Capítulo 15.
Volvimos a casa los dos solos ya que Dylan había tenido que ir a ver a un familiar, pero según decía en el mensaje que le había mandado antes a Jules, iría a hablar con él más tarde a su casa.
Una vez que llegamos, entramos al salón y nos pusimos a ver la tele. Estaban poniendo una película de miedo y yo era demasiado asustadiza. Me encantaban las películas de miedo, pero me acojonaban algunas de ellas, y justo la que estábamos viendo, me tenía completamente cagada.
-Me cago en su madre, su padre, su abuela y toda su familia.-Dije tapándome los ojos con las manos cuando llegamos a una escena demasiado explícita. Jules rio desde el sofá.
-Si sigues así vas a cargarte el cojín.-Dijo al ver que entre mis brazos estaba uno de los cojines del sillón en el que estaba sentada, y que este, si no fuera un objeto inerte, estaría agonizando.-Ven aquí.-Me hizo un hueco en el sofá y yo corrí a él tumbándome a su lado.
La película duró demasiado para mi gusto. Había estado más de la mitad de ella contra el pecho de Jules soportando sus comentarios tipo "eres una miedica" o "cagona" o "¿en serio te da miedo? Pero si es más falso que el jodido ciervo de The Walking Dead".
En este momento solo quería comer e irme a dormir, pero justo cuando me iba a levantar, Jules tiró de mí para empujarme contra él.
Caí encima suyo y pocos segundos después, nuestras posiciones se invirtieron.
-¿Qué haces?-Pregunté en un susurro.
-Mirarte.-Me respondió pasando sus ojos por toda mi cara, recorriendo cada centímetro de mí que tenía a su alcance con la vista.
Sentía cómo mis mejillas empezaban a tornarse rojas. Es increíble lo que una persona a la que conoces desde hace menos de una semana puede hacerte sentir tan solo con un roce, una palabra e incluso una mirada.
Jules pasó su pulgar por mi mejilla hasta llegar a mi labio inferior, el cual acarició con una delicadeza exquisita.
Su otra mano bajó hasta mi cintura, levantando un poco el borde de mi camiseta hasta que sentí sus dedos acariciando mi cadera.
Sin darme cuenta, subí mi mano derecha a su cara y repasé sus facciones con mis dedos. Dibujé un camino invisible desde su pómulo izquierdo, el cual seguía un poco magullado, hasta su mandíbula recta. Mi otra mano se quedó en su cuello, haciendo círculos imaginarios.
Su pulgar bajó lentamente de mi labio a mi cuello, donde se unió a todos los demás y bajaron por mi pecho hasta mi otra cadera.
Nuestras narices se rozaban y su mirada se alternaba de mis ojos a mis labios.
Introdujo sus manos bajo mi camiseta y acarició la piel que estaba a su alcance con delicadeza enviando corrientes eléctricas a todo mi cuerpo, pero sobre todo a mi zona íntima.
Inclinó un poco más su cabeza para hacer -por fin- contacto con mis labios, pero justo en el momento en que nuestros labios se iban a rozar, llamaron al timbre haciendo que nos sobresaltáramos.
Jules se pasó una mano por el pelo antes de levantarse para ir a abrir la puerta entre maldiciones.
Me coloqué bien la camiseta, la cual estaba algo levantada y me peiné un poco con las manos, y justo cuando me levanté del sofá, Dylan apareció por la puerta seguido de Jules.
-Necesitamos tu ayuda, preciosa.-Dijo Dylan nada más verme.
-Ni se te ocurra, no vamos a meterla a ella en toda la mierda.-Le espetó Jules.
-¿Qué pasa?-Pregunté, pero no me hicieron caso.
-Tío, la necesitamos, sin ella es imposible que entremos a la jodida fiesta de Malcom.-Siguió Dylan.
-No pienso ponerla en peligro.-Dijo Jules firmemente.
-¿Puede alguien explicarme qué está pasando?-Exclamé haciendo que me miraran.
Jules soltó un suspiro y se sentó en uno de los sillones que estaban en el salón y yo imité su gesto sentándome en el sofá que estaba detrás de mí.
-Vamos, Anderson-Dijo Jules mirando a Dylan con enfado-, explícale tu "maravilloso" plan.
-A Malcom se le ha ido completamente la pinza. Quiere crear una puta secta y la fiesta de Iniciación es el viernes. Yo voy a ir, pero Jules no podrá entrar sin una acompañante, ahí es donde te necesitamos. Tienes que venir con nosotros a la fiesta. Malcom no sabe que conocemos sus planes, así que el hecho de que sea un baile de máscaras lo hace todo un poco más fácil.-Dijo rápidamente para que no le interrumpiera.-Te prometo que no beberemos nada y que no tardaremos en volver a casa, pero por favor, ve con nosotros.-Me estaba suplicando con la mirada, cosa que hacía difícil el decir que no, pero por otra parte, decir que sí también era complicado. ¿Quién me aseguraba que no fuera a ser peligroso?
¿Eres tonta? El tío este que está más bueno que el pan quiere comerte enterita, ¿en serio crees que dejará que algo malo te pase?
Uyba, pero si has vuelto.
Cállate y di que sí.
-Está bien.