|CAPÍTULO 31|

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CRISTIÁN



—Bueno…— Dijo la ginecóloga Audrey Cannovio revisando los resultados de los exámenes que había dado el monitor— La señorita Bell tiene apenas seis semanas de embarazo, como el gráfico lo muestra los latidos de su corazón son muy perceptibles— Me muestra el examen y con sorpresa veo que es cierto.


—Déjame ver— Pide Ana y le enseño el documento, lo toma y sus ojos lo contemplan con fascinación, es como si estuviera viendo algo que jamás pensó que le pasaría y deseo que le sucediera hace mucho— Es asombroso— Sonríe y sus ojos se llenan de lágrimas.


—Muchas felicidades señor Donovan, será padre— Me felicita la doctora y la observo sin ninguna expresión en el rostro.


Seis semanas… Esas dos palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza, el tiempo concuerda con la última vez que estuvimos juntos, eso quiere decir que es mío, niego con la cabeza y miro a Ana quien hablaba sonriente con Audrey mientras se limpiaba las lágrimas, esto aún no lo dice todo, tengo que esperar a que ese niño nazca para hacerle una prueba de ADN, hasta que no tenga el resultado positivo de ese examen me resistiré a la idea de que seré padre del bebé que espera, aún así no la voy a dejar sola, me encargaré de sus cuidados, los hijos de los Alphas crecen más rápido que los niños hijos de lobos normales, no tendré que esperar mucho tiempo y me preocupare de que nada le pase, pues si ese bebé es mío, voy a aceptarlo y amarlo como tal.


—Cristián— La voz de Ana me trae de vuelta a la realidad— ¿Qué pasa? ¿No te agrada esta noticia? Vamos a ser padres— Se ríe diciéndome lo obvio.


—Vístete y salgamos de aquí, te estaré esperando a fuera— Le ordené con indiferencia ya que llevaba puesto un camisón de hospital— Doctora Cannovio, gracias— Me dirigí a ella dedicándole una sonrisa cordial y salí de su consultorio cerrando a mis espaldas.


Después de haber tenido esa intensa conversación con James salimos de la manada y la traje al hospital de la ciudad, en el camino estuve pensando en todo lo que habíamos hablado, le creo a mi amigo y no puedo confiar en Ana, sin embargo no puedo ser obvio y demostrarle mis dudas abiertamente, se que esconde algo y lo voy a averiguar pero para eso necesito tiempo y tenerla cerca de mi bastará, no sonara bien pero creo que deberé aprovecharme de los sentimientos que tiene hacia mi para que se confíe y me demuestre lo que a escondido hace tanto tiempo. Por otro lado, esta noticia acerca de su embarazo complica mi panorama, honestamente no me hace feliz, no es por el bebé, es por ella, jamás me imaginé a Ana siendo la madre de mi futuro hijo, hace un par de días llegue a pensar que podía ser Mía y me sentía aliviado pero ahora no se que pensar, todo es tan difícil.


»Mía…«


Su rostro de muñeca, sus ojos verdes, aquellos que con el sol se mezclaban con algo de azul, sus deliciosos labios, esas sonrisas cálidas que siempre le brindaba al mundo a pesar de lo triste o rota que se pudiera encontrar, su melodiosa voz que me traía paz, su cuerpo único y con ciertas imperfecciones que para mi lo hacían irresistiblemente perfecto, todo y cada minúsculo detalle lo tenía grabado en mi memoria, y en mi corazón, no me Iba a cansar de repetirlo, la amaba, la amo y la seguiré amando hasta mi último respiro, desde que la vi por primera vez sabía que sería ella pero como el imbécil impulsivo que soy siempre lo terminaba arruinando todo. ¡Dios! Como la extrañaba, necesitaba verla y ya no podría resistirlo más, a pesar de que este molesta conmigo, iré a visitarla esta noche.


—Cristián— La voz de Ana vuelve a sacarme de mis pensamientos y me giro a verla— Ya estoy lista, podemos irnos…


ALPHA REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora