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Los gritos dentro del coche se intensificaban cada vez más mientras que la lluvia hacía casi imposible ver el camino y los truenos solo lograban que la situación empeorara.

-¡Te dije que cerraras la maldita boca, todo es tu culpa!

-¡Siempre es la misma mierda! ¡Para ti todo  es mi culpa!

-¡Eres un idiota! ¡te odio!, ¡¿escuchaste?!, ¡te odio!

-¡Lárgate y déjame si tanto me odias!

El castaño pisó con fuerza el acelerador haciendo que el auto tomara mayor impulso, apretaba fuertemente el volante, tanto así que sus nudillos estaban blancos. Todo iba mal en su vida, su trabajo era un mierda, sus horarios eran una mierda, su paga era una mierda y lo único que hacía al chico pensar que sufrir todo ese mal era soportable, también se estaba volviendo una mierda. Porque sí, su relación iba en picada hacia abajo, nada era lo mismo. Park esperaba volver a su pequeño departamento cada noche para descansar o simplemente complacer a la mujer que tenía como novia, ni el sexo era lo mismo, no entendía por qué, no entendía como es que luego de semejante acto, solo se dedicaba a salir de la cama y fumar uno que otro cigarrillo hasta que el sueño lo visitara. Jimin no entendía como era que su vida se había vuelto tan rutinaria, el solo quería vivir a base del frenesí de emociones que le brindaban sus movimientos sobre el escenario ilumnado, pero la vida parecía estarle jodiendo cada cosa que le hacía feliz.

-¡No quiero volver a ver tu asqueroso rostro nunca mas en mi vida!, ¡¿oíste?!, ¡cuando lleguemos juntaras todas tus mierdas y te iras!

Jimin respiró pesadamente, puso la mano en la palanca de cambios y aceleró una vez mas. ¿También tendría que irse de su propio departamento? Las gotas le hacían extremadamente complicado ver el camino, pero poco le importaba, el chico estaba confiado en que conocía perfectamente las calles de la cuidad. Porque sí, si lo hacía. Pero lo que Jimin no sabía era que unas horas antes un idiota pinchó su neumático y al cambiarlo lo dejó en el medio de la calle, no sabía que se encontraba a poco y nada de ese pedazo de goma. El no tenía la culpa.

-¡Baja la maldita velocidad! -el castaño la miró con todo el odio que podía sentir hacia una persona y afirmó sus manos al volante listo para doblar- ¡vas a hacer que nos estr-

Y ahí quedó el histérico aviso de su novia. Jimin sintió el golpe en la parte de abajo de su auto y como perdía el control de este al mismo tiempo que su cuerpo se llenaba de un miedo profundo, intentó controlar el coche, pero no pudo, intentó frenar, pero tampoco pudo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, escuchaba los gritos de la chica que tenía al lado y no sabía mas que hacer. ¿Ese era su final? ¿Moriría por culpa de que había sido un imprudente?

Otra vez cayó en lo mismo, en que sería su culpa, todo lo que estaba pasando era su culpa. El auto se estampó contra algo, haciendo que Jimin se moviera bruscamente de adelante hacia atrás, sintió como todo le dió vueltas al mismo tiempo que las ganas de vomitar aparecieron. Más golpes, mas gritos, más desesperación. Todo su cuerpo lo dolía inmensamente, no sentía mas nada que el horrible sabor a sangre en su boca, no había una sola parte de su cuerpo en ese momento que no estaba cortada o siendo aplastada por alguna parte rota del auto. El castaño intentó mover su cuerpo para ver como estaba su novia, pero un gran dolor en su pecho lo hizo quedar estático en su lugar, su vista era nublada y poco tiempo después, Park Jimin no vio nada más que la oscuridad misma.

El no tenía la culpa, nunca la tuvo.

Proximamente.

Coma |P. JM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora