Imaginó que sentiría la punta de una lengua en el clítoris, proporcionándole cierto alivio, pero solo la besaron en el interior de los muslos y volvió a gemir de deliciosa frustración.
-Quieres que te follen, ¿verdad? -La voz que resonó en el interior del casco la sobresaltó-. Pues no lo van a hacer, milady. Cuando lo desees tanto que no puedas soportarlo más, puedes probar a suplicar y quizá te complazca.
Notó que una nariz le acariciaba la parte inferior del pecho, que una lengua le hacía cosquillas en la barriga, que otra le lamía la planta del pie...-¿Lo deseas lo suficiente? -Era como si él le leyera el pensamiento-. Pues suplica. Quiero oírte implorar.
Pero una incómoda obstinación se lo impidió. ¿Si no obedecía, qué más ordenaría que le hicieran?
-No pienso suplicar -replicó desafiante-. Nunca.
Él se rió.
-Estás disfrutando demasiado, ¿verdad? Veamos si también te gusta cuando son un poco más bruscos. -Escuchó el clic del micro para que su voz se oyera en el exterior-. Caballeros, la dama se resiste. Van a tener que esmerarse; quiero que le calienten el culo.
Las corbatas se aflojaron. La alzaron y la obligaron a colocarse sobre la moto boca abajo antes de volver a atarle las muñecas al manillar. Estaba de pie, con las piernas separadas, pero no lo estuvo mucho tiempo. Le cogieron los tobillos y alzaron sus pies del apoyo, tumbándola. Ella sintió el frío cromado del depósito de gasolina contra los pechos y la suavidad de la piel del asiento entre los muslos.
-Vamos a ver si esto también te gusta. -La voz de Jimin resonó en sus oídos.
La mano que aterrizó en su trasero la hizo emitir un grito agudo, tanto de sorpresa como de dolor.
Continuaron azotándola con dureza, provocándole un furioso escozor, mientras el hombre de negro
observaba. Le dieron una buena zurra sin ocultar el hecho de que disfrutaban de cada minuto, de que les encantaba la manera en que ella luchaba, cómo se contoneaba, cómo arqueaba las caderas para intentar
eludir el indigno castigo, pero daba igual lo mucho que se retorciera porque las manos agresoras siempre
encontraban el blanco y dejaban una huella en su piel.
Imaginó que también les estarían excitando los sonidos que ella emitía. Desde luego los gemidos ahogados, los chillidos y protestas eran claramente audibles para Jimin, aunque él no parecía inclinado a prestarles atención.
¿Quería realmente que se detuvieran? Todavía no, pensó sorprendiéndose a sí misma. Jamás le habían dado una zurra con anterioridad, pero la estimulaba tan intensamente como todos los trucos sexuales previos. Estaba mojada y tenía el clítoris hinchado, anhelante de alivio.Recordó a Georgie. ¿Sería eso lo que había sentido la joven cuando su amiga la miraba? No era de extrañar que regresara a por más. Cada vez que la golpeaba una mano su vagina se contraía con fuerza.
Sus gemidos alcanzaron una nueva urgencia hasta que finalmente jadeó.-Diles que se detengan.
-Pensaba que estabas disfrutando. -Habló en tono burlón fingiendo sorpresa.
-Por favor, que se detengan -gimió. Sabía que no podía soportar por más tiempo aquella creciente tensión sexual.
-¿Quieres follar, milady? -Podría estar preguntándole si quería una copa. Su voz era dura-. Si quieres, pídelo correctamente.
Los jóvenes cambiaron el ritmo. Unas manos le agarraron los tobillos y una nueva palma dejó su hormigueante huella en el trasero. Su cuerpo se convulsionó y se estremeció.
-Lo he pedido -gritó-. Ya lo he pedido.
-No has utilizado las palabras adecuadas -explicó él-. Quiero que seas más sincera, más directa. Más básica. Quiero escuchar ese tono tuyo de sala de juntas suplicando que te follen.
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90 DÍAS (JM & ___)
FanfictionPark Jimin es un arrogante y mundano hombre de negocios que siempre consigue lo que quiere. Y lo que quiere es que ____ se pase los próximos noventa días sometiéndose a sus deseos... Una oscura y sensual historia de amor y obsesión. ¡HIS...