Capítulo 6.

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Capítulo 6.

Todos se quedaron en silencio durante unos minutos en los que nadie sabía qué hacer.

Jules me miraba con un brillo indescifrable en los ojos, pero yo solo podía mirar a Logan.

Me acerqué a él y observé los moratones y las heridas que tenía por toda la cara y parte del cuerpo.

Me giré y encaré a Jules.

-Eres un jodido animal.

Ni siquiera me había parado a pensar esas palabras, las escupí como si fueran veneno.

Jules me miró con aire arrogante y sonrió de medio lado.

Me volví a dar la vuelta para sacar a Logan de ahí.

Estaba en la más completa mierda, le sangraba una ceja, tenía el labio partido, el pómulo amoratado e hinchado, por no hablar de que apenas se tenía en pie.

Pasé su brazo por mis hombros y cuando iba a salir, Jules habló.

-No tan rápido, Gatita. Hay una serie de normas que nadie puede romper.

Mierda.

El hombre que anunciaba las peleas se acercó a nosotros.

-¿Cómo te llamas, niña?-Dijo con algo de preocupación.

-Sidney Cox.-Intenté que mi voz no temblara por los nervios, y, asombrosamente, no lo hizo.

-Bien, Sidney-Volvió a hablar el hombre-, hay una serie de normas que nadie puede romper. Una de ellas dice que, si alguien interrumpe una pelea, sea el motivo que sea, deberá hacer lo que el supuesto ganador decida.

Un momento, ¿qué?

-En este caso, el ganador iba a ser Jules Williams, así que, Jules, todo tuyo.

El cerebro me iba a estallar. Divisé a Jace y a Heather, se estaban acercando a nosotros rápidamente.

Dios. ¿Cómo he llegado hasta aquí?

-Bien-habló Jules-, creo que deberías ir haciendo las maletas, Gatita. Te vas a venir a vivir conmigo durante tres meses.

El mundo se me cayó encima. Sentí a Logan respirar duramente.

-No puedes hacer eso, Williams.-Dijo mi mejor amigo a duras penas.

-Ya lo he hecho, Graham.-Dijo sonriendo malévolo. Me miró.-Tienes cuatro días, el domingo a las ocho de la tarde, te recogeré en tu casa.

Dicho esto, salió del ring entre gritos y vítores, pero yo no escuchaba absolutamente nada. Mi mundo acababa de desmoronarse.

Me di la vuelta y salí del ring con Logan sobre mí. Aún no había dicho nada.

Quizá sea porque por su culpa vas a tener que vivir con un orangután durante tres meses.

Suspiré y cuando llegué hasta el sitio donde me había dejado Logan, me encontré a mi hermano gritando a los cuatro vientos lo inútiles que habían sido los chicos al no haberme parado antes de cometer mi gran locura.

-Jace.-Dije. Él se dio la vuelta. Tenía lágrimas en los ojos. Uno de los chicos me quitó a Logan de encima y se lo llevó hasta una pequeña camilla.

-Sid... Joder, Sid, ¿en qué coño estabas pensando?

No sabía qué decir. Se me rompía el alma al ver a mi hermano así.

Antes de que pudiera decir algo, Jace me abrazó.

-¿Por qué lo hiciste, Sid? No voy a poder hacer nada, joder, las normas son las normas, mierda.

-Jace, tranquilo. Solo son unos meses.-Le dije, pero eso también iba por mí.

Después de todo, solo eran tres meses. Podría soportarlo, ¿no?

Etéreo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora