EXTRA #2: LA FAMILIA WEAVER-WHITE

1.7K 146 221
                                    

MES Y MEDIO: ANGEL SE DA CUENTA

Ángel

Termino mi último trámite para la graduación con una sonrisa en el rostro. No puedo creer que dentro de dos semanas seré oficialmente un ingeniero de sonido. Aún más increíble es el hecho de que tenga una propuesta laboral siendo un recién graduado. Dios...todo parece extremadamente irreal.

Dante ha pasado su carta de renuncia y está entregando los últimos informes antes de dejar el puesto por completo. Parece emocionado por dejar de dar clases y no puedo evitar reírme de todas las veces que lo vi calificando exámenes y gruñir frustrado por las risibles respuestas que sus estudiantes colocaban en la hoja. Creo que el estrés de una oficina le suena mejor.

Salgo de mis pensamientos cuando mi teléfono vibra en mi bolsillo y, al mirar la pantalla, veo que es mi madre que me llama.

–Hola, mamá –saludó.

– ¡Hola, cariño! ¿Cómo estás?

–Saliendo de la universidad, acabo de entregar el último requisito para graduarme –contesto feliz.

– ¡Que emoción, cariño! Hay que celebrar.

–Aún es muy pronto para celebrar, ma.

– ¡Tonterías! He hecho lasagna, sin saber que tendría buenas noticias de tu parte.

– ¿Lasagna? –la boca se me hace agua.

–Sí, de hecho llamaba para invitarlos a cenar, ¿Crees que Dante pueda venir?

–Está en el apartamento muriendo de aburrimiento, creo que el ir a visitarlos va a sonarle bien.

–Puedo imaginarlo, creo que la vida perezosa no le gusta del todo.

–Está volviéndome loco. Ya hemos recolocado los muebles al menos tres veces.

La risa de mi madre resuena en el auricular y yo sonrío al oírla.

–Déjale ser, Ángel, el pobre no está acostumbrado a estarse quieto –me "regaña".

–Ya lo creo que no... –murmuro.

– ¿Cuento con ustedes para la cena?

–Mamá, cuenta conmigo siempre que hagas esa lasagna.

–Lo sé, nos vemos en un rato.

–Vale.

Ella cuelga y yo me dirijo al estacionamiento. Dante me ha prestado su camioneta para que yo pueda hacer todos los tramites mientras que él se queda leyendo, o limpiando, o haciendo lo que crea que va a entretenerlo.

Ruedo mis ojos al imaginarlo dando vueltas en la cama por la frustración de que aún le queden unas semanas más antes de recibir el nuevo empleo y enciendo el motor del vehículo, saliendo del campus de la universidad y entrando al tráfico de la ciudad. Llego al apartamento de Dante tallándome los ojos con algo de cansancio. He tenido unos días algo atareados y ya empieza a hacer mella en mí la falta de sueño.

– ¡Ya llegué! –exclamo al entrar.

– ¡En el cuarto! –responde Dante.

Me dirijo a la habitación mientras me quito la chaqueta y me encuentro a Dante rodeado de todos los libros que tiene en la repisa, analizando las portadas cuidadosamente y apilándolos en pequeñas filas.

– ¿Redecorando los estantes? –pregunto con diversión.

–Quería clasificarlos por género –responde él, sus ojos dorados brillando por la concentración.

Nada está escritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora