Cada quinientos años en el pequeño pueblo Gregor Bremen, ubicado al sur este de Alemania pasa algo indescriptible y mágico en cierta forma...
La luna se posa en su punto mas alto y cambia de color a uno plata, ese resplandor se expande por todo el p...
Una nueva vida, un nuevo país, una nueva ciudad, un nuevo comienzo, todo con la finalidad de ser una mujer diferente, si ya no tengo un futuro, voy a vivir mi presente al máximo, hace media hora llegue al Meztre Venezia, un hotel cerca de la Universidad IUA de Venecia, no era lujoso pero tampoco humilde, era un lugar intermedio, cómodo y centralizado, además de amplio y para mi estaba bien:
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Además, estaba a un par de cuadras de la Universidad así que no sería estrictamente necesario un transporte y si quisiera podría ir caminando, aunque honestamente lo que más me gustaba era que estaba amoblado, un peso menos sobre mis hombros, en fin… El vuelo fue algo largo y agotador, cuando abandone Alemania era de día, exactamente las ocho de la mañana pero aquí son las ocho y media de la noche, el cambio de horario es algo abrumador pero nada a lo que no me pueda acostumbrar.
Al cerrar a mis espaldas con el seguro el lugar era todo mío, no quise una residencia en el campus, no hubiese estado cómoda y para ser sincera soy una completa antisocial, no se me da muy bien estar cerca de las personas, mucho menos ahora así que la privacidad es algo que me tranquiliza. Después de dar un recorrido al living, la cocina y demás, me dirigí a mi habitación:
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Solo un cuarto enorme con baño incluido, lo del exterior eran dos habitaciones más, un baño de visitas y el cuarto del lavado, en conclusión, simplemente perfecto, desempaco mis maletas, ordenó todo en el armario y en el baño, cuando término me doy una ducha rápida y me pongo el pijama, ya mañana es lunes, mañana comienzo las clases, es irónico, nunca quise estudiar arquitectura, ni tener un magíster en administración, el mundo empresarial no era lo mío, sin embargo ahora lo voy a hacer, ¿Quién lo diría? Mis planes cambiaron tanto solo un mes. Niego con la cabeza y voy al balcón de mi cuarto, miro hacia fuera y el hermoso paisaje nocturno de Venecia me recibe, llena de nostalgia observo la luna, una media luna mejor dicho, tan brillante, tan hermosa, tan especial, pero nada igual a como se veía en la manada.