5. Historias secretas

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El GELA se fundó en la década de 1960 durante el auge de los cazadores por Aberforth Blackbone, el primer hombre lobo, con el propósito de cuidar a los suyos. Junto a Augustus Rye, el segundo en convertirse, se encargaron de que la noticia pase de boca en boca en bares de mala muerte. Hablaban en código, y se alejaban especialmente de los cazadores más experimentados, que no eran muchos. Es así cómo los reclutaban: convencían a los recién convertidos de que tenían un lugar en donde ocultarse, si así ellos lo querían. Al principio comentaban que era una maldición, y preguntaban cómo podían deshacerse de ella. Aberforth les comentaba con gran pesar que, por más que lo intentaran, no podían. Y él sabía de lo que hablaba.

Aberforth iba rumbo a la carnicería. Era un bonito día de primavera. Recordaba haberse encontrado en el camino a mucha gente, y todos les decían que debían realizar planes para reencontrarse. Él les decía que sí a todos, sonriente, y seguía caminando. Observó el cielo; se estaba oscureciendo. Era necesario que se apresure, ya que la parte norte de la ciudad no era muy segura cuando caía la noche.

Ingresó al local, compró la carne, pagó y, al salir, vio que un par de Corvette Stingrays se estacionaron. Acto seguido, un par de muchachos con cazadoras y lentes negros se acercaron a él, sacaron armas de fuego de una bolsa marrón, lo apuntaron sin que el resto de la gente se diera cuenta y lo subieron al coche.

En el camino, pudo observar que nadie hablaba y la radio estaba apagada. Se aferró a la bolsa de carne cruda, lo que provocó que el muchacho a su derecha lo observara con desdén.

Se estacionaron en lo que parecía un estacionamiento de hospital, lo tomaron de la nuca e hicieron que camine hacia la puerta de entrada, en donde un doctor de bata blanca con anteojos con aumento de optometría y guantes negros lo esperaba, sonriente.

Lo sentaron en una silla que parecía de dentista, lo ataron con sujetadores de cuero, le taparon la boca con cinta y le inyectaron un líquido gris viscoso. Acto seguido, se retiraron de la habitación y apagaron las luces.

En las horas siguientes, sintió todo tipo de molestias: escozor en la nuca, picazón en la garganta, febrícula, dolor de espalda, dolor de cabeza y un deseo irrefrenable de comer carne cruda, que se encontraba misteriosamente colocada en una bandeja de plata a unos metros de donde él se encontraba. Él tenía la obligación de comentarles cada molestia, cada dolor.

En los próximos días, la única comunicación que tenía provenía de amplificadores de sonido colocados a los costados de la habitación diminuta. Comía manzanas rojas, macarrones con queso y sopa, bebía leche y agua.

Dormir era casi imposible. Sentía las piernas demasiado débiles, por lo que pidió poder caminar. Caminó por primera vez en muchas horas de un lado hacia otro preguntándose qué demonios estaba ocurriendo.

Al tercer día, pudo escuchar que presionaron un botón que abría las persianas de la ventana. Intentó escapar colocando sus manos sobre los barrotes para poder sacarlos de su lugar. Los hombres rieron por los altavoces.

Luego la vio: la luna llena. Su cuerpo comenzó a dar bruscos movimientos involuntarios, por lo que se tumbó al suelo. Notó que sus extremidades crecían, al igual que los colmillos, su cabeza no paraba de dar vueltas, y, al cabo de unos minutos, observó furioso hacia el vidrio espejado que hacía de división entre el laboratorio de observación y la sala en donde él se hallaba. Cruzó hacia el espejo en pocos pasos y lo destruyó de un golpe. Las sirenas sonaron, lo que hizo que él se encoja al piso por la hipersensibilidad, y las luces se tornaron rojas. Aberforth aprovechó el momento para correr hacia los barrotes y los asió con ambas manos, logrando por fin escaparse de ese lugar.

Al ver que familias enteras no podían comer debido a que sus cosechas quedaron absolutamente diezmadas por culpa de animales salvajes y por la sequía, Gunther Clay, Marion Flannel y Jameson Dome, padres de familia, colocaron sus sillas de madera reclinables, se sentaron con un quejido, abrieron sus latas y decidieron quedarse toda la noche a la espera de estos lobos con escopetas cargadas.

I. Moonlight Shadow (editando 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora