011.

3.6K 549 298
                                    

Los minutos pasaban lentos y tortuosos acompañados del silencio sepulcral en el pasillo. Samanta llegó a pensar que eran los únicos en todo el hospital.
La chica se encontraba sentada en el suelo en dirección a la puerta de la sala, esperaba con ansias poder ver cuando la luz roja dejara de brillar para que así la verde comenzara a hacerlo. Golpeaba sus uñas en el suelo en un fallido intento de que ese débil sonido aplacara cualquier intento de sus recuerdos de atacarla en ese momento.
Más en vano fueron sus intenciones de esquivar cualquier cosa relacionada a ellos, porque cuanto más los evitaba, más golpeaban su fortaleza emocional, quebrandola poco a poco. Sintió esa horrible angustia oprimirle el pecho con tal intensidad, provocándole esa desesperante sensación de ahogo que tanto odiaba. Un sudor frío en sus manos la comenzó a molestar y el ardor en su garganta le quemaba a tal punto de oprimir cualquier intento de desahogo.

No podía creer que luego de tantos años, aún no había podido dejar atrás el pánico a esa puerta que encerraba toda esperanza de volver a ver con vida a quién era ingresado por ella.

Su deseo de salir de allí había tomado casi todo su cuerpo, más ella persistía en ese lugar, no quería irse para luego cuando volviese, ninguna luz estuviera encendida y lo único que pudiese ver fueran a los médicos negar antes cualquier pregunta de un resultado positivo.

Definitivamente no le pasaría lo mismo dos veces.

Caminó de punta a punta el pasillo de la bendita sala de espera, trató de despejarse viendo por la ventana el hermoso patio del hospital y a los pacientes que eran llevados allí por unos minutos al día. Más nada calmaba a su corazón latiendo a un ritmo alarmante, todo parecía hacerse cada vez más oscuro y más silencioso, la pelirroja se sostuvo por el marco de la ventana y sintió la primer lágrima correr. Tapó su boca ahogando cualquier llanto que pudiese llegar a salir y secó con brusquedad el agua salada en su mejilla. Los sonidos se oían  huecos, y todo se había vuelto un tanto borroso. Se aferró aún más, a la vez que giraba su cabeza para ver como una enfermera salía corriendo de la sala de operaciones, la mujer pasó frente a la chica a la velocidad de la luz, pero para Samanta todo transcurría en cámara lenta. Miró el foco sobre la puerta y en este aún brillaba la luz roja, oía los llamados desde el altavoz, pero todo parecía retumbarle.

Y en un pequeño descuido, su barrera emocional fue destrozada.

Los malos recuerdos se abalanzaron con brusquedad sobre la chica, golpeándola a más no poder, dejándola inmóvil mientras los males proyectaban a una pequeña Samanta algo herida, sentada en la misma sala a la cruel espera de poder ver salir a sus padres con vida del quirófano. La angustia y la tristeza sacudían los restos de ese muro que la chica había creado para tratar de no recordar nada relacionado a eso, mientras que la desgracia convertida en fragmentos crueles del pasado lograba tomar el control absoluto de la joven haciéndola sentirse débil, sola y a la deriva, tal cual como se sintió todo el tiempo que estuvo en esos pasillos hace varios años atrás.

Los pasos que lograba escuchar a lo lejos eran como ecos rítmicos que se acercaban cada vez más hasta hacerse presentes en su campo de vista. Vio la figura borrosa de tres hombres con batas blancas y de dos enfermeras correr hacia la sala para luego perderse puertas adentro. El sonido de estas cerrándose retumbaron en la cabeza de Samanta, quien solo volvió a ver hacia el asiento que se encontraba frente a las puertas. Allí permanecía el perfecto holograma de sí misma a la inocente espera. Pensó por un segundo que la fortaleza que alguna vez pensó tener, se había roto en miles de pedazos y caído frente a sus ojos.

Así pasaron los minutos, lentos y llenos de tortura. Samanta con la imposibilidad de poder hacer algún tipo de movimiento o siquiera formular palabra alguna, viendo como su figura de 5 años permanecía inerte con la vida fija en las puertas del quirófano.

Coma |P. JM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora