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Estaba todo mas qué preparado, pero aún así, con las cosas listas para ser usadas, Samanta sentía ganas de salir de allí y volver cuando todo el trabajo hubiera terminado. No es como si no estuviera segura de si misma, porque vaya que había leído del tema y escuchado las interminables clases de su profesor sobre cómo hacer un buen trabajo.

Miró el cuerpo de Jimin ya listo, con tan solo una batita blanca que lo cubría y pensó en como este parecía la fusión de un bebé y un Dios Griego. No podía despegar la vista de los muslos del pelinegro, así como tampoco podía dejar de pensar como la genética estaba en su contra porque ella jamás había podido tener tales piernas, por más que lo intentara, pero ahí estaba el chico, que tenía años sin moverse, con unas piernas bien tonificadas. Siguió viendo sus pies, gorditos y adorables, al igual que sus manitos, pequeñas y regordetas, con deditos cortos que hacían a la pelirroja gritar, pero ahí estaban sus brazos extirpando la ternura, no eran enormes mazas de músculos, pero tenían el tamaño perfecto, la forma perfecta y el grosor perfecto, vio las venas sobresalir de su antebrazo y se atrevió a tocarlas, porque si había una cosa en el mundo que podía demasiado a Samanta, aparte de Jungkook recién despierto buscando besos, eran las venas que sobresalían. Siguió por su rostro, lugar donde se encontraban los labios más envidiables que había visto, pensó en que si se veían bien ahora que el estado del chico no era el mejor, seguramente eran aún más lindos antes de que Jimin cayera en coma, miró su nariz, la cual parecía moldeada por la misma Afrodita, rió porque la imagen de Jungkook y las burlas que ella le hace a su tierno novio sobre su nariz llegaron a su mente, dirigió la vista hacia los ojos del chico sin poder evitar pensar en cómo serían, como sería su mirada, que transmitiría, tocó su cabello, miró sus orejas, recorrió con la yema de los dedos la forma del rostro de Park. Y solo pudo confirmar una cosa que ya tenía clara, Jimin era la rara mezcla entre alguien tierno y alguien sexy.

Pero ahora no era el mejor momento para ponerse a inspeccionar al pelinegro. Samanta debía hacer su tarea del día y de la mejor manera posible. La pelirroja se había preparado para esto desde que su profesor le indicó que debería empezar con los cuidados aplicados en Jimin y por eso se había pasado semanas y semanas leyendo, asistió a clases extra para tener más seguridad e incluso había practicado con Jungkook. Ella estaba lista, así que tomó la tela y la mojó, lamió sus labios y sonrió. Era hora de bañar al bello durmiente.

Tocar la piel de Park Jimin era la perfecta expresión de "suave como pompis de bebé". Sami no pudo evitar acariciar sus hombros desnudos cuando le tocó pasar el paño por esa zona. El chico de verdad tenía una linda piel, se notaba que era blanquecina con un buen toque de sol, tenía más bien un tono acaramelado que dejaría embobada a cualquier persona. A medida que trazaba líneas rectas sobre su cuerpo con el paño, no podía dejar de pensar en cómo sería Park Jimin en la vida, se preguntó cómo sería su personalidad, sus gustos, sus modismos, su estilo y pensamiento. Park tenía el aspecto de un chico tranquilo y risueño, de esos que posiblemente te cruzarías en una tarde por la calle de la mano con su pareja y no podrías evitar seguirlo con la mirada. Si, definitivamente podría apostar a que era de esos chicos.

Ya llevaba unos 20 minutos y recién había terminado de limpiar sus brazos y parte de su pecho. Hacer eso no era algo​ fácil, Samanta debía tener cuidado de que ninguna parte de su cuerpo quedase húmeda o mal secada, no se podía permitir hacer ningún mal movimiento ya que cualquier cosa podría empeorar las cosas, debía ejecutar buenos movimientos y terminar todo dejando a un Jimin limpio y en buen estado. Era estresante, vaya que si. Pero a ella le gustaba saber que estaba haciendo un bien.

Humedeció el paño y lo pasó por el abdomen del chico, no pudo evitar ver que casi perdiéndose en su parte baja había un tatuaje, quiso verlo, pero no era el momento. Secó su piel y pudo respirar con tranquilidad, la parte frontal de sus brazos y abdomen estaban listos, ahora solo le quedaban sus piernas y la parte trasera de todo lo que ya había limpiado....Si, definitivamente esa sería una larga tarde.

Coma |P. JM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora