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↠ Phoebe 

—Entonces después, la bala me atravesó la pierna y mis compañeros estaban volando las cabezas de todos esos Nazis.

El señor Young no parecía estar enfermo en lo absoluto, tal vez me enteraba solo cuando comenzaba a toser frenéticamente y debía de detener sus relatos sobre las batallas que vivió en la segunda guerra.

—Muy bien, Wallace. Hora de tus medicamentos.

—Por ti me bebería el río Nilo de ser necesario. —le respondió a su enfermera, que solo rodó sus ojos y le dijo que si a todo lo que él le decía.

—Discúlpalo... hoy parece demasiado animado. Supongo que conocerte lo ha alegrado bastante. —Me dijo Blake, dándome una lata de gaseosa, la cual tomé con gusto.

—Gracias, y no te disculpes por nada. La que lo ha disfrutado he sido yo. Tu abuelo es un encanto.

—Me temo que demasiado. La pobre de Ashley aún no entiendo como hace para tratarlo todos los días. —Supe de inmediato que se refería a la enfermera. —Pero también me alegra que esté tan animado. Hace unos días vine y estaba bastante decaído.

— ¿Qué es lo que tiene? Me dijiste que estaba terminal y yo lo veo mejor que yo.

—Demencia, padece de alucinaciones, algunas secuelas de la guerra. Además sus pulmones están destrozados por tanto fumar, es un milagro que el cáncer aun no lo haya matado. Pierde la memoria constantemente, en ocasiones, como hoy, te puede contar todas las historias que quiera pero luego llega en un punto en el que a duras penas sabe como se llama.

— ¡Oye niño! dile a esa niña linda con la que hablas que se acerque y así podré seguir contándole mis aventuras... —el abuelo de Blake había vuelto con la enfermera que tiraba de su silla de ruedas.

—Aún tiene veinte minutos antes de que le demos su cena. —le informó la enfermera a Blake y el asintió tomando el mando de la silla.

El señor Young parecía demasiado lucido como para padecer demencia, aunque podía ver que en ocasiones se le dificultaba recordar algunas cosas simples como arma, silla, casco... incluso el nombre de Blake. No lo mencionó en todo el rato que estuvimos con él, solo le decía niño.

—Hora de irnos, Wallace. —La enfermera reapareció y lo llevó hasta el comedor.

Había sido una experiencia interesante, era un hombre interesante y el hecho de que Blake lo cuidase tanto me conmovía.

—Gracias por venir, lo ha animado bastante. No suele recibir muchas visitas además de las mías.

—No ha sido nada, de hecho me gustaría venir más seguido si eso no te molesta. —Le informé educadamente.

— ¿Segura? —asentí ante de que él pudiese seguir diciendo algo —, en ese caso creo que él estará más que feliz.

Blake me dejó en la entrada de mi casa. Me había ofrecido ir a comer algo, no era tan tarde pero el hambre estaba presente. Aunque yo sabia que adentrarnos en medio de la ciudad en plena hora pico, iba a ser todo un reto. Le dije que me estaban esperando en casa y que aceptaría su oferta en otro momento.

Blake aparcó frente a la entrada principal de nuestra propiedad y apagó el motor.

—Gracias por acompañarme. Nunca nadie había ido conmigo antes.

—No tienes que agradecerme nada. Ha sido un gusto, de verdad.

Se despidió de mi dentro del auto, besó mi mejilla y yo salí rápidamente. Me daba algo de intriga ver que no quería salir, ni siquiera mostrarse por ahí. En el momento justo en que cerré la puerta, encendió el auto y lo vi alejarse por la calle a una velocidad que no era exactamente rápida, pero tampoco era muy lenta que digamos.

Blake me había dicho hace un tiempo atrás que él y mi hermano no se llevaban muy bien, pero ¿por qué? Theo siempre me había parecido un chico bueno que suele agradarle a todos. Si, era un sabelotodo insoportable en ocasiones pero era bueno y muy buen amigo. ¿Por qué no le agradaría a alguien?

—Hola, Johnny —le dije al oficial de seguridad en turno que estaba en la caseta de la entrada principal de nuestra propiedad —, ¿cómo has estado?

—Buenas tarde señorita Phoebe. Muy bien ¿qué tal su día?

Me quedé pensando mi respuesta. Mi día había sido de todo menos aburrido.

—Inusual, pero agradable. —Respondí mientras él abría el portón principal para que yo entrase. — ¿Mis padres han llegado?

—Theo salió unos minutos antes de que usted llegara, y su madre llegó hace un par de horas. Su padre aún no llega, pero supongo que estará aquí dentro de poco.

—Gracias, Buenas Noches. —le dije mientras caminaba hasta mi casa.

Siempre me había gustado que nuestra casa estuviese al lado de la de los Mason, la cual estaba con todas sus luces apagadas.

Entré a mi casa dejando mis cosas en medio del pasillo principal. Se podía sentir el olor a comida que emanaba desde la cocina y eso hizo que mi apetito se abriese mucho más de lo que ya estaba.

Caminé hasta la cocina y encontré a Penélope —nuestra chef— y a Marlee hablando y riendo.

—Hola —dije al entrar.

Ellas me notaron y sonrieron.

—Hola, Phoe. ¿Cuando llegaste?

—Acabo —dije acercándome —, eso huele delicioso Penny. —Penélope sonrió y me invitó a acercarme a su zona de trabajo. Me tendió una cucharada de lo que estaba preparando y la probé con gusto. —Exquisito, ¿cómo lo haces?

—Se llama práctica —me dijo Marlee mientras colocaba la mesa para la cena.

— ¿De casualidad no sabes a donde fue mi hermano? Johnny me dijo que salió antes de que yo llegara.

—No lo sé, pero se veía algo molesto. Creo que discutió algo con tu madre.

—Iré a verla.

Me fui directo hasta su oficina que tenía las luces encendidas, y la encontré ahí frente a su computadora.

— ¿Puedo pasar? —pregunté antes de abrir la puerta por completo.

—Claro —dijo sin dejar de mirar la pantalla. Cuando me acerqué por completo entonces colocó su mirada en mi. — ¿Dónde estabas? Theo me dijo que te fuiste antes sin él.

—Acompañé a un amigo a visitar a su abuelo. Esta enfermo y quería acompañarlo. —Ella me observó de una manera menos intensa y sonrió satisfecha con mi respuesta. —Mamá, ¿ha pasado algo con Theo? Marlee me dijo que los escuchó discutiendo.

Ella suspiró y se quitó sus lentes para frotar el puente de su nariz con sus dedos, de forma agotada.

—Solo un malentendido. No te preocupes por eso.

No era normal que Theo discutiera con mamá, en realidad, él nunca discutía con mamá por nada.

Desde que volvimos de Monaco, Theo ha estado muy extraño. Parece nervioso siempre y se asusta con facilidad por cualquier cosa. Incluso creo que está paranoico pero no entiendo porqué. Debería de estar feliz y estresado, pero no paranoico, él siempre fue el que todo lo tenia bajo control, nada se salía de sus sistema, nada parecía agobiarlo.

¿Por qué, entonces, actuaba así?

Schlesinger [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora