005.

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Ojeras, esa era la palabra que mejor describía a Samanta en estos momentos. Había dormido máximo 9 horas en los últimos 7 días. Estaba de terror, su cabello parecía un nido de ratas, sus ojos eran adornados por dos grandes bolsas debajo de ellos, contando las anteriormente mencionadas ojeras exageradamente marcadas, su piel comenzaba a tornarse pálida debido a que no salía a ningún lado que no fuese al hospital y la universidad, ambos eran en horarios casi nocturnos así que la chica estaba a casi nada de proclamarse vampiro.

¿Pero qué había pasado exactamente para que ella estuviera en tal estado? Muy fácil, había tenido una semana bastante rara. Sus estudios, Jimin y tratar de atender lo mejor posible a su novio, esos habían sido los causantes de que la pelirroja pareciera un ser no desarrollado.

Para entender mejor, vamos a recapitular hacia su comienzo de semana. Ese bendito lunes que dió paso al caos para la pobre Samanta.

Que su alarma no haya sonado fue solo el principio del lío, la chica despertó gracias a la luz que entra por su ventana, la cual odia tanto pero ese día amó más que a nada. Ese día debía estar temprano en el hospital puesto que le harían a Jimin ciertas pruebas que tenía que observar, no tardó en ser una bola de nervios, gritándole a Jungkook que se despertara y buscando sus cosas, claramente lo que menos le importó ese día fue que rayos iba a ponerse, por eso se encontró corriendo las calles de su ciudad como si su vida dependería de eso con sus zapatillas de diferentes colores, un pantalón deportivo de Jungkook y un enorme buzo que encontró colgado en una de las sillas de la cocina. Era la viva imagen de un payaso de circo, pero que más daba. Claramente que con el estado físico de un anciano de 80 años que la pelirroja posee no duró mucho y a la 3 calle ya se encontraba sostenida sobre una pared intentando no escupir algún órgano, descansó varios segundos y volvió a correr, o por lo menos intentarlo ya que esos saltos descoordinados que daba no podrían llamarse "correr" ni en un millón de años.

Aunque la parte parte buena de todo eso fue que luego de varias paradas y de intentar retener su desayuno rápido dentro de su cuerpo, llegó al hospital. Malditamente tarde, pero lo hizo.

Habían pasado ya 20 minutos desde que las pruebas hacia al pelinegro habían comenzado cuando Samanta entró a la oficina del Doctor desesperada porque en el cuarto de Jimin no había nada más que la camilla vacía. Parecía una bruja con sus cabellos totalmente desordenados producto de correr con el viento viniendo de todos lados y estaba totalmente indignada de que no le hayan esperado antes de llevarse al chico.

La tuvieron unos 25 minutos esperando fuera de la sala donde se encontraba Jimin con la promesa de que ya faltaba poco y podría entrar. Puras mentiras, porque esos 25 minutos se hicieron 40 y esos 40 en una hora, tal era su estado de nervios por saber que rayos hacían allí dentro como para demorar tanto que caminaba de punta a punta del pasillo como si de un padre primerizo a la espera de buenas noticias se tratase. Sus uñas se habían convertido en su punto de descargo y es que los nervios más un trago de jugo y media tostada no eran el mejor amigo para la situación, varios minutos después un hombre de bata blanca salió de la sala haciéndola correr puesto que se encontraba en la otra punta del pasillo, miles de preguntas fueron lanzadas hacia el joven médico y este solo podía tratar de entender si se trataba de una mujer payaso o si alguno de los pacientes del piso de psiquiatría se había escapado.

-Disculpe señorita, ¿Pero usted es?

-¿Acaso importa quién soy?, Llevo aquí una hora esperando a que alguien se digne en salir para mantenerme al tanto de lo que pasa con Park.

-¿Es pariente del chico?

-No.

-¿Entonces..?

-¡Oh por todos los cielos! ¿Quiere saber quién soy? Entonces le diré quién soy. Samanta Duncan, estudiante de medicina casi graduada, futura profesional e interna encargada de quien tienen allí dentro hace una hora. Ahora... Si es usted tan amable, ¿Podría decirme que es lo que pasa?

Coma |P. JM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora