Comienzo

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Estaban en último año de escuela y todo indicaba que las dos parejas más populares tendrían que terminar. Sin embargo, no sería por irse a estudiar a distintas universidades y ciudades. La verdadera razón era que Alec y Magnus se estaban besando en las duchas del gimnasio.

Pero, ¿cómo habían llegado a eso?

Todo había empezado hace un par de semanas.

~

Alec descansaba sobre una cama de mantas rosadas y estampados de flores. No, por si lo estaban pensando, no era su cama. Era la de su novia, Lydia. Ésta se encontraba frente a su armario, en ropa interior, no logrando encontrar algo adecuado que ponerse para la cita.

–Lydia, estoy aquí, viéndote cambiarte –dijo Alec, aburrido.

–Sí sé –se volteó a mirarlo–. Somos novios, no sé por qué te sorprendes.

–Por eso mismo –señaló, sentándose–. Está bien, es una cita doble, pero ¿a quién quieres impresionar tanto? ¿A lo demás o a mí?

Sonriendo, Lydia se acercó a su novio. Éste se veía demasiado adorable en esa faceta de celos.

–A ti, por supuesto –lo abrazó por el cuello y lo besó–. Pero ya sabes cómo es Camille. Si no voy despampanante, se reirá de mí y no parará de decir, toda la semana, que ella se veía mejor que yo.

–A veces me pregunto qué clase de amigas son ustedes –suspiró girando los ojos–. Ya, ya. Te verás hermosa con cualquier cosa que te pongas. Vístete que ya vamos tarde.

Con un quejido, Lydia volvió a su armario.

–El vestido verde se te vería bien –aconsejó Alec, como quien no quiere la cosa.

–¿Y tú desde cuando sabes de moda? –lo miró sorprendida.

–Mi hermana dijo el otro día que envidiaba tu tono de cabello porque lucías mejor los colores como ese –se encogió de hombros.

Dejando el tema de lado, Lydia hizo caso a su novio y se colocó el vestido verde pistacho. No era lo que se utilizaría para un evento de gala, pero sólo irían a cenar y luego a bailar a cualquier antro de por ahí.

–Magnus se consiguió las identificaciones falsas –dijo Alec, con una sonrisa, mientras ayudaba a su novia a subir el cierre de su vestido, que quedaba en la espalda–. Estás muy guapa –dijo abrazándola desde atrás.

–Gracias –dijo viéndose en el reflejo de cuerpo completo.

–¿Qué te parece si mejor nos quedamos aquí, solos, los dos? –besó su cuello–. Tus padres no están.

–¿Bromeas? –preguntó volteándose a verlo–. Es mi oportunidad perfecta para salir, sin que me regañen por la hora... o por el simple hecho de salir. Además, tú bien sabes que yo...

–Lo sé –le sonrió, intentando quitarle importancia al tema–. Te prometí que te esperaría hasta–

–El matrimonio –interrumpió, escapándose para colocarse sus tacones.

–¿Matrimonio? –exclamó anonadado–. ¿No era hasta que cumpliéramos los 18 y termináramos la escuela?

–Exacto –sonrió ya lista, y antes de que Alec pudiera reclamar cualquier cosa, dijo–: Y ahora vámonos, se nos hará tarde, y el taxi ya debe estar esperando afuera.

~

Cuando llegaron al restaurant, Magnus y Camille ya los estaban esperando.

Bottoms Up! | Malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora