Descubriendo el G.E.L.A.

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Descubriendo el G.E.L.A.

Entramos en el G.E.L.A. y lo primero que se me vino a la mente fue un gran castillo de épocas remotas. Era más bien tétrico: casi todo era de colores oscuros, exceptuando las cúpulas que era de color azul oscuro. Amaba ese color, junto al violeta. Tenía muchas habitaciones, puertas y ventanas. A la entrada, había una lámpara de techo majestuosa y una maravillosa escalera que conducía al piso de arriba y se bifurcaba en dos hacia los costados. Había varios retratos de personas que no conozco en el descanso, sobre una mesita de mármol. A lo largo de las escaleras había una alfombra color azul marino que se bifurcaba, y que terminaba al pie de la escalera.

Era tétrico, sí. Pero me encantaba, para mí era muy hermoso.

Estaba viéndolo todo, con la boca abierta, hasta que Carl me hizo salir de mi ensimismamiento.

-          Como lo ven, ésta es nuestra guarida, por así decirlo. Es aquí donde nos hospedamos, y los cuidamos a ustedes. – Nos miró a ambas.

-          ¿Y qué hay de los mortales? ¿Pueden ver todo esto?

-          No. Los mortales solo lo ven como una mina abandonada. ¿Te fijaste que toqué la viga y se transformó? Bien, al cerrar la puerta principal – señaló una puerta oscura – todo lo que ves se convierte de nuevo en oxidado y feo. Algún que otro mortal se ha quedado viendo el local, pero normalmente es para preguntarse si en épocas remotas esto ha funcionado como mina.

-          Pero la inscripción…

-          Sé de lo que hablas. Cuando está oxidado, no se lee absolutamente nada.

-          ¿Las otras criaturas pueden verlo?

-          Depende. ¿Vampiros? No existen. ¿Zombies? Menos que menos – rió – Los duendes viven en bosques alejados, y ninguno ha venido hacia el bullicio de la gente, ni siquiera aquí, a este lugar apartado. Las sirenas prefieren quedarse en el agua, hipnotizando a gente con su voz haciendo que caigan en la trampa y que se ahoguen. Los centauros poseen una inteligencia infinita, y son los guardianes de la sabiduría. Se encuentran en bosques alejados de las ciudades. Además, son pacíficos si no se los molestan y regulan las matanzas de hombres lobos a los mortales.

-          ¿Por qué? – dijo Ashley.

-          Porque hay algunos que no son exactamente ositos de peluche que matan por diversión. ¿No se te ocurre nadie?

Pensé en Magnus y en sus seguidores, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. De alguna manera ya lo sabía, pero de todas formas el escalofrío se hizo presente.

-          ¿Qué hay en el piso superior? – dijo Ashley.

-          A la izquierda encontrarán una biblioteca y la sala general, que es donde nos reunimos para decidir varios factores importantes. Allí tenemos tecnología. Rastreadores, cámaras, computadoras con información relevante… Yo y un par de personas más somos protectores. El guardián general es Aberforth. Él es mayor, y es el fundador del G.E.L.A. Es el típico viejito de la barba medianamente larga – sonrió.

-          ¿Y los demás lobos?

-          Sólo los protectores podemos activar el mecanismo para que se vea. Los lobos lo ven como una mina, al igual que los mortales. Ésta una fundación secreta. Aberforth quería que así sea, se devanó los sesos tratando de pensar en un mecanismo de defensa, y la halló preguntando a los centauros.

-          ¿Dónde está Aberforth? – pregunté.

-          A la izquierda, tercera puerta al lado de la sala general.

-          Aún no nos has dicho a dónde conduce la bifurcación a la derecha. – dijo Ashley.

-          Son los dormitorios. Vengan conmigo, las llevaré con Anna. Ella es algo así como la guardiana secundaria, sería algo así como una secretaria.

Nos condujo hacia las habitaciones de arriba, y nos dirigió hacia la quinta habitación a la izquierda.

-          ¿Qué hay en la cuarta? – pregunté.

-          Es un secreto. Sólo el guardián general lo sabe.

Carl abrió la quinta puerta, y se pudo ver una mujer bajita de no más de treinta años de pelo color azul eléctrico ondulado y ojos cafés. Nos vio a Ashley y a mí, y sonrió abiertamente.

-          Así que aquí están. No sabía que eran tan lindas.

-          Gracias – respondí, un poco avergonzada.

-          Ya lo sabía – respondió bromeando Ashley. Eso hizo reír a Anna.

-          Pues, ¿qué ocurre, Carlton?

-          Quería saber si hay habitaciones disponibles para ellas.

-          Sí, un momento. Pasen, por favor.

Pasamos hacia una oficina con un gran ventanal. Las luces de la entrada eran algo apagadas, y las de las oficinas eran azules. Había varios retratos de ella, y había una gran biblioteca con un montón de libros.

Me acerqué, y pude ver que había libros grandes y pesados. Pasé el dedo por los lomos, y leí algunos títulos como Hombres lobo: una guía para no perder la cabeza en luna llena, La carne cruda y sus efectos no sólo en luna llena, La tregua entre lobos y centauros. Me detuve en uno que me llamó la atención. Se titulaba El secreto del vetus. ¿Qué diablos es eso? Me dispuse para sacarlo, hasta que…

I. Moonlight Shadow (editando 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora