EXTRA #1: EL DIA QUE DANTE ESTUVO "DEBAJO"

1.2K 135 64
                                    

Ángel

Me levanté aprisionado bajo las extremidades de Dante. Había pasado la noche en su apartamento y habíamos caído rendidos luego de pasar el dia al aire libre.

Me removí inquieto al sentir el llamado de mi vejiga, pero Dante era mucho más pesado que yo y se rehusaba a dejarme ir.

<<Luego soy yo el que tiene el sueño pesado>>

-Dante... -susurré.

No se inmutó. Lo empujé ligeramente, pero era un peso muerto.

-Dante, déjame salir –hablé más alto.

Murmuró algo entre sueños, pero no se movió. Suspiré y traté de salir sin molestarlo, pero afianzó su agarre a mi alrededor y me atrajo más cerca.

Habían pasado dos años y aún seguía haciendo eso cuando me alejaba de él.

-Dante...realmente necesito orinar... -gemí.

Entreabrió un ojo y sonrió, luego volvió a cerrarlos.

-No te muevas... -murmuró.

-¡Necesito ir! –insistí.

-Es una ilusión.

-¡Dante!

Soltó una risita y se alejó un momento antes de saltarme encima.

-Buenos días, Ángel –sonrió ampliamente con picardía.

-¿Cómo puedes tener tanta energía en la mañana?

-Nunca me falta energía para saltarte encima.

-Déjame ir, necesito ir al baño o la vejiga va a explotarme y será realmente asqueroso.

-¿Y si hacemos algo divertido antes?

Su rostro bajo a mi cuello, haciéndome cosquillas con su respiración.

-Yo digo que no, necesito que me sueltes ahora o voy a mojar tu cama y tú tendrás que lavar las sabanas y mi ropa interior –amenacé.

Dante se rió y me liberó. Me escapé antes de que se le ocurriera volver a hacer otra travesura. Cuando por fin descansé, aproveché para lavarme los dientes.

-¿Ángel? –llamó desde la habitación.

Me asomé con el cepillo en las manos y la boca llena de espuma.

-¿Si? –pregunté como pude, sin derramar crema en el piso.

Dejó vislumbras una sonrisa burlona que me hizo rodar los ojos.

-¿Qué quieres hacer hoy? –preguntó.

Me encogí de hombros y seguí en la tarea de mi higiene bucal.

-¿Nada especial? –insistió.

Negué con la cabeza. Entré al baño y me enjuagué la pasta de menta antes de regresar a la cama.

-No, no tengo nada en mente, ¿Por qué? –respondí.

-Bueno, me gustaría hacer algo especial contigo.

Fruncí el ceño en confusión.

-¿Me perdí de algo? ¿Hoy es tu cumpleaños? ¡Por favor dime que no me olvidé de tu cumpleaños! –exclamé con algo de terror.

Él se rió.

-No Ángel, aún faltan unas semanas para mi cumpleaños.

-Qué alivio... -suspiré-. ¿Entonces?

Nada está escritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora