008.

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En el consultorio no se escuchaba otra cosa que el sonido de la lapicera ir a gran velocidad sobre el papel y el tic tac del reloj. Samanta estaba a punto de sufrir un colapso nervioso producto de que eran las 06:07 de la mañana y ella se encontraba con apenas tres horas de sueño encima. Su superior la había llamado a las 05:25 pidiendo si podía presentarse cuanto antes en el hospital haciendo que la pelirroja saltara de la cama ni bien escuchó el pedido.

Se le comenzaban a hacer costumbre las situaciones donde ella se encontraba en total ridículo con pintas de demente en las instalaciones pero le daba igual.

Había llegado al hospital 20 minutos después del llamado y desde entonces su profesor la tenía sentada viendo como el escribía en una planilla enorme vaya a saber uno que cosa. La mente de Sami divagaba en miles de cosas, esos últimos días no habían sido los mejores y el silencio del lugar definitivamente no le ayudaba en nada a intentar no pensar en ello. Automáticamente la situación de esa misma madrugada le llegó a la cabeza, recordó haber estado casi una hora esperando a que Jeon entrara al cuarto y se acostara a su lado, pero una vez más, como había estado haciendo desde el día del casi accidente, no lo hizo. Jeon iba a dormir mucho tiempo después de que ella se acostara, Samanta sentía perfectamente el peso de su novio todas las madrugadas y la lejanía que el imponía, más no decía nada, simplemente se dedicaba a esperar que el chico se durmiera así ella podía acerca su espalda a la de Jeon y así sentirlo un poco más cerca.
Jungkook había estado distante con ella y la pelirroja no entendía por qué, más de una vez quiso entablar conversación con el, pero el rubio de una forma u otra terminaba esquivando la situación y se metía en el cuarto donde tenía su lugar de ensayo. Más de una vez dejó a Sami con las palabras en la boca y una linda mirada de la puerta blanca.

Todo eso le daba vueltas en la cabeza de la pequeña pelirroja haciéndole angustiar y confundir al máximo. Ella de verdad quería saber que rayos le pasaba a Jeon, el nunca se comportaba así, jamás. Quería ayudarlo y consolarlo si la situación lo demandaba, pero el rubio estaba tan cerrado con ella que le impedía la comunicación a toda costa.

El sello que colocó su superior sobre el blanco papel fue lo que sacó a Samanta de su laguna mental y la hizo prestarle atención al anciano de bata blanca.

—Necesito que vayas a la habitación de Jimin y dejes estos papeles sobre la pequeña mesa, más tarde uno de los especialistas va a pasar a controlar algunas cosas y quiero que lea este informe y lo mande. También quiero que revises por completo a Jimin, desde su aspecto, su aseo, cada cable y suero. Asegúrate de que el chico esté en perfecto estado.

—¿Va a pasar algo?

—Me sorprende que no lo sepas Duncan, y tú qué tanto cariño le tienes al chico.

—Deje de burlarse y dígame qué pasa.

—Hoy, mi querida desastrosa, es el cumpleaños número 25 de tu bello durmiente y el día donde se hacen 5 años de su estado en coma, cada año sus padres avisan que posiblemente vendrán, por eso tratamos de que Jimin esté de la manera más presentable, tristemente son solo avisos, desde hace 4 años nadie viene a verlo a excepción de una chica, pero jamás vino para su cumpleaños y tampoco es muy frecuente con las visitas.

—Así que hoy es su cumpleaños... ¡Y usted recién me lo dice!

El grito de Samanta sobresaltó a su superior haciendo que el anciano casi se atragantara con su propia saliva.

—Vas a matarme antes de tiempo....

—No exagere Doc.. ¡Bien! Por lo que veo, los últimos cumpleaños de mi pobre Jimin fueron un asco, así que voy a hacer de este uno genial. —La pelirroja se paró y fue hacia la puerta.— será sin duda su mejor cumpleaños.

Coma |P. JM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora