hacia una de las sillas y
la giró para posar su mirada sobre ella antes de sentarse.-Quítate la ropa -ordenó.
-Pensaba que íbamos a discutir los términos... -cuestionó ella.
-Lo haremos -aceptó él-, pero no con un escritorio de por medio. Ahora no estás trabajando, así
que haz lo que te he dicho. Quiero ver si el trabajo de Georgie posee su calidad habitual.Se desnudó lentamente y tuvo la satisfacción de ver que cambiaba de posición cuando se desabrochó la blusa.
¿Tendría ya una erección? Eso esperaba. Cuanto más excitado estuviera antes se la llevaría a la
cama y antes podría quitarse aquel corsé que cada vez le resultaba más incómodo.
Dejó la falda para el final. Cuando la dejó caer al suelo vio que la expresión de él pasaba de ser la relajada de un hombre que disfrutaba de una función a otra de evidente irritación. Se levantó de la silla, se aproximó a ella y deslizó los dedos por el borde de las bragas de seda.-¿Te dije que te pusieras esto? -preguntó con frialdad.
-No había bragas -se defendió-, así que pensé que...
-Vamos a dejar una cosa clara -la interrumpió-. Si tenemos un acuerdo es para hacer las cosas
a mi manera. Si no te doy bragas quiere decir que no quiero que te pongas bragas, ¿lo has entendido?
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90 DÍAS (JM & ___)
FanfictionPark Jimin es un arrogante y mundano hombre de negocios que siempre consigue lo que quiere. Y lo que quiere es que ____ se pase los próximos noventa días sometiéndose a sus deseos... Una oscura y sensual historia de amor y obsesión. ¡HIS...