Cara a Cara (Final)

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Su garganta parecía haberse cerrado, sus manos temblaban y su corazón latía como loco. Luego de leer el mensaje de Magnus, pasó a leer los que le habían enviado los demás:

«Alec, la perra de Camille atacó», perteneciente a Jonathan.

«¿Dónde estás? ¿Quieres que vaya a buscarte?», de Tessa, siempre tan maternal.

«Hermano, ¡hay fotos tuyas y de Magnus por todos lados!», de Isabelle.

«¿Mi cuñado es rico?», de Jace, cosa que lo hizo sonreír —al fin—, un poco.

Finalmente, volvió a leer el mensaje que le había enviado Magnus «Camille publicó fotos nuestras por todos lados. Ahora toda la escuela lo sabe. Debemos huir de aquí» y simplemente le contestó un rotundo «No».

—Alec, ¿qué está pasando? —preguntó Lydia, preocupada.

—Tenías razón, Camille fue contra mí y Magnus —suspiró Alec, mientras otro mensaje de Magnus le llegaba: «Qué estás pensando? Alexander, no cometas ninguna tontería». Sin contestar, guardó el celular en el bolsillo de su pantalón—. Publicó fotos mías con Magnus, vete a saber tú cómo las consiguió.

—Oh, no... —susurró cubriendo su boca con las manos—. ¿Qué harás?

—Si quieres saberlo, tendrás que seguirme —sonrió Alec, comenzando a bajar las escaleras. Lydia lo siguió con pasos veloces.

A cada paso que daban, alguien se les quedaba mirando; sus hermanos y amigos no habían exagerado cuando decían que las fotos de él y Magnus sí estaban por todos lados. Intentó ignorar el hecho de que ninguna de las fotos había sido tomada por él o bajo su consentimiento, lo que quería decir que Camille había contratado a alguien para que los siguiera durante un tiempo.

Nunca le había gustado ser observado, pero tal vez estaba siendo presa de la adrenalina, porque ahora nada parecía importarle. Al menos, hasta que Meliorn se apareció en su camino.

—Tú, ¡cómo te atreves a engañar a Lydia! —se acercó furioso, pero la chica lo detuvo de inmediato.

—Ahora no —negó Lydia, tomándolo de la mano—. Ven con nosotros.

—De acuerdo... —respondió manso, caminando junto a Lydia, ambos siguiendo fielmente a Alec—. Uh... no soy el único al que esta situación le parece bizarra, ¿no? Digo, los tres... caminando juntos... en camino a...

—Encarar a Camille —contestó Alec, sin detener sus pasos.

A encarar a Camille —repitió Meliorn, procesando la situación—. Y, bueno, aprovechando la oportunidad, ya que caminamos hacia nuestra muerte, creo que es un buen momento de pedirte disculpas, Alec, no sólo por lo que pasó entre Lydia y yo, sino por molestarte por teléfono con mis mensajes y llamadas anónimas.

—¡Fuiste tú! —se detuvo al fin Alec, girándose para ver al chico—. Pero... ¿sabías lo mío con Magnus?

—¡No! —exclamó extrañado—. Cuando decía que tu relación con Lydia estaba basada en mentiras, me refería a lo mío con ella. No tenía idea de que tú eras peor.

—¡Meliorn! —regañó Lydia.

—Uh, da igual —suspiró Alec—. Debemos seguir.

Retomando su caminata, pronto se vieron entrando a la cafetería.

—Ahí está —señaló Meliorn—. Alec, ¿de verdad va a hacer- Okay, sí va —suspiró viendo cómo el chico se acercaba a la mesa donde Camille se encontraba almorzando, junto a un grupo de porristas.

Bottoms Up! | Malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora