3-2 Antigüedades Pornográficas

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—Jimim te enseñará todo el lugar —dijo Zaid—. Espero que nos veamos después. —Se volvió hacia Park—. Y me refiero a que puedes enseñarle todo, Park, ¿has entendido?

—Estás diciendo que sí... —Jimin sonrió—. Lo suponía.

Zaid se rió.

—Me conoces demasiado bien. Mejor que mi propio hermano y, sin duda, mejor que mi mujer. —Le brindó a ella otra encantadora sonrisa y se concentró en otro invitado.

Jimin la tomó del brazo.

—¿Qué te gustaría ver primero? ¿La sala china? ¿Cristalerías? ¿Cuadros? ¿Juguetes?

—Es evidente que voy a verlo todo —repuso ella con mordacidad—, signifique lo que signifique ese todo.

—Ya sabrás lo que significa —replicó—. Después.

—¿Dónde está la mujer de Zaid?

—Donde deberían estar todas las buenas esposas... —Sonrió ampliamente—. En casa.

—Así que tu amigo tiene educación occidental e ideas medievales.

—Es probable que Zaid opine que nuestra idea de casarse por amor es medieval. Él ve el matrimonio como un compromiso para el futuro. Sus hijos se encargarán de la fortuna familiar y su esposa se asegura de que se educan de la manera correcta para ocupar su lugar en el mundo. A cambio, ella disfruta de un lujoso estilo de vida. Es respetada, tiene hijos y sabe que su marido jamás haría nada que deshonrara el apellido familiar; significa demasiado para él. Un arreglo que satisface a ambos.

Ella recordó el obvio aprecio que había leído en los ojos de Zaid cuando la vio por primera vez.

—Sí, y estoy segura de que le es completamente fiel —dijo con mordacidad.

—Zaid no es célibe cuando está en el extranjero —explicó Jimin—. Su esposa no lo espera; le permite que eche una cana al aire, después de todo es un hombre. —La miró fijamente—. Y uno muy atractivo, ¿no opinas igual?

—Sí —convino ella con voz neutra—. Es agradable.

Se parecía mucho a él. Pero no se lo diría. «Antes muerta que decírtelo», pensó Recordó el breve apretón de la mano del árabe. Sabía que él también la había encontrado atractiva.
¿Qué planearía Park? ¿Pensaría... ofrecer sus servicios a su amigo? Y si lo hiciera, ¿estaría ella de acuerdo?

—No te compadezcas de la esposa de Zaid —dijo él—. La suya fue una boda concertada, pero los dos se mostraron de acuerdo y dudo mucho que los presionaran. Podrías considerarlo un trato de negocios. —Sonrió, recordándole de nuevo la sonrisa de Zaid—. Entenderás perfectamente la cuestión.

Estaba segura de que Zaid también lo entendía; esa situación le otorgaba una cierta respetabilidad y
seriedad ante el mundo.
Siguió a Jimin por las anchas escaleras. Una sonriente pareja pasó junto a ellos. La mujer iba cargada de joyas que supo que eran auténticas. También sabía que Jimin planeaba algo e intuía que su amigo árabe tenía algo que ver en todo aquello. Pero ¿qué sería? ¿Y qué había querido decir Zaid cuando insistió en que Jimin le enseñara todo?
Pronto entendió por qué le había dicho Jimin que la casa era el escenario perfecto para hacer
justicia a las antigüedades. Cada estancia estaba decorada en un estilo diferente y las obras que se
exhibían habían sido elegidas para complementar a la decoración. En cada habitación había compradores
elegantemente vestidos discutiendo términos comerciales o cumplimentando cheques.
La habitación infantil victoriana alojaba una extensa colección de juguetes. En la sala de ambientación china se podía ver un gran despliegue de sedas, abanicos y biombos. En el cuarto dedicado a la Regencia había muebles. Cuando entraron en la sala dedicada a los años veinte se encontró con una inusual colección de instrumentos y cajas de música. Al abrir la tapa de una hermosa caja de madera brillante resonó Danny Boy.

90 DÍAS (JM & ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora