Pero, ¿qué es lo que realmente sabes?

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Pero, ¿qué es lo que realmente sabes?

Me apoyé sobre el dosel, poniendo mis manos sobre los barrotes de la cama. Miré de nuevo para asegurarme que lo que había visto era real. Sólo mis ojos, mi rostro estaba ahí.

-          ¡Llamando a Tierra! ¡Harley!

Ashley me llamaba, y yo no le hacía caso.

-          ¿Eh? – contesté, algo aturdida.

-          ¿Qué ha sucedido? – me miró fijamente.

-          ¿Las dejo solas, chicas? – dijo Aberforth, mirándonos alternativamente a mí y a Ashley.

-          Sí, por favor – respondí. Esperé que se fuera, y a que sus pasos se alejaran un poco – Vi a alguien en el espejo. No era yo. No sé qué ha sucedido. – respondí, atemorizada.

-          Estás algo cansada, Harley. Últimamente han pasado muchas cosas, y no has tenido tiempo para reflexionar.

-          Quiero creer que es así.

-          ¿Cómo era?

Le conté básicamente que tenía pelo negro, ojos verdes lima tipo gato, cara verde y escamosa. Caí en la cuenta que era un…

-          Reptiliano… - susurró Ashley. Era justamente lo que estaba pensando.

-          No, ¡eso es imposible! Quiero decir… no existen. ¿Verdad? – la miré a los ojos.

-          No lo sé, Harley. Ya no sé en qué pensar. Ya nada me sorprende.

Nos quedamos en silencio un buen rato. Ashley permanecía parada a mi lado, con los brazos cruzados, mirando hacia adelante un punto fijo. Yo seguía en mi posición anterior.

-          Debo contárselo a mi familia. A quién sea. Si estoy en peligro, quiero que lo sepan.

-          Será lo mejor. Oye, creo que no deberíamos pasar la noche aquí.

-          Sí que deben.

Miramos la puerta al mismo tiempo, a la derecha. Era Carl.

-          Aquí están a salvo.

-          Escúchame – empecé – Estoy volviéndome paranoica, y no creo que me sienta muy a gusto aquí.

-          Yo decía exactamente lo mismo – sonrió, pero fue una sonrisa triste. Se sentó en la cama. Yo me senté junto a él, y Ashley se sentó al lado mío, entrelazando su brazo con el mío. – Me costó venir aquí, y creer que este lugar era seguro – continuó – Realmente, así sucedió. Yo era un chico normal, común y corriente, hasta que me mordieron. No sabía qué era lo que exactamente me pasaba. En luna llena me descontrolaba, quería morder a todo el que se me pusiera en camino… bueno, ustedes ya saben el resto – esbozó una lenta sonrisa. Se pasó la mano por el cabello, alborotándolo más, y prosiguió – Vine aquí en contra de mi voluntad.

-          ¿Por qué te mordieron? – pregunté.

-          Me infiltré en un lugar, y escuché cosas que no tendría que haber escuchado. En fin, quisieron matarme después de eso, pero sólo consiguieron darme la mordida media. Sabía demasiado.

-          Pero, ¿qué es lo que realmente sabes?

-          No puedo decir…- lo corté.

-          Oh, ya escuché esa frase muchas veces. ¿Alguien puede ser directo conmigo, para variar? – Carl rió.

-          Es que no debes saber muchas cosas, no por ahora.

-          Todos me ocultan algo… - susurré.

-          Es por tu propio bien.

-          No veo que sea así.

Carl se paró, y dijo

-          Tienen pijamas para las dos en el baño. Tienen un baño personal aquí, en la habitación. – Señaló a la izquierda una puerta. – Si necesitan algo, no duden en llamar a Aberforth, o a Anna o a mí. – Antes de salir, dijo – No te metas en problemas. – Me miró fijo. – Descansen.

Al otro día, decidimos volver a nuestra casa. Nos despedimos de Carl, de Anna y de Aberforth, y nos dirigimos a casa.

Ashley, como no sabía aún como convertirse, decidió irse por ahí. Ya encontraremos excusas para darles a los Jenner, aunque debo admitir que imaginaba la carita de desconsuelo de Stella, y me daba pena.

Pero algo me hizo detener en seco. Mi casa estaba rodeada de una cinta amarilla de policía, la puerta estaba arañada y entreabierta, y las ventanas estaban rotas.

I. Moonlight Shadow (editando 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora