Casita del Árbol

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–¡Explícame otra vez cómo es eso de que la tía Maryse aprobó a Magnus como tu novio! –reía Jonathan.

–¡Baja la voz! –chilló Alec, aunque era innecesario. La bulla era tanta, que apenas se escuchaban entre ellos.

Eran pasadas las once de la noche y Magnus, Alec, Tessa y Jonathan estaban disfrutando de la fiesta en la gran casa de Meliorn. Con los niveles en los que estaba la música y la cantidad de gente que había, cualquiera creería que el adolescente estaba aprovechando que sus padres no estaban para hacer un evento como el que acontecía, pero los adultos sí que estaban.

Era un interesante dato que el padre de Meliorn fuese un reconocido DJ local y su madre una barwoman profesional.

–Me sorprende que Meliorn sea tan cuerdo con unos padres como esos –había soltado Tessa, apenas llegaron. Magnus y Alec habían pasado por Jonathan y luego por ella para ir a la fiesta.

En esos momentos, Magnus y Tessa habían ido a la barra donde la madre de Meliorn se lucía preparando tragos complicados y muy bien elaborados para todos los jóvenes que había, sin importar si eran mayores de edad o no.

–No es como que mi madre lo haya aprobado como novio... –suspiró Alec–, mejor dicho, es que le gustaría que Lydia fuera como él.

–Magnus no es santo de mi devoción, pero apoyo la moción –asintió Jonathan.

–¿Qué, ahora me dirás que tampoco te gusta Lydia para mí? –bufó.

–No es eso. De hecho siempre te he encontrado afortunado por conseguir que una chica como ella aceptase salir contigo, por muy estirada que sea a veces. Lo que digo es que... sí, te veo más feliz cuando estás con Magnus que con ella.

–Oh...

–Sin embargo –señaló Jonathan–, soy lo más imparcial que puedo. Si bien te veo más feliz con Magnus, puede deberse a que es algo más nuevo, a escondidas, excitante.

–Magnus no es un "juguete nuevo" para mí, si es lo que tratas de decir –reclamó Alec.

–¿Y tú para él? –preguntó quitando el pañuelo que rodeaba el cuello de Alec, dejando a la vista la marca dejada por Magnus.

Enojado, Alec le quitó el pañuelo y se lo volvió a colocar.

–Sólo intento protegerte –dijo Jonathan, calmado.

–Sí, bueno. Yo sé lo que hago –contestó Alec, seco, y decidió ir al patio trasero a tomar aire. El sitio estaba casi vacío producto del frío de la noche.

Sabía que Jonathan nunca le decía cosas con mala intención, quizás sí al resto del mundo, pero no a él. No obstante, un miedo había nacido en él cuando su mejor amigo había expuesto la posibilidad de que Magnus no lo quisiese en serio o que sólo estaba experimentando con él.

Un mensaje llegó a su celular. Era de Magnus.

«¿Dónde estás?»

Claro. Había salido de la casa, escapando, sin decirle a nadie. Jonathan no lo había seguido, pero era esperable; el rubio era de las personas que respetaba el espacio que necesitaban los demás, no forzaba conversaciones y, definitivamente, no tenía en sus planes pelear con su único y mejor amigo.

Alec suspiró, deprimido. No tendría que haber sido tan duro con Jonathan, después de todo, él sólo buscaba protegerlo.

«Estoy en el jardín trasero. Te espero en la casita del árbol»

Bottoms Up! | Malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora