|CAPÍTULO 27|

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CRISTIÁN






Estoy dentro de mi habitación, sentado a los pies de la cama, observando un punto imaginario en la puerta, cuando Mía se fue sentí un fuerte dolor en el pecho, ardía y se que se trataba de la marca, aunque había un dolor más grande y sabía que estaba fuera de los límites de la conexión, la amo, ¡Maldita sea! Yo la amo y la cague, otra vez, incluso cuando creí que estaba haciendo las cosas bien volví a arruinarlo, ella tiene razón, cuando algo comienza mal termina mal y nunca hubiese podido amarme si la hubiera seguido manteniendo aquí a la fuerza— Suspiro y me acuesto boca arriba— Mi espalda toca el colchón, parece una caricia para la tensión de mis músculos, suspiro, todo aquí tiene su olor, eso me terminara volviendo loco, me levanto y me pongo de pie, salgo de la habitación y me dirijo a mi estudio de arte, abro la puerta, enciendo la luz y entró cerrando detrás de mi, siento que las imágenes de estos cuadros pudieran hablarme, los destapó uno por uno, sus voces, son como fantasmas que comienzan a atormentarme hasta que llegó a los cuadros más recientes de Mía, aquellas voces desaparecen al instante y me invade la paz, pintarla me traía paz, verla, sentirla, poder amarla, resoplo y me acercó al escritorio en un rincón del cuarto, abro uno de sus cajones y saco mi libro, sus páginas las he rellenado con los años, bueno, hace mucho que no lo tomaba, sus desgastadas tapas están llenas de polvo, soplo y lo limpio con mi mano, tomó la tinta y mi vieja pluma, abro el libro y repaso las páginas, cuando era joven tenía un alma artística por así decirlo, siempre me gusto la pintura, los poemas, era un cerebrito, cuando la vida comenzo a joderme lo olvide por completo, sonrió, es irónico, la primera vez que volví a esta habitación fue para pintar a Mía y hoy vuelvo por ella, para escribir sobre ella y todo lo que me hacia sentir, suspiro y llegó a una página en blanco, tomó la pluma, le agregó un poco de tinta y comienzo a escribir:




Caótica


Ella es caótica e impredecible...

Nunca sabes si te va a amar o te odiara, si va a huir o te pedirá que no te vayas nunca...

Y es por eso por lo que hay que amarla: Porque en sus idas y venidas puede ofrecertelo todo o dejarte sin nada...

Tiene una tristeza que duele, sin embargo no he visto a nadie, jamás, reírse tan fuerte de la vida...

Por eso la ame, porque era lo más parecido a la felicidad que había encontrado...

Enero 15, año 1950.





Dejó la pluma a un lado y limpio las lágrimas que están a punto de salirse de mis ojos, no soy un hombre que expresa lo que siente, muy pocas veces he llorado en mi vida, hace años que no lo hacía y cuando apareció ella en mi camino me he vuelto tan débil que es lo único que hago.




— ¡Cristián!— La voz de James me saca de mis pensamientos, abro el cajón, guardo la tinta y la pluma y meto el libro con la página abierta, tiene que secarse o se arruinará— ¡Cristián!— Grita y cierro el cajón.

— ¡Estoy aquí!— Le respondo desde la habitación, me pongo de pie y me acercó a la puerta.

— ¡Cristián!— Vuelve a gritar y abro la puerta, su imagen aparece delante de mis ojos, esta alterado— Tienes que venir conmigo ahora, a pasado algo horrible.

ALPHA REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora