Coma |P. JM|

02.000

El piso casi helado del departamento no era problema para Sami, por naturaleza sus pies no gozaban nunca de calor corporal, entonces caminar por el pasillo cada fría mañana en el crudo invierno era para ella lo más normal de la existencia. Y por otro lado estaba Leo, la persona que más sufría esta gélida estación, sentado al lado de la estufa, con los piel sobre la silla, siendo estos cubiertos por dos pares de medias y  sobre el una manta de lana de oveja que su madre le había mandado antes de que el frío azote el lugar. Sami entró a la cocina de pijama y una fina bata, que según su amigo no podía ver sin que esta le causara más frío, descalza y con medio abdomen al aire producto de los estiramientos matutinos de la pelirroja recién levantada.

-¡Por la grandísima mierda! -exclamó el chico cuya cara únicamente era visible bajo la manta- ponte unas chancletas mínimamente. ¿Cómo es que no te estás congelando? Moriré de frío si sigo viéndote, joder.

-Entonces no me veas, genio. Y no, no me estoy congelando porque estás con la calefacción de todo el departamento a tope, aquí dentro parece un maldito sauna. ¿Ves esto? -sami subió sus brazos mostrando las manchas de sudor en sus axilas- anoche parecía un maldito vegetal en una olla hirviendo.

-¿Quien coño suda como un puerco en invierno? ¿Tan caliente estás?

-Alguien cuyo lado de la cama queda a pocos metros de la entrada al infierno a.k.a la calefacción. Y si, también estoy caliente, no tengo sexo desde hace dos años, ya no recuerdo la forma de los penes.

Leo rió sobre tu enorme taza de café con leche haciendo que su contenido cayera sobre la mesa en forma de pequeñas gotitas por las cuales maldijo ya que justo esa mañana había puesto su mantel exageradamente blanco, lo miró queriendo morir y de nuevo a quien tenía en frente. Perdida en su desayuno, moviendo las tostadas con el cuchillo de untar de un lugar a otro en su plato, como si eso fuera lo más entretenido del universo, la chica se debatía internamente sobre el medio millón de cosas que tenía que arreglar en su vida, no sabiendo en lo absoluto por cual empezar. Se tiró sobre la mesa y bufó largando toda la frustración contenida.

-Bueno creo que hasta mis ancestros entendieron que no sabes que coño hacer con tu vida.

-De casualidad ¿no les puedes prender una vela y preguntarles que mierda debería hacer?

-Claro tía, ahora mismo comienzo una sesión de espiritismo para ver si mi tía abuela Matilde te puede arreglar la vida. Por la mierda, si lo que tienes que hacer está más que claro. Primero que nada, ponerte una puta ropa encima porque de verdad que me causas escalofríos. Segundo, dejar de decirle al jefe del hospital que aún sigues en tu ciudad y que no sabes cuándo volverás, dime QUIEN MIERDA le dice que no a un puesto de trabajo tantas veces seguidas y aún así se lo vuelven a ofrecer, de verdad que quiero golpearte. Tercero, dejar ir de una vez al hijo de puta de Jeon. Cuarto, buscar un departamento y si los planetas se alinean, a un hombre que te satisfaga antes de que tu coño se petrifique. Quinto, dejar ir al hijo de puta de Jeon. Sexto, dejar ir al hijo de puta de Jeon. Séptimo, d-

-Déjame adivinar, ¿dejar ir hijo de puta de Jeon?

-¿Qué comes que adivinas?

-No puedo simplemente arrancar y desechar a la persona que fue durante años mi más fiel amigo y luego pareja, sabes. Hay muchísima historia de trasfondo y aunque quisiera borrar mis recuerdos con el, siguen estando otros de otros momentos de mi vida donde ¡Sorpresa! También está el metido. Básicamente debería resetear mi cabeza.

-Ningún ser con dos dedos de frente te pediría que lo olvides, joder. No hay que ser muy inteligente para saber que eso es básicamente imposible, a menos que te estrelles la cabeza contra algo y tengas amnesia, de lo contrario, tus recuerdos seguirán en alguna parte de ti. Cuando te digo que lo dejes ir, me refiero a que hagas frente a todos esos recuerdos y no dejes que ellos te tiren durante dos años en tu cama, luego tres meses más en el departamento de tu amigo, o que rechaces puestos de trabajo. Hay una vida afuera, te lo recuerdo por si en algún tramo decidiste ignorar ese hecho y simplemente dejarte estar. Vida que puedo apostar hasta a mis preciados huevos, Jeon ahora está viviendo en quien sabe donde, haciendo quien sabe que.