|CAPÍTULO 11|

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MÍA

Cuando salimos de la comisaría una camioneta negra nos esperaba, la conducía un hombre de mediana edad, vestido de traje y una gorra de chófer, estando dentro del vehículo el conductor comenzo a manejar, gracias a Nana supe que se llama Robin y que mi amiga, junto a James están en casa de Cristián esperandome, luego de un par de minutos, pude observar la manada, no distaba mucho de mi pueblo, las personas aquí se veían normales, incluso reconocí a algunas chicas de Gregor Bremen paseando con unos tipos, se veían bien y felices, algo que no pude entender. ¿Por qué ellas están bien y yo sufro? ¿Por qué a ellas les gusta esto y a mi no? ¿Sera que tengo un problema? ¿O es que solo a mi me tocó ser la mate de un bastardo sin corazón? Suspiro y sin darme cuenta, Robin para el auto fuera de la mansión de Cristián, el baja y nos abre la puerta, primero ayuda a descender a Nana y luego lo hace conmigo, cierra las puertas, le agradecemos y Nana lo autoriza para que regrese con su familia, solo entonces puedo observar la casa con más detalle, es un poco más grande que la mía, no es una mansión en su totalidad pero es enorme y la altura imponente, aunque sus colores son neutros, apagados, si bien son sofisticados, nada aquí parece tener vida— Regreso a la realidad cuando Nana toma mi brazo— La miro y me sonríe para transmitirme tranquilidad, algo que sinceramente no me ayuda, luego nos dirigimos a la entrada, Nana Sofía golpea un par de veces y se abre revelando a Ester, la cual al verme me transmite una mezcla de sentimientos que me esfuerzo por ignorar: Esta la sorpresa, la pena y la lástima, odio que la gente me observe de esa manera, solo una vez sucedió y me prometí que nunca volvería a pasar, pero el destino me hizo morderme la lengua y gracias a Cristián volvió a suceder.

— Pasen— Hizo un intento por sonreír y se hizo a un lado— El señor James y la señorita Gema están en la habitación del señor Cristián esperandolas— Informó mientras entrabamos.

— Gracias querida— Le respondió Nana por las dos, sin embargo yo me enfoque en recorrer el interior de la casa con la mirada.

No distaba mucho del exterior, colores nuestros, un espacio amplio, muebles refinados y costosos, más cuadros de pinturas de artistas reconocidos y otros que no pude identificar pero que me parecieron igual de bellos, aquellos retratos de autores incógnitos demostraban más sentimientos y talento que los otros, aunque estos solo eran de vibras oscuras: dolor, tristeza, traición, desamor, aunque básicamente es lo que yo pude interpretar— Recorrimos el pasillo y nos dirigimos a las escaleras— Suspiro y llegamos a la planta de arriba, nos conducimos por los pasillos y llegamos a la habitación principal, la puerta estaba abierta así que solo fue cuestión de entrar, primero lo hizo Nana y tras ellas entre yo, la misma habitación en donde estuve el primer día, sentí escalofríos y una sensación de claustrofobia que no duro demasiado, gracias a que pronto tuve los brazos de Gema envolviendome, sonreí y le correspondi el abrazo.

— Estas bien, estas bien...— Murmuro en mi oído, aunque creo que aquellas palabras eran más para ella que para mi.

— A mi también me alegra verte bien— Nos separamos.

— Dios... Mía, ese bastardo te lastimó— Sus ojos se llenaron de lágrimas.

— Lo importante es que estoy viva— Cubro su mano con la mía— Además, creo que estamos empatados, yo intente matarlo y el intento hacer lo mismo conmigo— Agregué con algo de diversión, solo para que sonriera y lo conseguí, aunque mi situación no tiene nada de divertido, no quiero que mi amiga sienta pena por mi.

Basta con la pena que siento yo y punto, no necesito la del resto.

— Estas loca— Dice mientras disminuía su risa y quitaba su mano de mi mejilla— Bueno, te tengo que dejar, solo conseguí que James me trajera por unos minutos— Agregó y mire al aludido.

ALPHA REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora