No estoy sola

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No estoy sola

No podía ser cierto… ¿cómo es posible que Ashley haya estado todo el tiempo en su casa, si hace unos minutos estaba aquí conmigo? Un momento… si yo le dije a ella que vaya a tal lugar… ¿a quién se lo dije realmente? Entré en pánico cuando me di cuenta que ella sabía lo del G.E.L.A.

Miré en mi bolsillo. Tenía una tarjeta blanca, con la inscripción “Por las dudas…” La di vuelta. Al principio, no pasó nada. Pero pasados unos segundos, unas palabras iban apareciendo débilmente: pasaban del gris claro al más oscuro, para finalmente volverse negro. Ésta decía “G.E.L.A.: Grupo Especial de Lobos Armados. Si posee ésta tarjeta, no pregunte cómo ha llegado hacia usted. Está en buenas manos.” Más abajo, decía: “¿Tiene usted alguna duda, o se encuentra en peligro? Llame al 0800 222 5626 (LOBO)” Lo miré, y rápidamente marqué el número.

-          ¿Hola?

-          ¡Hola! ¿Con quién hablo?

-          Espere un momento… ¿quién habla? – era una mujer.

-          ¡Anna! ¡Soy yo, Harley! Escúchame… ¿Ashley, o alguien más ha ido al G.E.L.A. hoy?

-          Pues… - se escuchó el sonido de unas teclas – Sí. Ha venido Brandon Creeze.

-          ¿Y Ashley?

-          No, no ha venido hoy – dijo, algo aturdida. Suspiré. Entonces… ¿a quién le hablé? – Oye, ¿qué sucede? Puedes confiar en mí.

-          ¿No se puede interferir la llamada?

-          Pues claro que no. – dudé unos segundos.

-          Escuche… creo que alguien me está siguiendo. Alguien que me atemoriza sin cesar, y realmente no sé quién es.

-          Ya nos pondremos en contacto, y trataremos de verificar quién es. ¿Alguna otra consulta?

-          Pues… - mi mente estaba atiborrada de pensamientos. Preferí callarlos. – No, nada.

-          Si es así, tendré que colgarte. Tengo más llamadas en otras líneas. – esperó unos minutos, y me dijo – No te preocupes. Lo hallaremos.

-          Espero que así sea. – corté.

Volví a mirar la tarjeta, y me llevé una sorpresa: la inscripción ya no estaba. Lo di vuelta, y noté que la frase “Por las dudas…” había desaparecido también. “Quizás es para cuando realmente tengo una emergencia”, pensé.

-          ¿Qué ha sucedido? – preguntó papá. Le conté básicamente todo, todo lo que me ocurría hasta ahora. Me miró con tristeza – Sabía que algún día te pasaría esto. Eres especial, Harley – prosiguió.

-          Pero, ¿Por qué? Realmente trato de pensarlo, pero no puedo saberlo.

-          Es que no te lo imaginarías nunca.

-          Pues dime. Quiero saberlo.

-          No.

-          ¡Papá! – me cortó.

-          Vamos a casa. Tu madre está preocupada por ti.

Contuve un bufido, y fuimos derecho a casa.

Allí papá le contó más o menos lo que yo le había contado. Asentía con la cabeza cada vez que me consultaba algo, pero en realidad estaba devanándome los sesos tratando de saber quién era esa persona misteriosa. Tenía muchos culpables en mente. Traté de pensar en lo que me había sucedido hasta ahora: Magnus se me había aparecido en sueños; me revelaron que el collar que había visto cuando estaba soñando era peligroso; me había dado cuenta de que Magnus no era una sola persona, y que operaba con más gente; había conocido a Noah y a Ezra, y todavía no puedo saber si Noah es de confianza o no; tenía luego a Aberforth y a Anna, y decidí que era mejor confiar en ellos; ya no sabía si debía o no confiar en Ashley; tenía a Sam y a Carl de mi lado; mi familia está ahí cuando más lo necesito… “Bueno – pensé – No estoy sola…”.

“Andas muy pensativa.”

Me llevé un susto cuando noté que la voz había sonado en mi cabeza. Miré frenéticamente para todos lados, como desquiciada, y una voz rió.

Sólo soy yo, psicópata. Mira para arriba”.

Miré hacia arriba, y lo vi. Estaba apoyado contra las escaleras, y me miraba risueño. Era Sam. Sonreí, aliviada.

Baja, necesito hablar contigo”, le dije.

Bajó con una sonrisa, y se puso al lado mío.

-          ¿Qué te sucede? – me preguntó en voz baja, ya que papá y mamá seguían hablando.

-          Pues… ¿dónde puedo empezar? – el rió.

-          No estás pasándola muy bien. Lo escuché – dijo, señalando con la cabeza a papá. Estaba serio.

-          Tienes razón. – dije, mirando hacia abajo.

-          Escúchame – me llevó hacia la cocina, ya que estaba sentada en el sofá, mientras papá y mamá discutían en la mesa del comedor, cerca de mí. – No creas que estás sola en esto. Cuenta conmigo. Cuenta con tu familia. – prosiguió. – Pasas muy poco tiempo conmigo – sonrió.

-          Es que tengo muchas cosas en la cabeza – sonreí yo también. – Es bueno saber que no estoy sola – dije, un poco más seria. Sam y yo nos miramos por un rato largo, hasta que él rompió el silencio.

-          Oye, te quiero. No voy a dejar que nada malo te pase.

-          Gracias – dije, sonriendo abiertamente. – Yo también te quiero, Sam. – Se acercó, vacilante, y me dio un abrazo. - ¿Tienes miedo? – preguntó.

-          Sí – dije, abrazándolo aún más. – No te imaginas cuánto. Esto es un mar de confusiones, y… - me cortó.

-          Lo sé. Pero ya todo se va a arreglar.

-          Ojalá así sea. – Me separé un poco de él. Había rodeado con sus brazos mi cintura, y yo había apoyado mis brazos en los suyos. – No te alejes de mí. Aparte de mi familia, ahora eres el único en el que puedo confiar plenamente.

-          No me separaría de ti nunca, porque simplemente no quiero hacerlo. – Se acercó aún más a mí. Estábamos cada vez más cerca uno de otro… podíamos sentir nuestras respiraciones… él ladeó un poco la cabeza, hasta que….

I. Moonlight Shadow (editando 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora