El inicio de una pandilla

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Aquel lunes Alec volvía a trabajar en la cafetería, pero primero tenía que sobrevivir a un día completo de escuela.

Cuando despertó, supo que el día sería una locura. Además de volver a trabajar, Jonathan volvería a clases luego de estar suspendido dos semanas. ¡Tenía tanto que contarle! Aunque tal vez debería estar preocupado por la integridad física de su hermano menor... Sí, tendría que poner ciertos límites al instinto asesino–sobreprotector de su mejor amigo como hermano mayor.

Fue una sensación maravillosa poder bañarse y vestirse por su propia cuenta, así que cuando bajó a desayunar, lo hizo con una gran sonrisa.

–Buenos días, hijo –saludó su padre, quien ya estaba listo para irse–. Ya me despedí de tus hermanos.

Alec recibió en beso en la mejilla de despedida y, como una ráfaga de viento, su madre hizo lo mismo en la otra. Ella también tenía que irse ya al supermercado donde trabajaba.

Entrando a la cocina, se encontró con sus tres hermanos menores. Max comía somnoliento un bol con leche y cereal, Isabelle servía unos vasos de jugo y Jace hacía panes tostados con la cara larga.

–Max, ¿seguro sólo quieres leche y cereal? –preguntó Isabelle al menor–. Oh, hola Alec.

–Hola –sonrió hacia sus hermanos.

–Sólo quiero cereal –contestó Max–. Es mi cereal favorito. Los papás al fin me lo compraron porque saqué una buena nota en matemáticas. Debo aprovechar.

Alec desordenó el cabello de su hermano y lo felicitó por su buena calificación.

–¿Y a Jace qué le pasa? –preguntó a Isabelle.

–Ni idea –contestaron Isabelle y Max al unísono.

Por su lado, Jace colocó los panes sobre un plato en la mesa. Alec e Isabelle atacaron de inmediato, dejando una porción para el cocinero adolescente.

–Ahora nos dirás qué te pasa –ordenó Isabelle, comiendo tranquila. Recién iban a ser las siete de la mañana y tenían aún hasta las ocho para llegar a la escuela.

–Sucede que hoy va a ser el peor día de la historia –se quejó Jace.

El resto se quedó en silencio, esperando que el rubio siguiera.

–Para empezar el psicópata de tu mejor amigo –miró a Alec– vuelve a clases, por ello Clary no quiere que hablemos en la escuela (para "protegerme"), y ahora tendremos que volver a ir a la escuela en micro, porque ya no tienes los vendajes y Magnus no vendrá por nosotros.

Alec se sorprendió al darse cuenta de lo último. Ahora que no estaba lesionado, Magnus no tendría por qué ir por él... ni tampoco había dicho que lo iría a buscar. De hecho, no veía a Magnus desde el viernes y el fin de semana apenas habían intercambiado unos mensajes.

Recordó la imagen de Magnus viéndose completamente afectado de verlo ser cariñoso con Lydia en el hospital. "Iré a buscar un café a la máquina", eso había sido lo último que había escuchado de Magnus, antes de tener que desaparecer por supuestos asuntos de la empresa de su padre.

~

Los hermanos Lightwood ya iban a medio camino en la micro hacia la escuela del menor de ellos, cuando Alec recibió una llamada.

Era Magnus.

–Demasiado tarde, ya nos fuimos –se quejó Jace.

–Calla, que no su trabajo hacernos de chofer –lo regañó Alec.

Bottoms Up! | Malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora