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↠ Theo ↞

— ¿Qué haces aquí afuera? —fue lo primero que pregunté.

No entendía porqué tenía que haber tanto misterio. ¿Cuál era la necesidad de hacer que mi corazón se acelerara tanto y no específicamente por una buena razón?

—Necesitaba verte sin tantas distracciones.

—Te escucho. —dije, acercándome a ella.

Ambos tomamos asiento en el borde de la fuente detrás de nosotros. Ella parecía intranquila, temblaba y estaba seguro de que bajo el abrigo sus manos estaban haciendo puños. Siempre lo hacía cuando estaba nerviosa.

—Quiero pedirte una disculpa.

— ¿Por qué? No has hecho nada...

—Lo he hecho, y también me quiero disculpar por haberte lastimado hace tanto tiempo. No merecías que te dijera lo que dije y micho menos que te tratara de la forma en la que lo hice. Cuando me fui, no fue precisamente por una elección mía, pero eso es algo de lo que no tengo permitido hablar, Theo, y quiero que me perdones también por eso.

No entendí mucho de lo que me dijo. Sabia que algo sucedía con ella, desde el momento en que se fue sin decir nada lo supe, pero nunca pensé que fuese algo tan serio como lo pintaba.

—Al menos dime que estás bien, por favor. Estaré más tranquilo sabiendo que te encuentras bien, en todos los sentidos de la palabra.

Ella solo sonrió, se acercó mucho a más a mi y deposito un dulce beso sobre mi mejilla.

Disfruté cada segundo, cada roce y cada sensación. La miré a los ojos y pude notar miedo en ellos.

Ella tenía miedo por algo que me estaba ocultando, y eso me estaba destruyendo.

—Me debes una cita —dijo, después de unos cuantos minutos de silencio.

— ¿Cómo? —pregunté quiero saber a que se refería. Ella reía disimuladamente y colocó su cabeza sobre mi hombro entrelazando nuestros brazos en el acto. — ¿Una cita?

—Gané tu subasta. Me debes una cita. —dijo sin mirarme como si fuese lo más natural del mundo.

Automáticamente me moví hasta quedar completamente de frente a ella. Eso explicaba lo que había dicho Phoebe antes de que viniese corriendo hasta aquí.

Reí, viendo como su cara cambiaba a una confundida.

—No tenías que gastar cuarenta mil dólares, si querías una cita solo tenias que pedirla, sabes que jamas te podría negar algo.

Ella me miraba tranquilamente, pero sus ojos me seguían diciendo que algo estaba mal.

—Te salvé de esa loca maniática que te acosa siempre, me debes más que una cita. Además irá a una buena causa... no era dinero que me gustase tener, de todos modos.

— ¿De qué hablas?

—Era justamente de eso lo que quería hablarte. En Boston yo...

No terminó la frase, solo miraba hacia todas partes, asegurándose de que nadie la estuviese escuchando. Parecía asegurarse de que nadie nos estuviese espiando.

»Tengo un trabajo del que no me enorgullezco en lo absoluto.

En ese mismo segundo, miles de cosas espantosas comenzaron a atravesar mi cabeza. No estaba del todo seguro si quería o no saber a que se refería, para ser honesto, me espantaba.

— ¿Sophie? ¿Qué haces aquí...? ¡Theo!

Ambos nos levantamos de nuestro asiento de mármol y observamos a Garrick junto con uno de los hombres que trabajaba para él. Pude notar a Sophie palidecer antes de adquirir un semblante serio y neutral, como si no sintiese absolutamente nada.

Schlesinger [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora