La canción de Ashley

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La canción de Ashley

-          ¿Te sucede algo?

El mayordomo me miraba. Levantaba una ceja y seguía con esa voz monótona y aburrida.

-          N-No… - titubeé. – Yo sólo… - tragué saliva – Necesito hablar con… ellos – dije, mirándolos a Sam y a Ashley.

Los llevé al lugar más apartado del hotel, justo en frente a un gran ventanal del lado izquierdo, que daba hacia las afueras.

-          Debemos irnos de aquí. Ahora. Recojan sus cosas, y vámonos. – dije, pero sabía que era en vano. Sam puso los ojos en blanco, y respondió

-          Nos quedaremos aquí, quieras o no.

-          ¿Por qué?

-          ¿A qué otro lugar nos podemos ir con esta lluvia? – miré hacia la ventana. Llovía a cántaros, y un gran trueno me hizo sobresaltar. Chasqué la lengua en señal de impaciencia.

-          Quieras o no, tiene razón, Harley – dijo Ashley. Me crucé de brazos.

-          Oh, está bien. Pero la próxima, yo elijo el lugar.

-          ¿No te gustaría dar un paseo por un tenebroso hotel? – me dijo Sam, sonriendo tímidamente.

-          No – dije, conteniendo una sonrisa.

-          ¿En serio? – me dijo con una media sonrisa, alzando las cejas.

-          Oh, está bien – cedí – Creo que será algo divertido – dije, poniéndole énfasis a divertido. Ashley y Sam rieron.

-          Pues, vamos en busca de aventura – dijo Sam muy fuerte.

-          ¡Cállate! ¡Despertarás a los muertos! – reímos.

Seguíamos riendo, cuando vi bajar de la destartalada escalera a la vieja de la ventana. Mi sonrisa se apagó un poco, y pude ver que se quedaba quieta, y me miraba.

Tenía los ojos de un verde que no era natural. Eran casi blancos. Ella era pálida, y tenía muchas arrugas. Tenía una chalina vieja y sucia, y la ropa también lo era. Sus prendas eran grises. Ella, al notar mi cara de estupefacción, me sonrió. Pero tenía los dientes afilados, y la sonrisa era algo rara. Toqué, aterrada, a Sam y le susurré:

-          Mira a esa mujer.

-          ¿Cuál? – me respondió, con el mismo tono de voz.

-          ¡Esa! ¡La que está parada en la escalera! – Sonrió abiertamente.

-          Harley… ¡no hay nadie! – Parpadeé. Ya no estaba. ¿Qué me sucede?

-          Oh – dije, débilmente.

-          ¿Estás bien? – me dijo Ashley.

-          Sí… eso creo.

-          Yo opino que hay que descansar. Estás cansada, Harley – me dijo Sam – debes acostarte y dormir un par de horas, ¿te parece? – asentí. – Escuche – le dijo al mayordomo - ¿Nos puede dar la llave de la habitación?

-          Sí, claro… - sacó de su bolsillo una llave con el número 13. – Aquí tienen.

-          Gracias.

I. Moonlight Shadow (editando 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora