Capítulo 5.

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Capítulo 5.

El castaño se encontraba frente a mí, y, madre del amor hermoso.

Sus ojos.

Sus jodidos ojos.

Perdiste las bragas.

Tenía los ojos de un color que no sabría describir.

Eran grises, pero con una mezcla de azul cielo en ellos.

Sé que me estoy explicando como la mierda, pero Dios.

Sin darme cuenta, bajé mis ojos hacia sus labios, eran finos, y a la vez carnosos.

Él, al darse cuenta de que le estaba mirando la boca, esbozó una pequeña sonrisa de medio lado y un pequeño hoyuelo apareció en su mejilla.

Jesús, está de toma pan y moja.

Sid, vuelve.

Me aparté de golpe de él y fruncí el ceño.

-¿Qué coño quieres?-Le solté de golpe.

Él intensificó su sonrisa y dejó ver sus dientes.

Por favor, tiene una sonrisa perfecta.

-Oh, nada.-Dijo volviendo a acercarme a él.- ¿Sabes? Tienes los ojos bonitos.

Me sonrojé un poco pero recuperé la compostura y volví a fruncir el ceño.

-Oh, Dios, vete a la mierda.-Le dije intentando soltarme de su agarre, pero él me pegó más a sí mismo.

-¿Crees que no me he dado cuenta de cómo te sonrojabas antes, Gatita?-Susurró en mi oído para después bajar su cabeza a mi cuello.

Intenté no gemir al sentir su respiración en mi cuello, pero fracasé y él pareció notarlo, porque sentí una especie de risa y me fallaron las piernas.

Estás jodida.

Comenzó a dejar besos húmedos por mi cuello y, sin darme cuenta, incliné mi cabeza hacia atrás dejándole más acceso a mi cuello.

Subí mis manos a su nuca y a su pelo, le tiré un poco de éste y él gruñó para después morder suavemente mi cuello y succionar en esa zona.

Yo gemí en bajo sin poder evitarlo. Los besos en el cuello son una de mis mayores debilidades.

Dejó un último beso en la zona en la que seguramente me había dejado marca y sonrió al ver su (seguramente) gran marca.

-Nos vemos luego, Gatita.

Me acarició la mejilla con los nudillos y se fue sin antes dedicarme una sonrisa.

Yo me quedé ahí. Sin saber qué narices acababa de pasar.

"Sin saber qué acababa de pasar" JA, pregúntale eso a tu zona íntima.

Dios, no me puedo creer que me haya dejado hacer un maldito chupetón por él. Y mucho menos que me haya revolucionado las puñeteras hormonas.

Mierda. ¿Dónde está Jace cuándo le necesito?

Ese cerdo me habría violado delante de todos y puede que yo me hubiese dejado. Joder.

Cariño, no es violación si tú te dejas.

Mierda. Mierda. Mierda, y más mierda.

Delante de todos.

Joder.

Logan.

¿Cómo he podido olvidarme de él?

Volví a caminar hacia el ring, y entonces (otra vez) me agarraron del brazo y volví a chocar con un torso duro, esta vez, un olor familiar inundó mis fosas nasales.

-Sid, ¿Qué mierda haces?

-Oh, Logan. No eres quién para preguntar eso.-Fruncí el ceño y me crucé de brazos. Logan gruñó y pasó su brazo por mi espalda empujándome a caminar con él.

Nos dirigíamos a uno de los laterales del ring, al derecho, para ser exactos, y la verdad es que estaba bastante confusa.

La gente nos miraba y gritaba cosas extrañas.

Sobre todo las mujeres. Dios, sus comentarios eran tan denigrantes que ni los mencionaré.

Llegamos hasta una especie de área rodeada por chicos de nuestra edad que saludaron a Logan a lo "machito" y a mí me dedicaron sonrisas amables.

Logan se giró y quedó frente a mí. Se le veía preocupado y algo nervioso.

-Sid, no te muevas de aquí. Ellos cuidarán de ti.

Me crucé de brazos y fruncí el ceño.

-Logan, soy lo suficientemente independiente como para poder cuidar de mí misma. No necesito que unos tíos a los que no conozco absolutamente de nada "cuiden" de mí.-Logan se acercó a mí me miró furioso.

-Escúchame, Sidney Cox. Escúchame atentamente porque no lo repetiré dos veces. Y mucho menos después de ver la jodida escena porno que has montado con Jules Williams ahí fuera. Cuando estemos aquí, mando yo. –Dijo firmemente, a lo que yo, simplemente, asentí a duras penas.

Sinceramente, nunca había visto a Logan tan... no sé.

Nunca lo había visto así de serio, o enfadado, y la verdad es que me daba algo de miedo.

Suspiró y apoyó su mano en mi hombro.

-No quería ponerme brusco, Sid, solo estoy nervioso. La pelea de esta noche es complicada, y, de verdad, me habría encantado haberte dicho esto antes, pero no sabía cómo y... -Volvió a suspirar y cerró los ojos. De alguna manera, le entendía. No sabía por qué lo hacía, pero le entendía, así que simplemente le abracé y dejé que sus brazos me pegasen a él completamente.

-Logan, tienes que subir ya.-Dijo un chico bastante más bajito que él, pero aun así, más alto que yo.

Nos separamos de nuestro abrazo y le sonreí, él me devolvió la sonrisa, pero se le notaba muy nervioso.

Se giró y se dirigió hasta el ring.

Sus pasos eran firmes y largos, al llegar, se colocó en una de las esquinas del cuadrilátero y se apoyó en las cuerdas.

El público empezó a gritar como loco, y me di cuenta de que era porque su contrincante estaba llegando ya a su esquina.

Se quitó la capucha del albornoz que llevaba, y, flipé.

Jules Williams era el contrincante de Logan esta noche.

Un chico rapado empezó a hablar, supongo que estaría diciendo las reglas y todo eso, segundos después, la pelea comenzó.

El público gritaba a mi alrededor, pero yo estaba centrada en los movimientos que hacían Logan y Jules.

El primero en atacar fue Logan, le dio un puñetazo a Jules en la mandíbula, éste sonrió con arrogancia y le devolvió el golpe a mi mejor amigo, que no se lo esperaba.

Jules tomó la delantera y empezó a darle golpes a diestro y siniestro.

Logan estaba cada vez más débil, si alguien no hacía algo rápido, se desvanecería.

No estarás pensando lo que creo que estás pensando.

Empecé a correr hacia el ring antes de que alguien pudiera detenerme.

Mierda. Sí estás pensando en lo que creía que estabas pensando. No eres una súper heroína, así como dato.

Llegué al cuadrilátero sin que nadie me detuviera, y grité lo más alto como mis cuerdas vocales me permitieron.

-¡PARAD!

Vaya, pues sí, te han hecho caso.

Etéreo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora