Capítulo 23.
Llegamos al hospital y preguntamos en recepción por los chicos, la recepcionista nos dijo que estaban en la tercera planta.
Llegamos y nos encontramos con él en la puerta de la habitación.
Me tiré en sus brazos en cuanto le vi y él los enrolló en mi cintura.
-¿Qué ha pasado?-Le pregunté acariciando su cara con cuidado. Tenía una herida en la sien y el pómulo izquierdo muy hinchado.
-Estábamos yendo a casa de James, el idiota me ha vuelto a retar, y entonces apareció un coche y nos arrolló. La peor parte se la ha llevado Graham.
-¿Logan? ¿Dónde está?-Pregunté asustada.
La mirada de Jules se ensombreció.
-Está en quirófano. Estaba perdiendo mucha sangre.-Dijo y sentí cómo las piernas me fallaban.
Oía voces a mi alrededor pero no les prestaba atención.
Uno de los doctores se acercó a nosotros para preguntarle a Jules si se encontraba mejor, y este le dijo que sí.
-Necesitamos que nos confirme si la víctima es quien usted dice. Puede que con el golpe confundiese algunas cosas, así que si pudiese acompañarme...-Le dijo a Jules.
-Ya les he dicho quién es, ¿pueden dejarme tranquilo?-Respondió.
De repente, algo en mi cabeza hizo clic.
Ha dicho víctima, no herido. La víctima.
-Iré yo.-Dije. Que ¿por qué?, pues porque soy masoquista. Y porque si mi mejor amigo está muerto me gustaría saberlo por mí misma antes de que me lo digan.-Reconocería a Logan en cualquier lugar y de cualquier manera.-Dije intentando que no se notara que me estaba rompiendo por dentro.
-No. Tú no vas.-Dijo Jules.-Ya les he dicho quién es.-Me estaba sosteniendo del brazo pero sin ejercer fuerza. Me solté y le dirigí una mirada tranquilizadora.
A pesar que no se creyó que estuviera bien -debido a las lágrimas que tenía en los ojos y que no quería derramar- me dejó ir con el doctor soltando un respiro.
Fuimos a una habitación cerca del quirófano.
-No pudimos hacer nada por él, señorita, cuando llegó ya estaba muy débil.-Dijo antes de dirigirse a una camilla con un cuerpo en ella cubierto por una manta.
Destapó la cabeza y el rostro de mi mejor amigo estaba ahí.
Sollocé, pero no derramé las lágrimas.
Me acerqué a él aún sin poder creerme lo que estaba pasando.
Mi mejor amigo había muerto en un accidente.
Acaricié su magullado rostro y solo entonces, una lágrima calló.
Rápidamente la limpié y besé la mejilla de mi mejor amigo.
-Es él.-Le dije al médico.-Es Logan Lewis Graham.-Mi voz sonaba ronca y sorda por el llanto que estaba reprimiendo.
-Lamento su pérdida, señorita.-Dijo el doctor.
Me quedé cinco minutos más mirando el inerte cuerpo del que había sido mi mejor amigo hasta que el doctor dijo que tenía que irme.
Deposité un beso en su mejilla antes de marcharme
-Nunca te olvidaré, lo prometo.-Le susurré y salí de la habitación con una enorme presión en el pecho.
Nada más salir de la habitación, Heather corrió hacia mí.
-¿Y bien?-Preguntó.
Levanté mi vista del suelo para fijarla directamente en sus ojos azules, y no hizo falta ninguna palabra más.
Heather reprimió un sollozo y nos abrazamos.
Dejé que las lágrimas empaparan mis mejillas mientras llorábamos la una sobre el hombro de la otra.
Habíamos estado juntos toda la vida. Pensar que nunca volvería a ver a Logan me rompía.
Y sé que a Heather también.
Nos separamos minutos después y limpiamos nuestras mejillas a la vez, lo que hizo que riéramos con pena.
Logan siempre dijo que nosotras teníamos telepatía porque muchas veces vestíamos igual -sin planearlo-, hacíamos los mismos gestos, o hablábamos a la vez.
-Sid...-Dijo Jules y me giré hacia él.-Lo siento.-Miré sus ojos.
Había arrepentimiento en ellos mezclado con tristeza e ira.
No entendía bien esa mezcla de emociones, pero me acerqué a él y le abracé como si fuera la única cosa en la Tierra capaz de mantenerme en pie.
Lloré en su hombro mientras él besaba mi sien.
Logan era una parte de mí y me la habían arrebatado.
Minutos después, mi hermano llegó con mis padres.
-Peque...-Dijo acercándose a mí y a Jules-¿Qué cojones ha pasado?-Le preguntó a Jules.
-Preferiría explicároslo en casa.-Dijo a lo que Jace asintió.
Me separé de Jules y abracé a mi hermano.
No quería asumirlo. No quería admitir que Logan no volvería a picarme, ni a insultarme, ni a darme uno de sus abrazos de oso.
No volveríamos a ir todos juntos a comer una hamburguesa, ni pediríamos pizzas familiares con piña solo porque a él le gustaban.
No volvería a robarle sus camisetas, ni volvería a percibir su olor. No volvería a tener una de nuestras conversaciones a las cuatro y media de la madrugada. No volvería a estrujarme las mejillas mientras me hablaba como si fuese un bebé. No volvería a rasparme los labios cada vez que fuera a darle un beso en la mejilla, ni volvería a acariciarle la cabeza como si fuese un gatito.
No volvería a decirle que le quiero.
No volvería a tener a Logan. No volvería a tener a mi mejor amigo conmigo.
Mi compañero de hazañas y de trastadas, se había ido.
Y esta vez, para siempre.