Capítulo XXXI

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Verdades bajo la nieve.

Navidad, el día donde todos están en familia para celebrarla en compañía y alegría, la fecha más alegre y feliz del año, el momento donde hay paz y armonio... Pero todas esas mierdas no se las creían en nada la morena esmeralda, conocía que en esa fecha los índices de crímenes como suicidios subían, que esas reuniones solo era de hipocresía y llena de falsas sonrisas. Prefirió quedarse en su departamento disfrutando solo la compañía de su pequeño amigo, que le pisó el nombre de: Snowy.

   —Raitzi ya te dije, no es necesario-siguió insistiendo con un poco de molestia. Había tratado zafarse de ir a pasar la Navidad con la familia Astilleros desde hace más de una hora, no porque no le agradaba la idea sino porque se sentía fuera de lugar y casi una molestia, prefería quedarse a pasarla sola-. Amiga, por favor ni que me fuera a suicidar con pastillas y alcohol-le confrontó, con diversión y burla. No era débil no caería tan bajo para quitarse su vida.

   —Lo sé, pero no es bueno que pases sola las fiestas... [...] ¡Federico, deja eso en el piso!-gritó lejos del celular la rubia, a su hermano menor que estaba jugando con el árbol de Navidad, que se miraba que caería si seguía jalándolo. La menor dejo el celular para ir a darle un buen coscorrón y sacarlo del lugar a base de regaños-[...] ¿En qué estabamos?-preguntó al tener regreso su celular.

   —En nada-dijo entre risas y aprovechando que su amiga olvidara su conversación inicial. La mayor se recargó en el mostrador de la cocina mientras esperaba a que el chocolate caliente terminara de hervir, para servirse una taza-. Y, dime, ¿Invitaras a tu no novio?-preguntó con burla y una sonrisa maliciosa.

   —¡¿Ya te dije que no le digas así?!-gritó con furiosa y vergüenza, antes de taparse la boca y mirar a todos lados. Al ver que nadie la escucho, salió corriendo escaleras arriba a su habitación, para encerrarse con cerrojo y seguir insultando en catalán a su amiga que solo reía- Eres la peor-le dijo avergonzada hasta la médula, sentándose en el borde de su cama.

   —Por favor, que chico entra a tu casa, pasa las noches allí, se pasea en bóxers, tienes una camisa de él guardada...-siguió en numerando la mayor escuchando los múltiples insultos, antes de poner la llamada en altavoz y tener sus manos libres y servirse pro fin su chocolate caliente.

   —Nosotros no tenemos nada, si es cierto el vienen a mi casa y hace todo eso pero, ¡No tenemos nada!-siguió insistiendo la rubia con efusividad. Ella tomaba sus almohadas y algunos peluches de su cama y los lanzaba al armario para apaciguar su enojo, para finalmente detenerse y tranquilizarse.

   —¡Noticia de ultimo momento. Raitzi Astilleros, la chica que dijo no tener una relación amorosa con el rebelde de la familia Wayne, se casa hoy con Jason Todd, y dicen que tendrán 10 hijos!-siguió molestándola mientras hablaba como una de las presentadoras de noticias. Le dio un sorbo antes de chillar y alejarse la taza de los labios al quemarse, por no esperar a que enfriara un poco más-¡Mierda, me queme la puta lengua!-gritó sin pensarlo. Las carcajadas de su amiga se hicieron audibles del celular que aún reposaba en el mesón de la cocina.

   —¡¿Karma, amiga?!-gritó la rubia aún riendo a todo pulmón de la desgracia ajena. En cuanto a la pobre An, no le dio mucha gracia el haberse quemado la lengua.

La mayor logró zafarse de ir a la casa de su amiga, pero a cambio de que su amiga llegara a visitarla cosa que no le molestó en lo absoluto, lo que no esperaba era que al abrir la puerta de su departamento se hiciera presente el mercenario. Desde el primer momento comenzaron a pelearse, sobre todo porque el más alto estaba va de molestarle con su cabello hasta que reparo en el tatuaje que tenía en omóplato izquierdo, al estar todo listo junto con las películas de humor puestas junto a un par de mantas por el frío.

¿Qué podria salir mal...? [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora