El último mes se pasó volando y, cuando menos lo pensaba, era el dia de nuestra graduación.
Nuestros últimos días fueron básicamente pasar el rato en los, muchos, ratos libres, que teníamos.
En ese último mes también reflexioné algo: ¿A quién se le ocurrió darle hormonas a Noah? Si normalmente era bipolar, con hormonas se había vuelto casi insoportable. En un momento estaba eufórico y al siguiente irritado, para luego ponerse a llorar de la nada, me ponía de los nervios y Derek me apoyaba. En cambio, las chicas estaban encantadas cumpliéndole todos los caprichos que pudiese tener. Y Jeremy, oh por Dios, Jeremy. El chico ni siquiera estudiaba en nuestra escuela, pero poco le faltaba para mudarse aquí durante la jornada. Estaba aquí en la mañana antes de clase, durante los recesos, durante los ratos libres, durante la salida y durante las prácticas para la ceremonia de graduación.
Pero bueno, ya me libraría de eso en unas horas.
Cuando faltaba una hora para la ceremonia decidí que era hora de bajar a reunirme con mis padres para ir al salón donde se celebraría la ocasión. Cuando terminaba de bajar la escalera una luz me cegó, al recuperar mi visión me topé con la imagen de mi madre con una cámara en las manos sonriéndome de oreja a oreja y con los ojos aguados.
– ¡Oh, Ángel! ¡Estoy tan orgullosa de ti! – exclamó al borde del llanto.
Sonreí y la abracé.
– ¡Vamos, mamá! No es razón para llorar, algún dia tenía que graduarme ¿No? – bromeé.
– No puedo creer que hoy sea tu último dia de clases, ¿No puedes volver a ser un niño pequeño?
– Bueno, creo que no querría eso aun si pudiera, después de todo, siendo un niño no puedo despertarme con resaca rodeado de gente extraña, ¿No crees?
– Espero que no estés haciendo eso ahora, jovencito – regañó ella, al menos ya no tenía lágrimas en los ojos.
– Ángel, deja en paz a tu madre –dijo mi padre a mis espaldas.
– Lo siento, solo quería animarla un poco, es algo raro que se ponga a llorar todo el dia en cuanto me ve – me giré para verlo, lucia feliz, eso era bueno.
– Bueno, eso era de esperarse, yo tampoco creí que fueses a graduarte, pero supongo que lo lograste – las bromas de mi papá eran algo pesadas.
– ¡Dominic! – mamá al rescate apareció.
– Cariño, tienes que admitir que nuestro hijo nació para ser un ser de las sombras, una criatura que no puede recibir la luz del sol sin quemarse, ¡Un vampiro! – mi papá lucia algo emocionado ante la idea de mí siendo una clase de monstruo.
Mi madre puso los ojos en blanco y nos puso en marcha antes de que llegásemos tarde a nuestro compromiso. Como no era necesario usar toga y birrete, los trajes de gala relucían entre todo el alumnado.
Al llegar me encontré a mis amigos, Maia lucía un hermoso vestido verde esmeralda que resaltaba increíblemente sus ojos, Derek debió notar eso pues no le quitaba los ojos de encima; Éste por su parte, llevaba un traje azul oscuro que gritaba elegancia por todas partes; Jessie, en cambio, llevaba un vestido sencillo de color rojo vino bastante discreto y elegante, lucia más alta y estilizada por lo que supuse que debajo debía llevar unos zapatos terriblemente altos, en serio, ¿las chicas no necesitan escaleras para subirse en uno de esos? El por qué llevan ese tipo de calzado es un misterio para mí; Noah llevaba un traje gris a juego con Jeremy, pues sus corbatas eran del color del traje del otro, nunca lo admitiría en voz alta, pero la verdad, no se veían nada mal. Por mi parte, opté por un traje negro, creo que me veía bastante bien, algo pálido, pero bien.
– Joder Ángel, te juro que me siento atraída al incesto solo por verte en ese traje.
– Hola a ti también, Jess, tú también luces genial – respondí a mí, algo pervertida, mejor amiga.
– Hola Ángel, ¿Cómo va todo? – saludó Maia, detrás de ella Derek lucia como si quisiera matarme, aunque no sé por qué se enojaba, Maia no me tocaría ni de lejos con un palo.
– Excepto por el momento sentimental con mi madre, todo va bien.
– Es normal, mis padres también lloraron un poco, mi padre tuvo que consolar a papá por un momento – comentó Maia con una sonrisa.
–Derek, bájale un poco a la mirada asesina, hombre, que no voy a acercármele a Maia –dije entre risas.
Maia giró y se encontró con su destinado muriendo de celos. Luego rió un poco y le besó la mejilla, lo que derritió por completo al chico e hizo que dejara de desear matarme. Estuvimos un rato más bromeando y haciendo el tonto hasta que el director de ceremonias indicó que el acto iba a comenzar por lo que nos fuimos todos a nuestros asientos, estudiantes delante y familiares atrás. La ceremonia inició con las palabras del director y algunos comentarios de los profesores que nos habían educado a lo largo de nuestra secundaria, luego fue el turno del discurso de la mejor estudiante de la promoción, Jessica. La chica ofreció unas palabras tan conmovedoras que se pudieron escuchar algunos sollozos entre el público, a mí también me removieron un poco sus pensamientos, no lo suficiente para llorar, pero si estuve tocado. Después de todos los discursos, llegó el momento de la entrega de diplomas. En esta parte estuve más bien distraído hasta que fue mi turno, tanto así que al decir mi nombre por poco no me doy cuenta.
– Ángel White –dijo la directora por el micrófono.
– ¡Ángel! ¡Te toca! – susurró Jessie a mi lado al tiempo que me pateaba ligeramente.
Un consejo, traten con todas sus fuerzas de que una chica no les patee mientras usan tacones, es doloroso.
Me sobresalté un poco y caminé disimulando la molestia que la, no tan suave, patada de Jessie había dejado en mi pantorrilla. Recibí el diploma, estreché la mano de la directora y profesores, me tomé una foto para el recuerdo y me devolví a mi asiento. Luego de eso, la ceremonia se volvió aún más aburrida para mí, no veía la hora de que terminase.
Al terminar el acto, todo el salón estalló en aplausos y se volvió un caos entre abrazos, lágrimas y felicitaciones. En mi caso, casi muero asfixiado por el abrazo de mi madre, después estuve a punto de perder un pulmón a costa de las "palmaditas" de mi padre, pero los perdoné porque evidentemente no podían ocultar su entusiasmo.
La escuela ofreció una recepción luego de la ceremonia para celebrar con los estudiantes y familiares el que una nueva promoción se hubiese graduado satisfactoriamente. Pero claro, combinar estudiantes eufóricos con alcohol no es buena idea. Hubo varios incidentes vergonzosos, lo gracioso es que los adultos estaban a la par del ridículo con los jóvenes, fue algo bastante gratificante de ver.
La mañana siguiente no fue tan gratificante, la resaca no es buena para nadie, especialmente para los hombres, cuya entrepierna parece despertar antes que su cerebro y causar muchas molestias, en serio, ¿que el creador del alcohol no pudo tener en cuenta ese insignificante detalle?
Desde la graduación, no dediqué mucho tiempo a ser productivo. Mis días pasaron entre salir con los chicos, salir a correr y pensar en la universidad. No voy a mentir, el asunto de ser universitario me asustaba un poco, eran tantos los comentarios que giraban alrededor de la ingeniería que habían acabado por crearme un pequeño trauma.
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Nada está escrito
Teen FictionLuego de múltiples guerras y batallas, la humanidad se redujo a un cuarto de su población original. Desesperados por su cercana extinción, los científicos se vieron en la obligación de solucionar el problema de la desaparición de la raza humana y, c...