021.

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Todo en el edificio le resultaba tan llamativo, había arte en cada rincón de la gigante estructura y ni un solo lugar que no fuera digno de admirar. Hacía poco había llegado, pero su asombro era tan enorme que no tardó el chocar con varias personas por culpa de ir en una especie de hipnosis mientras observaba todo a su alrededor. Así caminó durante unos 15 minutos, sin rumbos, sin pensar en otra cosa que no fuera la excelencia del lugar y sus aromas tan peculiares, característico de cada sector por el que pasaba. Llegó a un punto donde ni siquiera sabía en donde estaba, el caminar bajo aquel trance la había desorientado por completo.

De la nada se escuchó un campanazo que retumbó en todo el lugar, con el llegaron oleadas de chicos dirigiéndose hacia la misma dirección. Supuso allí que la exposición estaba dando comienzo. Cuando la multitud de gente se disipó, vio no tan lejos a una figura caminando mientras se tambaleaba. Alto, con camisa y pantalones blancos y unos lindos zapatos marrones, se dirigía perdido hacia una de las aulas, con un aspecto devastador y lleno de desespero, su mirada reflejaba una tristeza enorme, mientras que sus manos inquietas y notablemente temblorosas solo confirmaban que si, aquel desastre vestido de blanco era Jeon Jungkook.
La pelirroja esperó paciente y observadora hasta que el chico se metiera en un salón y cerrara la puerta, allí tomó marcha hacia la habitación y estando frente a la puerta solo pudo detenerse a pensar en que una vez allí dentro, toda la situación caería frente a los dos como un balde con agua fría en sus rostros.

De un momento a otro dejó de crear mil escenarios, solamente abrió la puerta y se metió dentro del cuarto.

Frente a la ventana, sentado sobre una mesa, con la frente sobre una de sus palmas y labios que temblaban cual niño pequeño con frío, triste y decepcionado, lloroso y agitado. Allí se encontraba Jungkook siendo todo lo opuesto a lo que había sido siempre. Estaba tan enceguecido y ensordecido por su profunda pena que no fue consciente de que alguien más estaba en ese lugar, el simplemente miraba un punto fijo en el patio mientras su cabeza no dejaba de pasarle imagenes de buenos momentos vividos con la persona que había sido prácticamente su vida entera, su antes y después en muchas cosas. Cuando al parecer se percató otra vez de que había perdido y destruido la vida que armó durante años con Samanta, se tapó la boca mientras soltó un jadeo lastimero y lleno de dolor.

Y mientras toda esa escena transcurría frente a la chica, ella solo lo veía derrumbarse junto con todos sus recuerdos con el.

-No creo que sea bueno que estés aquí después de ese campanazo.

Soltó tan de la nada la pelirroja, haciéndole ver a Jeon que ese era el verdadero momento donde su vida realmente se iba a paralizar. Giró a verla, la admiró como lo hizo la primera vez que se conocieron, tan deslumbrante como siempre, recordó que así la solía ver todos los días, totalmente única. Se odió por haberlo recordado, porque eso solo le hizo ver que en algún punto, había dejado de verla de ese modo.

Cuando las dos miradas se fijaron entre sí, el quedó enmudecido por completo, tenía su boca semi abierta, pero no era capaz de hacer o decir nada. En ese momento solo quería desaparecer.

-Perderás tu presentación. Y si lo haces, tendrás otra cosa más por la cual arrepentirte.

Advirtió la chica dando cortos pasos hacia donde se encontraba Jungkook. Se acercó al chico sin decir una sola palabra, solo observando la mirada avergonzada y arrepentida en el chico. Vio que entre sus manos había una corbata, sabía que en esos momentos el no era capaz de siquiera hacerse el nudo, así que la tomó y despacio se la acomodó.

Ninguno emitía una sola palabra, ambos sabían que estaba todo dicho, así como perdido. La comunicación, en algún punto, había desaparecido, así que en ese momento, ni el, ni ella sabían que decirse. El, por un lado, no podía ni mirarla a los ojos y a ella le dolía tanto tal contacto que tampoco insistió mucho en buscarlo.

Coma |P. JM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora