No te metas en problemas.

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No te metas en problemas.

Miré estupefacta mi casa. Realmente no sabía qué había pasado. Miré las ventanas y la puerta. “Arañazos”, pensé, Respiré hondo y crucé la cinta de policía.

La puerta se abrió de un chirrido. Estaba todo apagado y sucio, y los muebles estaban desparramados por todas partes. El sol iluminaba tenuemente el piso y en los alrededores, y levantaba motas de polvo. Parecía que se había desatado una guerra allí mismo.

Lo primero en que pensé fue en el collar. Fui corriendo escaleras arriba, entré a la habitación de mis padres, y levanté el tablón. Casi me da un paro.

El collar no estaba.

La casa permanecía desierta. Intenté llamar a mi padre al teléfono, a mi madre y por último a Sam. Los dos primeros no contestaban, pero el último sí.

-          ¡Harley! ¿Dónde estás?

-          ¡En casa! – no pude evitar que mi voz sonara atemorizada y tomada. Sam lo percibió.

-          No te preocupes, ya voy. – Cortó.

Me senté en el piso, y me paré rápidamente al ver tirado al libro abierto bocabajo. Lo levanté y lo cerré, y lo puse en una bolsa que decidí quedármela yo misma.

Volví a sentarme, abrazando mis piernas. No pude evitar pensar en lo que les pudo pasar a mis padres. Tenía miedo. Comencé a sollozar.

Sam irrumpió en la habitación, me vio en el piso, me levantó y me abrazó fuertemente, lo que me hizo sollozar aún más.

-          Tengo miedo – le dije, con voz amortiguada. Me calmó, y me dijo - No te preocupes, los encontraremos. Jeremiah es fuerte, y tiene experiencia. Amy pasó por cosas peores, es inteligente. – Pasó su mano por mi pelo.

-          ¿Y el resto? – me separé un poco de él, y sequé mis lágrimas.

-          Se escondieron. Tienen a tus padres. – dijo, con voz tensa.

Enmudecí, y pregunté despacio:

-          ¿Por qué quisieran tenerlos a ellos?

Me miró con tristeza.

-          Debes volver al G.E.L.A. Al menos hasta que se regule la situación – dijo, tomándome de los brazos.

-          ¿Y dejar que suceda algo? ¿Acaso enloqueciste?

-          No te metas en problemas.

-          Ya me dijeron eso.

-          Pues tienen razón. No cometas ninguna locura.

-          Necesito hacer algo. No puedo quedarme de brazos cruzados esperando a que la situación “mejore”.

-          Harley…

-          Si crees que me voy a quedar aquí sentada sin hacer nada, te equivocas. ¡Quiero saber por qué todo el mundo quiere ese maldito libro! ¡Quiero saber por qué estoy en peligro, y por qué pongo en peligro a todo el que me rodea!

-          Escúchame…

-          ¡No, tú escúchame a mí! – grité, sacando sus manos de mis brazos bruscamente. - ¡Me cansé de que todo el mundo sepa más que yo! ¡Ya no soy una niña! ¡Tengo derecho a saberlo! Y ni tú ni nadie podrá decirme qué hacer y qué no – me fui hacia el umbral de la puerta. – Me voy a buscar a Ashley, no me persigas – lo miré fríamente y bajé las escaleras.

Qué estúpido había sido Sam para impedirme que haga algo. Necesitaba hacerlo, buscar a mi familia, encontrar el collar, enterrar ese maldito libro, traer a mi familia a casa y a Ashley a la suya, y volver a la normalidad. A como era antes. ¿Era, acaso, tan complicado?

Vi una melena rubia sentada en la plaza, con una margarita en la mano. Le estaba sacando los pétalos. Me paré atrás suyo.

-          Oye, será mejor que vayamos a ver a Aberforth. Él sabrá qué hacer con tu pequeño problema lobuno.

No contestaba. Seguía sacando pétalos, casi mecánicamente.

-          ¡Hey! ¿Me escuchas? – la di vuelta. Tenía los ojos rojos. - ¿Qué sucedió? – pregunté, atemorizada. Emitió un gemido horrible.

-          Lobos… - siseó – duele… mucho. En… mi pecho – miré en dónde me señalaba con la mano. Su pecho emanaba sangre de a montones, haciendo que ésta se le escurriera por su mano.

Antes que pueda llamar a alguien, o incluso, hacer algo, una manada de lobos nos rodearon. 

I. Moonlight Shadow (editando 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora