|CAPÍTULO 9|

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MÍA







Sin poder contenerlo o saber porque sucedía, mi parpado izquierdo comenzó a temblar levemente, es algo que no se nota a simple vista pero se siente— Mi mente explotó— ¿Por qué la vida me puso en esta situación? ¿Qué he hecho yo de malo? Lo único mal que he hecho, al parecer es ser hija de mi padre.



— No me puedes obligar— Solté luego de unos minutos de silencio.

— Puedo hacerlo— Corrigió— Ahora, despídete de la comisaría, dentro de poco tendrás que estar lista para casarnos— Me tomo del brazo he intento sacarme pero me rehuse.

— Prefiero quedarme aquí, ya me siento en casa— Le sonreí con sorna.

— ¡Escúchame, Mía…— Me grito y levanto su mano en mi contra pero la voz de Nana Sofía se lo impidió.

— ¡Cristián!— Le grito pero el aludido no la miro— No puedes retrasarte, ella tiene que estar bien— Le recordó y el orangután bajó su mano.

— No me provoques Mía y camina— Tiro de mi brazo y me saco a rastras de la comisaría con Nana Sofía detrás de nosotros.



Cuando salimos de la comisaría la luz del día golpeó directo en mi rostro, trastabille y si no fuera por Cristián que me sujetó con fuerza pegándome a su costado hubiese caído, por esos efímeros segundos que estuve cerca de su cálido cuerpo una sensación extraña recorrió el mío, no quise darle vueltas a eso así que me separé de inmediato del, sin embargo este no me libero, ahora se aferró a mi mano hasta que llegamos a su camioneta, Nana Sofía se subió en la parte de atrás, mientras que Cristián me guiaba al otro lado, abrió la puerta del copiloto y me hizo subir, cerró con fuerza, volvió a rodear el vehículo y subió al asiento del conductor cerrando a sus espaldas.



— Todos en la manada saben que nos casaremos por amor, será un evento oficial, así que legalmente todo el mundo sabrá que eres mi Luna y mi esposa— Se explico— Por supuesto, los únicos que saben la verdad son James y Gema, ellos están en casa esperándote— Concluyo y reí.

— ¿Qué te hace pensar que voy a seguirte el juego en esta maldita falsa?— Lo mire y el ya me estaba viendo.

— Jayden…— Solo al mencionarlo sentí un escalofrío en mi espina dorsal— El bastardo es fuerte, sigue con vida— Agrego y un alivio recorrió mi cuerpo, aunque me sentí ansiosa y sabia que lo que diría después no me gustaría— Se donde esta y no es en el pueblo, te lo juro Mía, si no obedeces, lo mataré y haré una masacre en Gregor Bremen, incluyendo a tus padres en todas las vidas que tomaré con mis propias manos— Aseguro y volví a sentir ese leve temblor en mi párpado.

— Eres un maldito hijo de puta— Escupí con odio.

— Nada que no hubiese escuchado antes…— Miro hacia el frente y comenzó a conducir, ahí supe que nuestra conversación había terminado.






***






De este lado de la manada todo era tan distinto, la gente se paseaba con tranquilidad como si fueran personas normales, las chicas de mi pueblo, las que pude reconocer, se veían bien y felices, algo que no podía entender, tal vez el único monstruo de esta manada es Cristián Donovan. Pronto llegamos a su casa, no era exactamente una mansión pero si era enorme, casi más grande que la de mis padres, en si era hermosa, aunque nada fuera de lo normal, pude apreciar bellos detalles en la entrada, pétalos de rosas y arcos de globos blancos, y negros que se guiaban al jardín trasero.



— Baja— Ordeno la bestia mientras descendía del vehículo, rodé los ojos y baje al mismo tiempo que Nana Sofía, cerrando a nuestras espaldas.



ALPHA REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora