Capítulo VIII

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La hora del desastre...

Describir el nivel de mala suerte que había ese día era como buscar una cantidad más alta que el propio infinito. Era como si el propio destino, circunstancias o como quieran llamarlo estaban en su contra, y no sólo contra una persona sino básicamente a todos ese mismo día...

La peor lluvia nunca antes vista en la Ciudad de Gotham cayó desde la madrugada del día anterior y seguía persistente, An e Itziar tuvieron que llegar a la academia a pies porque extrañamente los buses que circulaban no pasaron por varios minutos, y completamente retrasadas para llegar estudiar tomaron la decisión de ir a pie, y en el camino la sombría de Itziar se arruino por un fuerte viento y un carro que pasaba cerca del área las termino lanzando agua a ellas y otros transeúntes.

En la academia, tuvieron que cambiarse las ropas por la de gimnasia (después de pedir permiso al coordinador); pero esa mala suerte no sólo les llego a ellas; Tim que apareció con rasguños de Alfred el gato, que lo atacó a penas este se despertó y logró evitar que Titus (el gran danés que era mascota de Damian) no estropeara el pastel que apenas al entrar a la academia lo escondió en su casillero para evitar más peligros que se arruine, mientras que Delphine había aparecido con un gorro que escondía su cabello por completo y en cuanto a Eric, él no llegó a estudiar ese día por enfermedad.

—Oye, Fernández-llamo un complacerlo de clase de la castaña mientras se acercaba a esta-. El profesor Piero, quiere que vayas al salón de arte-

An estaba platicando con sus amigos, que habían decidido quedarse en el salón en lugar de salir a los pasillos que estaban inundados de gente que normalmente se la pasaban en el patio y por la lluvia se refugiaron en los corredores, cafetería y escaleras. La chica con molestia se levanto de su asiento y se dirigió en dirección al aula pedida, y al momento de que esta desapareciera del salón sus amigos automáticamente revisaron el plan que tenían entre manos.

   —Muy bien, lo único que no se a estropeado es el pastel-preguntó Raitzi a Tim, este respondió de forma aseverativa -. Bien, ¿Los platos y demás?- dijo mirando a Delphine.

   —Tu qué crees-le respondió divertida la morena, mientras se cruzaba de brazos y recargaba su espalda contra la silla-. Lo que no queda es... El lugar-comentó mirando a sus amigos.

   —No podremos ir al gimnasio, tampoco un salón...-comenzó a eliminar lugares la rubia, y buscaba una solución a todo lo que le faltaba entre sus pensamientos.

   —Eso lo tengo cubierto-alzo la voz Tim desde que la discusión dio su inicio, las dos chicas miraron al mayor como si una segunda cabeza le hubiera aparecido-. Sabía que algo así sucedería, así que le pedí al profesor Smith que nos preste el salón para la celebración-respondió con orgullo y una sonrisa triunfante.

   —Sabelotodo...-le nombró el típico apodo que medio mundo le había puesto al joven detective en la academia, por su parte Tim quitó su sonrisa y miro ofendido a Raitzi. Solo para que a los segundos los tres se largaran a reír a carcajadas.

Mientras tanto, en la sala de arte cuando los últimos detalles fueron dados por el docente y este dejara el lugar, los demás comenzaron a hacer lo mismo hasta que Wayne se paró enfrente de Fernández impidiendo su camino a la salida; ella le miro sin comprender su accionar de parte del menor, y un suspiro salió de sus labios al pensar que sus palabras y molestias comenzarían más temprano y que tardarían en hacerse costumbre. En cuanto a Damian, este seguía con su mirada imperturbable, fría y calculadora, casi imposible de saber lo que pensaba en ese momento con los brazos cruzados sobre su pecho y dijo:

¿Qué podria salir mal...? [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora